Cambio Climático

Climabar

«Si caemos en la desesperanza del nada sirve, le estamos dando el planeta en bandeja a las petroleras»

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26
febrero
2025

Amigas desde la infancia, Carmen Huidobro y Belén Hinojar dejaron en 2020 de compartir inquietudes entre ellas sobre el medio ambiente y el cambio climático para contarlas en redes sociales con el nombre de Climabar. Cinco años y millones de visualizaciones después, estas dos madrileñas de 30 años siguen cerveza en mano comentando la actualidad climática. Su lema, «las emisiones como el perreo, hasta el suelo», nos adelanta lo que nos encontraremos en sus vídeos y en esta entrevista: activismo desenfadado, humor frente al catastrofismo y la ecoansiedad, y lucidez para comunicar de forma directa cualquier idea.


¿De dónde nace vuestra conciencia sobre el medio ambiente y, en particular, sobre el cambio climático?

C. H.: Mis padres me ponían los documentales de La 2 y me daban la revista Pandilla de WWF, así que desde pequeña era consciente de que había sobrepesca, pérdida de especies… Yo estaba traumatizada con estos estímulos, aprendía mucho pero a la vez me generaban bastante miedo. Por eso estudié Ciencias Ambientales, quería que mi profesión ayudase a combatir esto. Pero en la carrera apenas nos hablaron específicamente del cambio climático. No fue hasta que fui de Erasmus a Holanda que empecé a escuchar del cambio climático como algo estable, que no se cuestionaba y que estaba presente en todas las asignaturas. Ahí me di cuenta de que el cambio climático era la crisis que afectaba al resto.

B.H.: Yo he tenido la cultura climática media, que como mucho cree que está haciendo mucho por el clima cuando recicla y se traga todos los greenwashing. Mi referencia era Carmen, que era amiga desde pequeña. Ella nos hablaba de ello y al principio no la escuchábamos mucho, pero a raíz de una serie de preguntas que le hacía, iba aprendiendo. Yo estudié Comunicación Audiovisual y me daba cuenta de que estas cosas no se cuentan bien. A raíz de la pandemia, como teníamos más tiempo, pensamos que había un nicho, que había cosas que se tenían que contar mejor para que la gente pudiera entender la crisis climática.

«Está demostrado que el miedo paraliza y no es un motor de cambio»

Desde el principio parece que teníais claro que querías comunicar la emergencia climática de una forma desenfadada y con mucho humor. ¿Qué buscaba esta decisión?

 C.H.: Es que está demostrado que el miedo paraliza y no es un motor de cambio. A algunos les puede funcionar, pero no a todo el mundo. Al investigar cómo se podía comunicar, siempre se comunicaba desde el miedo, de manera que era algo negativo para ti, como que tenías que renunciar a cosas. Y en general, sentíamos que teníamos que atraer a gente fuera de la «burbuja verde». Eso significa que tienes que competir con videos de gatitos, tienes que atraer la atención de alguien que, perdón por la expresión, está cagando en el váter. No le puedes concienciar con una turra, con miedo o cosas muy complejas. Pensamos que el proyecto Climabar tenía que ser como tomar una cerveza con amigas arreglando el mundo en un bar, de forma muy distendida y usando ganchos para que la gente no deslice.

B.H.: También pensamos que mucha de la información que nos encontramos es muy complicada. Nos parecía que la información no era accesible. Hay que explicar las cosas de forma muy básica, relacionándolas con las cosas que te preocupan. Para nosotras era muy importante traducir todo eso a las cosas de la vida diaria, queríamos que fuera algo útil, y que no diese pereza consumir.

«No puedes concienciar con una turra, con miedo o cosas muy complejas»

¿Y cómo es ese proceso de «traducción» entre la actualidad sobre el cambio climático, que la mayoría de las veces no es muy optimista, y el guion de vuestros videos?

C.H.: Intentamos encontrar el punto de unión con el que la gente pueda empatizar. Es decir, si hay un número sobre cuánto va a aumentar la temperatura de la tierra en tal año es algo que la gente no llega a entender. El cambio climático es algo muy complejo y un informe, si no tienes el contexto, no te sirve de nada. ¿Qué quiere decir que el IPCC diga que no debe aumentar 2ºC la temperatura de la superficie terrestre? Pues que la cerveza va a subir de precio porque va a afectar a los cultivos, quiere decir que las olas de calor van a ser más extremas, y la mayoría de la gente no puede escaparse a una casa en la playa. Y vamos a hablarles también de que su alimentación puede ayudar a frenar esto también. Siempre vamos a contar algo con lo que la gente empatice en su día a día.

«La narrativa que se usaba antes es que cuidar del medio ambiente era cuidar de los arbolitos, a los osos polares, a los animales. Cosas de hippies»

¿Por qué creéis que en general la sociedad no está tan preocupada sobre el cambio climático como debería según todos los avisos?

C.H.: Hay muchas razones. La que nos dio la idea de hacer Climabar es que la gente disocia mucho el medio ambiente de su día a día. Antes, por la narrativa que se usaba, cuidar del medio ambiente era cuidar de los arbolitos, a los osos polares, los animales… No se mezclaba con tu día a día, era algo altruista. Quizás por eso el cambio climático no se ve como el problema que es, porque lo ven como algo que le pasa a la naturaleza como ese ente externo a uno, que es casi hippie cuidar, y que no tiene nada que ver con nosotros. El cambio climático se sigue viendo como algo medioambiental en vez de como la crisis social y económica que es. Habría que empezar a contar también esas dos patas.

B.H.: Es un problema que tiene muchas partes. Otra es que las narrativas siempre se han contado como un esfuerzo. Tienes que dejar de coger aviones, tienes que dejar de comer carne, no se cuentan las cosas positivas de, por ejemplo, coger un tren, o de no comer carne. Parece que todo el storytelling de la crisis climática dé pereza, son cosas de hippies que viven en el monte y es todo un rollazo. Nos han vendido que cargarte el planeta es algo súper guay, lo han hecho muy bien.

C.H.: Ese es el tema, que las petroleras y las industrias que se están lucrando a base de quemar combustibles fósiles se han juntado con las mejores agencias de publicidad. La crisis climática se sabía que se iba a producir desde los 70, porque las petroleras tenían sus propios informes, pero lo taparon, y de hecho se inventaron el término «huella de carbono» para culpabilizar a la gente, en vez de que las mirásemos a ellas. Hay mucha gente haciendo lobby para que las cosas no salgan, pero la base es un tema de comunicación, y «los malos» llevan mucho tiempo haciéndolo muy bien.

«Nos han vendido que cargarte el planeta es algo súper guay»

¿Qué pensáis cuando veis que algunas personas infravaloran o directamente niegan la importancia del cambio climático cuando llegan al poder, como presidentes de países o alcaldes?

C.H.: Pasas por todas las fases. Lo primero es incredulidad, cómo puede ser que la ciencia se siga cuestionando. Y también miedo. Pero es creo que muchos de ellos no son negacionistas. Por ejemplo, ¿por qué Trump tiene tanto interés en Groenlandia? Porque sabe que el hielo va a derretirse y hay un montón de recursos que quiere explotar. Algunos han llegado a puestos de poder y no les da para más, pero hay muchos que son muy estrategas, que saben que es cierto y tienen la careta de negacionistas porque no les interesa que la gente que les vota vea que les afecta en sus vidas. Y eso me da aún más rabia.

B.H.: Es que volvemos al tema de las narrativas, creo que a Trump no se lo han contado como deberían. A nosotras nos dejan una tarde con Bertín Osborne y le convertimos en un abanderado del cambio climático, sin él saberlo. Le tienes que decir que nos vamos a quedar sin jamón, no se podrán cultivar las bellotas, por el calor los cerdos se van a morir… Hay que contarle cosas que a él le interesan. Yo como publicista no tengo ningún reparo ni escrúpulos para usar cualquier estratagema para salvar mi culo y el planeta. Los malos ya lo están haciendo… Primero de todo nos salvamos y luego ya debatimos los matices.

¿Qué consecuencias puede tener el anuncio de Trump de salir del Acuerdo de París? ¿Teméis un efecto dominó por parte de otros dirigentes?

C. H.: Sí, puede haber otros países en Latinoamérica, como Argentina, cuyos presidentes quieren caerle bien a Trump y están amenazando con salirse del acuerdo. El efecto que provocan es más el miedo en la población de que el acuerdo se rompa, pero la realidad es que la gran mayoría de países sí están. Esa es la narrativa, son tres señores frente a muchos países y coaliciones que sí están luchando por que el acuerdo se mantenga vivo. Si caemos en la desesperanza de las Cumbres no sirven, el Acuerdo no sirve, nada sirve, le estamos dando el planeta en bandeja a las petroleras. Hay que recordar que en la anterior presidencia Trump ya se salió, pero hubo un montón de gobiernos locales que siguieron con los mismos objetivos del Acuerdo de París, y de hecho las emisiones bajaron en ese periodo. Aunque un presidente se vaya del acuerdo, sigue mucha gente trabajando, gobiernos locales, ONGs, una ciudadanía que sigue creyendo en esos objetivos.

B.H.: Muchas veces quieren aparentar que tienen mucho control. Hay que hacer lo que se hace siempre con la gente que grita tanto, ignorarla.

¿Cuál sería, según vosotras, el objetivo que os tendríais que plantear las activistas y organizaciones climáticas en este contexto?

C.H.: Yo diría que tenemos que dejar de señalarnos con el dedo las cosas que a lo mejor no nos gustan mucho unos y de otros, y unirnos todos para el objetivo común que es conseguir bajar las emisiones. Yo siento que al menos en España, por ejemplo, hay mucho debate sobre si las soluciones son perfectas o no. Por ejemplo, los renovables, que me parece estupendo que se critiquen y que se pide que se hagan bien, pero, como decía Belén, hay que tener en cuenta el mapa global. Si estamos peleándonos sobre qué molino está bien o si aquí está bien o no, nunca vamos a avanzar, a las petroleras les da exactamente igual. Siento que a veces en el colectivo medioambientalista a veces nos peleamos mucho por esas cosas, o sobre quién es buen referente, quién es buena voz o no, este no está muy bien del todo, vamos a hacer otro discurso… Cuando lo que necesitamos es que la gente se una al colectivo. Y si nos estamos peleando unos con otros todo el rato, no vamos a avanzar.

B.H.: Como has mencionado las organizaciones, un ejemplo en el que además nosotras estamos involucradas es el videopodcast de Greenpeace. Han intentado darle un enfoque muchísimo más abierto: tú ves el logo de Greenpeace y ya tienes un imaginario, y de los invitados muchos están relacionados con el mundo verde, pero otros no. Están intentando ampliar el concepto de la burbuja verde a algo muchísimo más diverso, más accesible, intentar quitar ese estigma que hay de que para ser el activista perfecto no puedes emitir absolutamente nada. Mira, chica, ni muerta dejas de emitir porque te conviertes en metano. Hay que acabar con esa narrativa de que hay que ser o Greta Thunberg o una petrolera.

«Hay que quitar ese estigma de que para ser el activista perfecto no puedes emitir absolutamente nada»

¿Y medidas para pedir a los Gobiernos?

B.H.: Leyes sobre desinformación. A mí llega un punto en el que cómo se manipula un dato, o cómo se engaña a la población con cierta información que puede ser para ellos vital para el desarrollo de su vida y que afecta a su salud, me parece que es de cárcel.

C.H.: Y también te diría que dejemos de dar subsidios a empresas de combustibles fósiles y que dejemos de apoyar bancos que invierten en combustibles fósiles, necesitamos una transición energética ya. El cambio climático va a costar más dinero cuanto más tardemos en frenarlo, así que dejemos de hacer inversión en fósiles y pasemos todo eso a renovables, y a adaptarnos, porque también hay que adaptar las casas, los pueblos, los hogares.

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