Ley Europea de Accesibilidad
Diseño para la mayoría invisible: una ley que cambia las reglas
La nueva Ley Europea de Accesibilidad obliga a que productos y servicios digitales como webs, apps, documentos PDF o plataformas electrónicas sean accesibles para todas las personas.
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A las 9 de la mañana, Marta abre su correo. Hay un archivo adjunto: la memoria anual de su cooperativa de vivienda. Intenta leerlo con su lector de pantalla, pero no funciona. En realidad todo el informe es un único bloque de imagen y no se puede acceder al texto. Lo cierra. En el siguiente mensaje, la compañía de la luz le recuerda que tiene una factura pendiente. Entra en la web, pero no puede navegar solo con el teclado. Más tarde, prueba a pedir cita médica desde el móvil: el botón es tan pequeño y sin contraste que no lo distingue. Marta tiene baja visión. Hoy, como casi todos los días, no puede hacer lo mismo que tú y yo. Pero una nueva ley puede cambiar su vida y la de muchas personas.
El pasado 28 de junio entró en vigor en toda la Unión Europea la Ley Europea de Accesibilidad. Aunque ha pasado desapercibida en muchos titulares, supone un cambio profundo: ahora es obligatorio que productos y servicios digitales como webs, apps, documentos PDF o plataformas electrónicas, entre otros productos digitales, sean accesibles para todas las personas.
Una pequeña revolución que va a entrar con fuerza a cambiar la forma de entender Internet y cómo se diseña. Una ley que no está pensada para una minoría sino para millones de personas que han sido ignoradas por el diseño digital.
Solo en la Unión Europea hay más de 100 millones de personas con discapacidad reconocida. Y más del 21 % de la población tiene más de 65 años. La accesibilidad digital no es, ni ha sido nunca, un asunto de nicho. Es un problema social.
Y la pregunta es: ¿están las empresas preparadas? ¿Lo están las administraciones públicas, las tiendas online, las plataformas de servicios? La respuesta rápida es no. Como con la crisis climática, las marcas llegan tarde. Pero esto va a cambiar.
Durante años, la accesibilidad digital ha sido tratada como un añadido, una excepción o una mejora voluntaria.
Durante años, la accesibilidad digital ha sido tratada como un añadido, una excepción o una mejora voluntaria. Esta ley puede y debe cambiar ese paradigma: convertir la accesibilidad en lo que siempre debió ser, una herramienta de justicia social. Porque si una web no puede leerse con un lector de pantalla, si un informe resulta ininteligible, si no es posible interactuar con una app porque el sol refleja en la pantalla … estamos dejando fuera a gran parte de la ciudadanía. Y puede que no te des cuenta hasta que te pase a ti.
Diseñar accesible es, en realidad, diseñar mejor para todas las personas, incluidas aquellas con discapacidad. No es más caro, ni más feo, ni más restrictivo. Es más cuidadoso, más creativo y más eficaz. Significa pensar en otras realidades y no dejar a nadie atrás. Elegir colores que funcionen más allá de la vista. Estructuras comprensibles para todas las edades. Tipografías legibles bajo cualquier circunstancia. Descripciones alternativas para quienes navegan diferente. Significa no dar por hecho que todas las personas «ven, entienden, oyen o se mueven» de la misma manera. Y sí, ahora también significa cumplir la ley.
Pero la accesibilidad no es una moda ni una tendencia de diseño. Es un derecho reconocido en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Y sobre todo, es una oportunidad.
La entrada en vigor de esta ley debería ser celebrada. Porque nos recuerda que el diseño, cuando se hace bien, puede servir para incluir, para cuidar, para garantizar derechos fundamentales como el acceso a la información, a los servicios, a la participación. Porque una memoria anual accesible es transparencia. Una web accesible es autonomía. Un PDF legible es equidad.
Un diseño que excluye nunca ha sido un buen diseño. Y esta nueva ley puede ayudarnos a transformar cómo se diseñan los entornos digitales para construir una sociedad mejor. No para cumplir con un check legal, sino para cumplir con las personas. Porque el futuro que queremos (uno accesible, justo y sostenible) se diseña hoy.
Mari Carmen Estevan es directora del estudio de diseño sostenible Hoy es el Día.
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