Derechos Humanos

«Si la mujer no trabaja, tanto ella como la sociedad pierden»

Para Meral Guzel, la plena participación de las mujeres es clave para construir sociedades más justas, pero también economías más robustas.

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06
marzo
2010

El lugar de la mujer en la sociedad es un indicador del nivel de desarrollo y modernidad de cualquier país. Su plena participación, en todos los sectores y a todos los niveles, resulta fundamental para construir sociedades más justas, pero también economías más robustas. El propio FMI constata que, de lograrse la igualdad de oportunidades y una representación equitativa de hombres y mujeres, el PIB de muchos países se dispararía: en Egipto podría aumentar hasta un 34%, mientras en Japón lo haría en un 19%; un 12% en Emiratos Árabes o un 5% en Estados Unidos. Iniciativas como la de Meral Guzel, la nueva coordinadora de la plataforma de ONU Mujeres Empower Women en Europa y Asia Central, nos explica durante esta entrevista organizada por Ethic y el IE Business School por qué prescindir de la mitad de la sociedad no solo supone un retroceso desde el punto de vista de los derechos humanos y de la justicia social, sino una tremenda equivocación desde el punto de vista económico.

¿Qué entiendes por empoderamiento femenino y cómo lo impulsáis desde Empower Women?

La palabra empoderamiento, tanto en español como en otras lenguas, no expresa el verdadero sentido de a lo que nos queremos referir. Empoderamiento se refiere a la toma de decisiones de una mujer para su futuro en el ámbito económico. Trabajar no quiere decir que alguien este empoderado económicamente; empoderamiento, en pocas palabras, es sentir que puedes mover las montañas. Empower Women es una plataforma global que da la oportunidad a cada persona de saber que está pasando en el mundo; tiene una biblioteca y consta de una comunidad para hacer prácticas. A la hora de hacerse miembro de la plataforma podéis participar y discutir sobre los temas de los que se habla.

El quinto de los diecisiete objetivos que plantea la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es la igualdad de género. ¿Cuáles son las principales iniciativas impulsadas desde ONU Mujeres para lograrlo?

La igualdad de género siempre ha estado en la agenda de la ONU, nosotros tenemos una página sobre cómo aplicar o dirigir la igualdad de género y empoderamiento a cada uno de los objetivos. Como sabemos, la educación es uno de los desafíos más importantes, pero, ¿qué tal si lo redireccionamos y no solo invertimos dinero, sino esfuerzo y tiempo en educar más a las mujeres y para que ellas puedan educar a sus hijos?

Diversos estudios sostienen que, desde el punto de vista macroeconómico, una mayor participación de la mujer en la actividad económica puede impulsar el ritmo de incremento del PIB y compensar la caída de la población activa. Pero hay un obstáculo: quienes toman las decisiones son hombres, teniendo en cuenta que solo el 10% de los puestos en los consejos de administración de las empresas están ocupados por mujeres, de media, en la OCDE.

La lucha por la igualdad de género empieza con los derechos humanos. Pero efectivamente, cuando la mujer trabaja, las familias prosperan. Para los bancos internacionales este fue un dato importante para dar un fondo fijo a la mujer. Cuando la mujer trabaja los niños tienen mejor salud, van más a la escuela y crecen mejor. Hay estudios que muestran que las mujeres son mejores emprendedoras, que las empresas lideradas por mujeres crecían mucho más. En una empresa, cuando hay más de un 30% de mujeres, dependiendo del país, estas empiezan a estar mejor situadas. A su vez, se comprobó que en las entidades donde lideraba este género se producían menos conflictos. Al relevarse este tipo de datos, los países empezaron a poner ministerios para asegurar que las mujeres tuvieran los mismos derechos, teniendo repercusión en el ámbito político. Hoy en día ya es un hecho demostrado que, si la mujer no trabajase, perderían tanto ella y su familia como los países.

En los países de la OCDE, solo el 30% de las empresas son propiedad de mujeres. ¿Qué importancia tiene el emprendimiento femenino?

Eso depende mucho de los países. En países desarrollados como España no todas las personas tienen que ser emprendedoras, la diversificación de los salarios no es tan diferente. Sin embargo, en los países no desarrollados, donde las mujeres no tienen estudios y donde no se les ofrece ningún puesto de trabajo, no les queda otra opción que crear sus propios negocios. Por ello hay más emprendedores en los países subdesarrollados que en los desarrollados. En los países desarrollados como Francia, ¿para qué vas a poner una banca para mujeres? Puede, incluso, que plantearlo les resultase ofensivo y desconcertante. En los países subdesarrollados, en cambio, hay productos financieros especiales para las mujeres, así como educación para las personas que trabajan en los bancos sobre cómo tratar con las mujeres. Los institutos de finanzas nunca darían un crédito a una mujer emprendedora sin que tenga una educación financiera o empresarial. Pero a la microfinanza no le importa si has estudiado económicas o no. Otras entidades comenzaron a imitar a los bancos que utilizaban la macrofinanza, educando a las personas y haciendo más accesibles los préstamos. En este largo camino no hay nada perdido.

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Eso a lo que llamamos ‘liderazgo femenino’, ¿cómo lo definirías? 

Hay estudios que muestran las características de hombres y mujeres. Un género no es mejor que otro, ninguno reemplaza al otro, pero el mundo corporativo de hoy en día es un mundo basado en las características que se asocian a los hombres. Las mujeres, en otras épocas, imitaban esas características de los hombres, las intentaban adoptar para hacerse visibles. Desde el punto de vista biológico, las mujeres tienen el don de dar a luz. También se habla de que la mujer es capaz de hacer varias cosas al mismo tiempo y de que es más empática. Dejando muy claro –y esto conviene subrayarlo− que esto no es innato ni generalizado ni cosa del destino−, es cierto que hay estudios que muestran que en las empresas donde trabajan más mujeres no hay más innovación, sino que hay menos fricción. Cada vez hay más empresas que quieren a las mujeres para liderarlas y hay estudios en los que se ve reflejado. Si el cerebro de la mujer es diferente al del hombre es porque hace millones de años, desde las cavernas, el hombre se encargaba de reproducir y proveer a su familia, pero no pasaba tiempo con ella, solo estaba alerta de los peligros que pudiera haber. La mujer, mientras, se dedicaba a cuidar a los hijos, a mantener un cuidado constante para protegerles y, a su vez, a recolectar comida. En esa época, el hombre no estaba presente en la vida de la mujer, pero estas mujeres siempre tuvieron a su lado otras mujeres. En la vida de una mujer, los círculos de las mujeres son muy importantes porque, ante el peligro, era importante estar unidas para protegerse. Las mujeres desarrollaron de esta forma el lenguaje corporal, ya que tenían que leer en el rostro de las otras mujeres sus expresiones para entender qué sentían, qué les ocurría. Y por eso las mujeres desarrollaron más la empatía. Por eso no es de extrañar que haya más profesoras o más psicólogas, tampoco que haya más mujeres trabajando cara al público. La nueva generación es más exigente, ya que quieren nuevos resultados. Las nuevas mujeres son mucho más organizadas porque saben que tienen que ser más productivas. Lo importante es creer en ellas y creer en que pueden organizar bien su tiempo y trabajo.

¿Cómo se podría trasladar ese liderazgo femenino al terreno de la política?

El liderazgo de mujeres es muy importante porque si la mujer no está posicionada en los lugares donde se toman decisiones, llevaría más tiempo lograr que la sociedad tomara conciencia de los cambios que queremos conseguir. Tanto en las empresas como en política, el liderazgo es importante. En la política se puede tener una mayor influencia aún.

Marina Subirats, exdirectora del Instituto de la Mujer, decía en una entrevista que «a los hombres hay que explicarles que una sociedad sexista les perjudica también a ellos». Sin embargo, parece que las aspiraciones de cambio y empoderamiento de las mujeres molestan en ciertos sectores. ¿Por qué esta resistencia?

Cuando la mujer trabaja y se empodera, su familia crece, la sociedad crece y la economía crece. Creo que a lo largo de la entrevista han salido suficientes razones que explican por qué no contar con las mujeres no es solo injusto, sino contraproducente.

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