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7 claves para entender la reforma sanitaria de Obama

La reforma sanitaria impulsada por la administración Obama es la gran apuesta transformadora y social de su mandato. Desgranamos sus claves.

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29
junio
2015

Estados Unidos ha sellado en su calendario otra fecha para la historia. La reforma sanitaria impulsada por la administración Obama es la gran apuesta transformadora y social de su mandato, un legado que refuerza los cimientos del Estado del Bienestar norteamericano y cuyo fin último es que todos los ciudadanos tengan un seguro médico. La reforma –que los republicanos han usado como una ampliación del campo de batalla ideológico y electoral– acaba de resucitar gracias al aval del Tribunal Supremo. Desgranamos las claves de esa gran reforma que los medios han bautizado como el Obamacare.

1. Antecedentes

En los años 20, Theodore Roosevelt planteó la necesidad de crear un Seguro Nacional de Salud. Más adelante Franklin D. Roosevelt quiso impulsar  un programa de seguros de salud en 1934, durante la época de depresión. Truman, Carter o Clinton también hicieron avances en esta materia, aprobando programas como Medicare o Medicaid. Los republicanos también han propuesto medidas, aunque menos progresistas. Ronald Reagan, por ejemplo, sugirió limitar las desgravaciones fiscales por gastos médicos para intentar presionar los precios de los seguros a la baja.

2. El plan de Obama

En las elecciones de 2008 a la presidencia de EEUU, los dos principales candidatos demócratas –Barack Obama y Hillary Clinton– tenían en sus programas propuestas para abastecer a los casi 50 millones de personas que no tenían seguro médico en ese momento. Cuando Obama llegó a la Casa Blanca comenzaron las sesiones de debate en el Congreso y el Senado, que terminarían con la aprobación de la  Affordable Health Care for America Act por la Cámara de Representantes el 7 de noviembre de 2009, y por el Senado el 24 de diciembre de ese mismo año. Finalmente, el 23 de marzo de 2010 sería ratificada de manera total para todo el país.

3. Obamacare

La Ley de Cuidados Accesibles contiene más de mil folios y su objetivo es que todos los ciudadanos americanos tengan un seguro médico. Las aseguradoras están obligadas a suministrar cobertura médica a cualquier persona y no pueden imponer pólizas más altas ni negar el servicio, como algunas hacían hasta ahora, a personas con enfermedades. Eso sí, todo el mundo debe adquirir un seguro; quien no lo haga se expone a una multa en forma de más impuestos al final de año. La idea es que, al aumentar el número de asegurados, incluidas personas jóvenes y sanas que en circunstancias normales prescindirían del seguro, los costes totales se rebajen. Por otra parte, la ley contempla subsidios públicos para aquellos ciudadanos cuyos ingresos no les permitan acceder a un seguro privado, y ventajas fiscales para aquellas que ganen un salario por debajo del cuádruple del umbral de la pobreza (92.200 dólares al año para una familia de 4 personas).

4. Críticas feroces

La lucha del Obamacare por afianzarse en Estados Unidos no ha sido precisamente un camino de rosas. Ya en 2010,  la oposición interna por parte del sector más conservador del Partido Demócrata se tradujo en 39 diputados de este partido votando en contra del proyecto impulsado desde la Casa Blanca. Los republicanos, por su parte, han mostrado uñas y dientes desde que el proyecto de ley fue anunciado y han aprovechado su fuerza en el Congreso para plantar cara a la reforma. Bajo lemas como “Obama no es mi doctor”, denunciaban lo que ha su juicio supone «una excesiva intromisión del estado en la política social». “No es el final de la lucha contra Obamacare”, ha advertido el líder republicano Jeb Bush. El momento más intenso se vivió a principios de 2015 cuando los republicanos intentaron derogarla usando su mayoría en el Congreso.

Esta oposición a la sanidad universal resulta difícil de entender en la Europa del Estado del Bienestar. «En Europa no se entiende cómo es posible que un sistema que se gasta la sexta parte del PIB, además de mantener decenas de millones de personas al margen, incumpla sus compromisos con los que han estado pagando un seguro toda la vida, y que se encuentran en muchos casos con que la letra pequeña les deja sin cobertura a la hora de contraer una enfermedad seria. Y cara», explicaba el periodista económico Fernando Barciela en Política Exterior.

5. Logros de la ley

Antes de ponerse en funcionamiento Obamacare, casi 50 millones de personas en EEUU no tenían seguro médico: el 18% de la población estadounidense en ese momento, la cifra más alta en los últimos 52 años. Gracias a la ley esa cifra se ha reducido en 15 millones, y el porcentaje total de la población sin seguro ha disminuido hasta el 13,4%. Todavía no está cumplido el objetivo de la sanidad universal, pero los datos reflejan que se avanza en la buena dirección. Los datos de empleo también avalan la reforma: la economía estadounidense ha ganado, de media, más de 240.000 puestos de trabajo al mes desde que Obamacare entró en vigor, el mayor aumento desde la década de 1990.

6. La inesperada decisión del Tribunal Supremo

El 26 de junio de 2015 el Tribunal compuesto por 9 jueces, la mayoría de ellos de ideología conservadora, sorprendía con la decisión por 6 votos a favor y 3 en contra y dictaminaron que los subsidios que concede el gobierno para que algunos ciudadanos puedan optar al seguro es totalmente legal. La negativa del Tribunal hubiera dejado a 6,4 millones de personas sin cobertura sanitaria, que disfrutaban gracias a la Ley de Cuidados Accesibles. Nueva victoria para la administración Obama a un año y medio para las elecciones generales. Obama ha celebrado la sentencia del Supremo y ha señalado que «la ley está aquí para quedarse». «La sanidad no es un privilegio de unos pocos sino un derecho de todos», ha afirmado el presidente.

7. Futuro incierto

Se han ganado batallas, pero la guerra aún no ha terminado. Los republicanos han anunciado que derogarán la ley en cuanto lleguen al Capitolio con mayoría. También suscita dudas entre los propios beneficiarios: los nuevos asegurados pagarán por su seguro obligatorio un máximo del 9,8% de su sueldo. Teniendo en cuenta que un sueldo medio-bajo en Estados Unidos puede rondar los 30.000 dólares, esto significa que el beneficiario se tendrá que desprender, bajo sanciones de 750 a 2.250 dólares, de 3.000 dólares al año, unos 250 al mes. Para una persona de ingresos modestos es una suma importante. A esto añadimos que el plan de Obama amenaza con disparar el ya abultado déficit fiscal de Estados Unidos, con un coste que se calcula en aproximadamente 1,1 billones de dólares en diez años, poniendo 2010 como punto de partida. Pero lo cierto es que, desde entonces, el déficit ha seguido bajando, y la Oficina Presupuestaria del Congreso se reafirmaba hace poco en su conclusión de que la revocación de Obamacare incrementaría el déficit, no lo reduciría.

De lo que no cabe duda es que las elecciones de 2016 marcarán un antes y un después para esta ley, que ha conseguido acercar a la primera potencia mundial más cerca del ideal de sanidad pública universal que en ningún momento de su historia.

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