Claves para comprender el complejo de Edipo y el complejo de Electra
Ambos complejos explican experiencias psicológicas por las que han pasado seres humanos de multitud de países, culturas y épocas.
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Edipo Rey es estimada como una de las más grandes obras literarias de todos los tiempos. Su autor fue Sófocles y se cree que escribió la tragedia en torno al año 430 a. C. Aunque en las últimas décadas ha servido de inspiración a canciones como «The End», de The Doors, o a películas como Edipo Rey, de Pier Paolo Pasolini (ambos productos culturales de 1967), la más significativa influencia del referido drama ha sido a la hora de nombrar el proceso psicológico conocido como el complejo de Edipo, concepto desarrollado por Sigmund Freud, uno de los pensadores más influyentes de los dos últimos siglos.
Para Freud, el complejo de Edipo es un fenómeno universal, un proceso o fase por el que pasa todo niño en su desarrollo sexual y personal. El psicoanalista austriaco entiende que el primer interés sexual del recién nacido es hacia su madre, con quien el bebé establece una relación de intimidad y proximidad sin igual. Al ir creciendo, la sociedad y la cultura le incitan a reprimir ese deseo, al considerarlo nocivo e incestuoso. Esto tiene toda una serie de consecuencias. Entre otras, a menudo, el individuo adulto no siente atracción sexual por mujeres a las que respeta, al identificarlas inconscientemente con su madre, un fenómeno que tradicionalmente ha sido vinculado al mundo latino. Es lo que se ha denominado el complejo virgen-prostituta (la donna e la puttana) y consiste en un hombre que es incapaz de sentir satisfacción sexual en una relación amorosa y comprometida, pues identifica a su pareja, a quien idealiza, con su propia madre.
Pero atendamos primero a la propia tragedia de Sófocles. Cuando Edipo es un recién nacido, Layo, su padre y rey de Tebas, consulta un oráculo y este le revela que Edipo habrá de matar a su padre y casarse con su madre, Yocasta. Layo decide matarlo y se lo entrega a Yocasta para realizar tal propósito. Ella, incapaz de matarlo, entrega al niño a un criado para que lo asesine, pero este lo abandona en una montaña. Edipo es entonces hallado por un pastor que lo rescata y entrega a Pólibo, rey de Corinto. Al crecer, Edipo oye rumores de que habrá de matar a su padre y casarse con su madre, así que decide abandonar su ciudad escapando de la profecía (y de sus supuestos padres) para encontrarse a Layo, su verdadero padre, en un camino y matarlo tras una disputa. Posteriormente, libra a Tebas de una peste y acaba por convertirse en rey, casándose con Yocasta, sin saber que esta es su propia madre.
Vemos en esta historia el poder del destino. Cuando el héroe trata de escapar de él, no hace sino caer más profundamente en sus redes. El complejo de Edipo no solo muestra un deseo sexual reprimido hacia la madre, sino una hostilidad contra el padre. Esta hostilidad es evidente en la rivalidad que existe entre los padres y sus hijos varones, fruto tanto de los cuidados que le proporciona la madre en su tierna infancia, como del antagonismo que surge cuando el hijo se convierte en un hombre joven interesado en afianzar su posición en el mundo. Como tantas otras teorías e hipótesis freudianas, el complejo de Edipo fue inspirado, en parte, por sus propias experiencias y relación con su madre, puesto que, sin ningún género de dudas, Sigmund era su favorito, lo que, entre otras cosas, sirvió de base a una enorme confianza en sí mismo que lo llevó a lograr una fama inmortal.
El complejo de Edipo muestra un deseo sexual reprimido hacia la madre y una hostilidad contra el padre
El complejo de Electra sería la contrapartida femenina al complejo de Edipo. Es un término acuñado en 1912 por Carl Gustav Jung, por entonces discípulo del propio Freud. Este complejo ilustra la atracción inconsciente o reprimida de la hija por el padre, también la hostilidad o rivalidad con la madre. El nombre proviene de Electra, la hija del rey Agamenón y Clitemnestra. Electra vengó a su padre tras ser asesinado por Egisto, amante de su madre. El complejo de Electra expresa la competición de la hija con la madre por la atención y posesión del padre. También en este caso se trataría de una fase de desarrollo psicosexual por la que pasarían las niñas en su crecimiento y que ha de ser superada con el tiempo.
Como ocurre en el complejo de Edipo, aquellos individuos que no trascienden o superan estas fases de desarrollo habrán de padecer toda una serie de síntomas neuróticos dañinos. En este sentido, la madre o padre posesivos que no dejan a sus hijos salir al mundo y ejercer su autonomía y libre albedrío no harán sino destruir la capacidad de estos para vivir una existencia adulta saludable. En el caso de la madre, hablaríamos de la «madre devoradora», una especie de Medusa o Gorgona que impide a su hijo crecer con naturalidad, enfrentando los diversos problemas del mundo, ahogándolo e incapacitándolo al hacer todo por él. La consecuencia típica en este caso sería similar a la ilustrada en películas como Psicosis, luego emulada por directores como Brian de Palma en filmes como Sisters o Vestida para matar.
Ambos complejos son una fase del desarrollo psicosexual que ha de superarse con el tiempo
Podemos afirmar que tanto un complejo como el otro vienen a explicar fenómenos, si no universales, sin duda muy comunes, experiencias psicológicas por las que pasan y han pasado innumerables personas a lo largo de sus vidas. El hecho de que tragedias como Edipo Rey tuviesen y tengan tanto éxito tras más de veintitrés siglos de historia se debe a que revelan procesos mentales y emocionales por los que han pasado seres humanos de multitud de países, culturas y épocas.
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