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Innovación

Lo que inventan las mujeres

Los inventos (o descubrimientos) hacen más llevadera y cómoda la vida. El fuego, el reloj, la imprenta, el teléfono, internet, el avión, la pólvora, la bombilla… Pero lo que quizá pocos saben es que algunos de los artilugios que más utilizamos fueron creados por mujeres.

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18
agosto
2025

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Saber con exactitud el número de inventos (ni siquiera patentados) que ha creado el ser humano a lo largo de la historia resulta inasequible. Hay inventores prolíficos (el japonés Shunpei Yamazaki pasa por ser la persona con más patentes en su haber, alrededor de 11.000) e inventores cruciales (Edison registró unas 1.000, 400 de ellas relacionadas con la luz). Según la Oficina de Patentes Europeas, España solicitó 2.192 registros en 2024. Hay inventos absurdos (como el bozal para perros con forma de pico de pato), imprescindibles (la rueda), azarosos (como el microondas, que se descubrió al derretirse un dulce que llevaba el científico en el bolsillo cuando trabajaba con ondas de radio) o extravagantes (como los electrodomésticos transparentes). Pero buena parte de los inventos que nos facilitan la vida fueron creados por mujeres.

La física neoyorquina Katherine Blodgett (1898-1979), primera mujer en doctorarse en Cambridge, inventó el primer cristal cien por cien transparente del mundo. Un cristal invisible. Un cristal antireflectante. Trabajaba en la General Electric como investigadora científica y a los 40 años creó este tipo de cristales que se emplean en gafas, telescopios, periscopios de submarinos, cámaras, pantallas de televisión y ordenadores… La película Lo que el viento se llevó (1939) fue la primera que usó en cámaras y proyectores estos cristales invisibles.

Una de las grandes preocupaciones del ser humano ha sido conservar los alimentos a largo plazo. Para ello se utilizan distintos métodos: salazón, frío, pasteurización, secado, ahumado, congelación… La ¡poeta! y feminista Amanda Jones (Nueva York, 1835-1914) consiguió eliminar el aire de las latas de conserva, inventando de este modo el envasado al vacío, una técnica que experimentó con frutas, verduras, carnes y postres, al que se refería como «método de agotamiento del aire junto a la sustitución de fluidos». Gracias al «proceso Jones», como se conoció inicialmente, se prolonga la vida de nuestros alimentos (la carne envasada así, en vez de días, aguanta semanas en el frigorífico).

Gracias al «proceso Jones», como se conoció inicialmente el envasado al vacío, se prolonga la vida de los alimentos

Y una de las más reputadas inventoras fue la ingeniera y actriz de Hollywood: la austriaca Hedy Lamarr (Hedwig Eva Maria Kiesler, 1914-2000, protagonista de, entre otras películas, Éxtasis —con el primer desnudo integral y el primer orgasmo en primer plano de la historia del celuloide— o Sansón y Dalila). Es la precursora del WiFi, el GPS y el Bluetooth. Descubrió una señal de radio con saltos de frecuencia, inspirada en la música, capaz de evitar que los lanzamientos de torpedos fueran descifrados, algo que resultó vital para acabar con los nazis. Este sistema de comunicaciones, conocido como «técnica de transmisión en el espectro ensanchado» posibilita que las tecnologías sean inalámbricas. Suya también fue la idea de unas pastillas efervescentes que convertían el agua en gaseosa.

La Generación Z y la Alfa nunca sabrá las delicias de un producto llamado típex, que sacó de tantos apuros a quienes mecanografiaban documentos, trabajos, informes. Lo inventó en 1954 Bette Nesmith (Texas, 1924-1980), mezclando pintura blanca y agua. Tapa lo escrito con una pequeña capa blanca y permite escribir encima. Los románticos aún lo utilizan, en formatos mucho más sofisticados.

Si bien el primer automóvil se atribuye al alemán Karl Friedrich Benz, y Ford se encargó de democratizarlo, fue una mujer, la viticultora norteamericana Mary Anderson (1866-1953), a quien se le ocurrió que aquel bólido quedaba invalidado los días de lluvia. Le faltaba algo indispensable: un artilugio a modo de brazo metálico que, gracias a una lámina, arrastrara el agua en plena conducción, despejando la visibilidad. Había nacido el limpiaparabrisas.

La ingeniera y actriz Hedy Lamarr descubrió una señal de radio con saltos de frecuencia, precursora del WiFi, el GPS y el bluetooth

De la preocupación por sus valiosas vajillas chinas (una de sus sirvientas hizo añicos una de sus preciadas tazas del siglo XVII) surgió otro electrodoméstico indispensable para el hogar: el lavaplatos, patentado por la estadounidense Josephine Cochrane (1839-1913), quien, además, fundó la empresa Garis-Cochrane Manufacturing Company para fabricarlos. Ya se conocían algunos artilugios similares, pero Josephine construyó una rueda metálica de cobre para colocar la vajilla y los perfeccionó al incorporar agua caliente jabonosa a presión, que salía a través de una bomba a motor. En pocos minutos este artefacto era capaz de lavar unos doscientos platos. Después, un chorro de aire caliente los secaba.

Hay inventos que surgen de la conciencia social. La escenógrafa y actriz norteamericana Elisabeth Magie (1866-1948) creó un juego didáctico que mostraba lo perjudicial que podría ser para la economía que la tierra estuviera en manos de unos pocos terratenientes. Se llamaba «The landlord’s game» (algo así como El juego de los propietarios). Lo patentó en 1903, pero años después, un vendedor de calefactores domésticos, Charles Darrow, lo registró con el nombre «Monopoly», y dio la vuelta al propósito lúdico: lejos criticar los modos capitalistas, los fomenta. A día de hoy, es uno de los juegos de mesa más vendidos del mundo.

De entre las inventoras españolas destaca la maestra leonesa Ángela Ruíz Robles (1895-1975), precursora del libro electrónico. Patentó una suerte de enciclopedia mecánica que reducía el espacio que ocupaban los volúmenes que portaban sus alumnos y que facilitaba la transmisión de conocimientos de manera interactiva. Un artefacto «ideovisual», con luces, sonidos, múltiples contenidos y botones para escoger distintas opciones.

Estas mujeres son solo una pequeñísima representación de cuantas han puesto su imaginación al servicio de todos, pero hay muchas otras: Stephanie Kwolek (inventó una fibra finísima llamada «kevlar» que se emplea en cables y en la industria espacial), Helen Free (creó unas tiras reactivas de orina que monitorizan diabetes, detectando la glucosa en sangre), Marion Donovan (patentó los pañales desechables, transpirables y con automáticos en vez de imperdibles), Jeanne Villepreux (inventó el acuario para observar organismos acuáticos en un entorno controlado), Patricia Bath (consiguió una cirugía láser que elimina las cataratas), Lillian Moller (a ella le debemos la papelera con pedal), Melitta Bentz (ideó los filtros para cafeteras), Beulah Louise Henry (suyas son las sombrillas de playa o el flotador)…

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