Ir por lana y salir trasquilado
El refrán «ir por lana y salir trasquilado» se puede aplicar a distintos problemas psicológicos, como pueden ser las adicciones, la ludopatía y las relaciones tóxicas.
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«¿No será mejor estarse pacífico en su casa, y no irse por el mundo a buscar pan de trastrigo, sin considerar que muchos van por lana y vuelven tresquilados?», le decía Antonia Quijana, la sobrina de Don Quijote, a su tío. Tras haberle sugerido quemar sus libros de caballerías, le advierte que si se va por lana (si se va de casa para vivir las aventuras y las desventuras de un caballero andante), volverá trasquilado. «¡Oh sobrina mía –respondió don Quijote –, y cuán mal que estás en la cuenta! Primero que a mí me tresquilen tendré peladas y quitadas las barbas a cuantos imaginaren tocarme en la punta de un solo cabello», le respondió él.
La gran obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, nos advierte del significado que hay detrás del refrán «ir por lana y salir trasquilado». Esta locución proverbial alude, según el refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, «a quien fue a ofender y volvió ofendido, a quien busca más de lo que tiene y se queda sin lo que poseía. Se aplica también a quien ha sufrido una pérdida o un perjuicio en lo que creía ganar o encontrar beneficio».
Cuando hacemos algo buscando un beneficio, podemos salir afectados de algún modo. En el caso de este refrán, la pérdida o lo negativo nos sobreviene y el beneficio queda en un segundo plano, sin llegar a nosotros. En el ámbito de la psicología, este refrán puede aplicarse a muchísimas situaciones comunes, desde adicciones a situaciones personales y problemas laborales, pasando por la ludopatía y las discusiones de pareja.
Este refrán describe que, cuando hacemos algo buscando un beneficio, podemos salir afectados de algún modo
En cuanto a las adicciones, desde las drogas hasta el juego, el proceso es bastante similar: se recurre a ellos para resolver problemas (en el caso de la ludopatía muchas veces es un problema económico), sentir adrenalina y una mejora emocional temporal. Sin embargo, con el tiempo se desarrolla una adicción que deteriora tanto la salud física como la mental a través del síndrome de abstinencia y de los impulsos emocionales, y surgen problemas económicos y legales debido a la pérdida de dinero que suponen estas adicciones. Estos estragos afectan a la persona a través de un efecto dominó, perjudicando a áreas significativas como la familiar, la laboral, la social y la escolar. Según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones en el último informe sobre adicciones comportamentales de 2024, el 53,8 % de la población española entre 15 y 56 años ha jugado a juegos de azar, siendo los videojuegos y las apuestas deportivas los más populares. En cuanto a los jugadores de juegos de azar que participaron en la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España del año pasado, un 3,2% lleva a cabo un posible juego problemático, que se eleva a un 18,4% en los juegos en línea.
En 2024, el 53,8 % de la población española entre 15 y 56 años ha jugado a juegos de azar.
Si nos centramos en abordar el refrán a las relaciones problemáticas, alguien que busque empezar una discusión con un compañero de trabajo o con su pareja puede darse de bruces con la realidad y darse cuenta de que quien causa problemas es él. Sufriría el resultado opuesto al esperado, sobre todo cuando busca un beneficio (como mejorar su autoestima y resarcirse, pero termina siendo la víctima de su propio intento de ofensa). En estos casos, actúa un fenómeno conocido como disonancia cognitiva: el comportamiento («ir por lana») difiere de la realidad («sale trasquilado» porque no es consciente de sus propias ofensas), y está relacionado con el autoengaño.
También puede darse este fenómeno cuando, en un vínculo que genera malestar emocional, se busca solucionar un problema y, debido al comportamiento y a la conducta de la otra persona de la relación, lo único que se consigue es aumentar el problema y la persona que deseaba solucionar cierto asunto acaba más dañada que antes.
Cuando se sale trasquilado acaban ocurriendo situaciones bastante negativas que la persona en concreto sí las merecía, a modo de golpe de realidad, pero en muchas otras no. Por eso, hay que ser cautos y precavidos antes de hacer o decir algo que nos pueda perjudicar inesperadamente. Antes de ir por lana, conviene «tener peladas y quitadas las barbas», como indicó el ingenioso hidalgo de la Mancha.
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