Los excesos de Calígula (y su caballo)
Calígula ha pasado a la historia como uno de los más despóticos líderes del Imperio romano. Nombrar cónsul a su caballo preferido fue una de las anécdotas que nos ha llegado. Pero, ¿cuánta realidad contiene dicha leyenda?
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Cuando Cayo Julio César (100 a.C.-44 a.C.) se autonombró cónsul perpetuo, la República romana inició un apabullante período de prosperidad y dio inicio a una dinastía de emperadores que rigieron el destino de la mayor potencia de la época con mayor o menor acierto. La dinastía Julio-Claudia inauguró el Imperio romano y extendió su gobierno durante casi 100 años de la mano de los cinco primeros emperadores.
El mandato de Julio César finalizó violentamente cuando este fue acuchillado por miembros de su guardia pretoriana instigados por un grupo de senadores entre los que se hallaban muchos de los que habían sido hombres de su confianza. Estos vieron en la figura del dictador una amenaza contra la República. Años después, el tercer emperador de dicha dinastía, Cayo Julio César Augusto Germánico (12 d.C.-41 d.C.), más conocido como Calígula, perdería su gobierno y su vida de idéntica manera.
Durante su corto período como emperador, apenas cuatro años, Calígula emprendió una serie de reformas que, acompañadas de singulares excesos, le valdrían una fama imperecedera. Fama no exenta de cierta mitomanía, ya que ninguno de sus coetáneos dejó impronta escrita de sus andanzas. El relato de los desmanes gubernamentales y vitales de Calígula nos ha llegado de la mano de dos historiadores, Suetonio y Dion Casio, que vivieron años después de que el emperador fuese acuchillado por su propia guardia pretoriana, y aún se duda de la veracidad de lo que estos escribieron sobre su figura.
Hijo de Germánico, uno de los más famosos militares de la época, acompañó a este, siendo aún niño, en muchas de sus expediciones por Germania. Entonces comenzó a calzarse, como el resto de los legionarios, unas sandalias de cuero denominadas cáligas. Esto provocó que dichos legionarios le proporcionaran el apodo cariñoso de «Calígula», que significa «botitas». Con tal nombre pasaría a la historia uno de los emperadores más despóticos conocidos.
El derroche de Calígula provocó una fuerte crisis económica que fue duramente contestada por muchos senadores
Pero su corto período como emperador comenzó con una popularidad pocas veces vista, debido a los numerosos actos de generosidad para con el pueblo y el ejército que tuvo. Concedió generosas recompensas a los militares, prestó importante ayuda a los más castigados por los impuestos, hizo públicos sus gastos como emperador, desarrolló numerosos proyectos de construcción, celebró fastuosos espectáculos populares y retomó las elecciones democráticas.
Al poco tiempo, el derroche del emperador provocaría una fuerte crisis económica que fue duramente contestada por muchos senadores. La reacción de Calígula fue multar a los mismos, e incluso ejecutarlos, mientras aplicaba nuevos impuestos al pueblo que tanto le había admirado.
De aquel período de declive de su mandato nos han llegado numerosas historias que se ceban en los excesos cometidos por Calígula. Pero sin duda, si una de estas historias puede darnos la medida de la excentricidad excesiva del emperador, es la que nos habla de su empeño en hacer cónsul a Incitato, su caballo preferido, del que hoy podríamos traducir el nombre como «impetuoso».
Según el historiador Dion Casio, Calígula ordenaba que a su caballo se le alimentase con copos de avena y marisco, y que se le vistiese con extensos mantos de color púrpura finamente incrustados de joyería. También asegura que Incitato vivía en una lujosa villa con un gran número de sirvientes dedicados en exclusiva a su cuidado.
El caballo de Calígula vivía en una lujosa villa con sirvientes dedicados en exclusiva a su cuidado
Igualmente, Dion Casio dejó escrito que, para que el animal estuviese descansado de cara a las carreras de cuadrigas en que participaba, la noche anterior el emperador decretaba silencio general bajo pena de muerte y dormía con su caballo. Asimismo, narra cómo, en la única ocasión en que Incitato perdió en las carreras, Calígula ordenó ejecutar al auriga que lo dirigía, dejando claro al verdugo que lo matase de la forma más lenta posible.
Suetonio, el otro historiador que narró sus desvaríos, escribió que el emperador anunció en varias ocasiones a los senadores romanos su intención de nombrar cónsul a Incitato. El cónsul, en la Antigua Roma, era el magistrado con más poderes y privilegio después del propio emperador. Según su narración, el odio de Calígula hacia los senadores era tal que, anunciando el nombramiento como cónsul de su caballo más querido, les mostraba su enorme desprecio. «¿Por qué mi caballo, que es más inteligente y noble que todos vosotros, no puede ser igual que vosotros?», asegura espetó Calígula a los miembros del senado.
La historiografía actual pone en duda la veracidad de la anécdota, apoyándose en el hecho de que Suetonio no conoció de primera mano la vida de Calígula, y que tanto él como Dion Casio podrían haberse dejado influenciar por el mal recuerdo que dejó el emperador. Lo innegable es que Calígula, de haber deseado realmente nombrar cónsul a Incitato, tendría que haberse apresurado más. El 24 de enero de 41 d.C., Calígula fue acuchillado por miembros de su guardia pretoriana incitados por los senadores, al igual que Julio César. Los conspiradores, en ambos casos fueron liderados por un hombre llamado Casio.
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