Opinión

¿Por qué deberíamos hablar más de economía colaborativa?

Las nuevas tecnologías e Internet han hecho posible que el concepto de economía colaborativa, que antes no tenía por qué englobar un componente digital, adquiera un nuevo significado.

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03
noviembre
2016

Llegó la hora de poner sobre la mesa un concepto sobre el que todo el mundo habla pero pocos conocen: el de la de economía colaborativa, que apuesta por la cooperación como fuente de crecimiento económico.

Se trata de hacer un cambio de chip que puede llegar a ser muy beneficioso para la sociedad y que es esencial conocer y promover como alternativa al consumo masivo de productos que nos impone el capitalismo moderno. Las nuevas tecnologías e Internet han hecho posible que el concepto de economía colaborativa, que antes no tenía por qué englobar un componente digital, adquiera un nuevo significado uniéndose con las posibilidades que ofrece la red. ¡Veamos de qué manera!

¿Qué es la economía colaborativa digital?

Este tipo de intercambio se basa en compartir bienes y servicios a través de plataformas digitales. Según la revista Forbes, esta forma de comercio genera ya 3.500 millones de dólares y según el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), ¡se le calcula un potencial de 110.000!

Esta tendencia nace como contraposición al capitalismo desmesurado. Durante décadas, nos han inducido a consumir y nos han generado nuevas necesidades que no son reales. ¿Hacen falta tantos coches? ¿Y tantos aparatos electrónicos? ¿Y tanta ropa? ¿Qué pasa si en vez de tener podemos compartir?

En esta línea, recientemente han nacido plataformas digitales enfocadas precisamente a este concepto de economía colaborativa. Son webs en las que el usuario puede encontrar lo que busca y, en lugar de comprarlo, puede alquilarlo a su dueño o contratar un servicio para que ambos disfruten de sus ventajas. Si necesitas el coche solo por las mañanas, ¿por qué no dejárselo a alguien por las tardes y pagar los gastos a medias?

Ventajas de la economía colaborativa

Aunque esta forma de entender el consumo todavía no esté del todo extendida, potencia una serie de beneficios que la hacen merecedora de nuestra atención. Estas son algunas de sus ventajas:

  • Permite el ahorro de recursos porque reduce el consumo indiscriminado. Así, varios usuarios pueden compartir un recurso y pagar solamente por el uso que se le da.
  • Reduce el impacto medioambiental porque fomenta el consumo responsable. Al reducir la compra de nuevos productos, también se reduce la contaminación por su uso y por su producción, y se apuesta por el reciclaje y la reutilización. Puedes encontrar más ideas en esta guía gratuita de consumo responsable de energía.
  • Mejora la relaciones entre la comunidad, porque permite encontrar sinergias con otras personas que tienen los mismos intereses o rutinas. Así, se huye del individualismo que encarna el capitalismo para aprovechar una economía más justa y participativa.
  • Permite la apertura de nuevos mercados, pues las empresas pueden adaptarse a estas nuevas formas de consumo y encontrar un nicho de negocio que les permita expandir las fronteras de su empresa, lo que implica una mayor movilidad y especialización del mercado.

Posibles inconvenientes de la economía colaborativa

La principal preocupación de quienes defienden este modelo es la regulación del uso de los recursos. ¿Cómo se solucionan posibles problemas de atribuciones? Un buen ejemplo es Uber, la plataforma que te permite encontrar coches particulares con conductor y que está en el punto de mira de los taxistas, que lo consideran competencia desleal y lo acusan de no cumplir los requisitos necesarios para el transporte de pasajeros.

Ahora, el reto es encontrar una forma de garantizar la equidad en esta economía colaborativa para generar un espacio en el que todos podamos encajar y beneficiarnos de una forma de consumo positiva para nuestro bolsillo, el medio ambiente y nuestras relaciones con la comunidad. ¡Y creemos que es más que posible!

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