Jorge Luis Borges

No hay ninguna duda de que Jorge Luis Borges fue uno de los autores clave del siglo XX. Además de ser escritor, fue traductor, poeta, profesor, ensayista y un ávido lector. Sus dos obras más conocidas son El Aleph y Ficciones, aunque escribió todo tipo de textos, de ficción y no ficción, que hicieron que se le clasifique como uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.

En su obra, nos legó numerosos versos y sentencias que definen e inspiran a nuestra sociedad. Seleccionamos cinco de ellas.

«La ceguera es un modo de vida, un modo de vida que no es enteramente desdichado»

La certeza de la ceguera acompañó al autor toda una vida, hasta que avanzó tanto que lo dejó ciego de un ojo y parcialmente de otro. Sabía que la ceguera marcaría su vida: varios familiares la tuvieron, por lo que la acabaría heredando. Se ayudaba de un bastón, que lo hacía parecer un Homero contemporáneo. En el ensayo La ceguera le da a este rasgo físico una perspectiva existencial: a pesar de que solo podía percibir algunos colores, como el amarillo, no pensaba que fuera una limitación. Aunque el resto de las personas pensara lo contrario, para él era una manera distinta de percibir la literatura, los poemas, la lectura; es decir, la vida.

«Enamorarse es crear una religión cuyo dios es falible»

Borges veía el amor como una creencia en otra persona, una fe que hace posible una exaltación propia. Para él, el amor es algo que no se puede justificar, pero que aun así existe. Sin embargo, ese Dios que es el amado o la amada, comete errores, fallos, decepciona; tiene defectos que lo hacen ser una persona, al fin y al cabo. Enamorarse es idealizar, según Borges. Esta frase, del texto «El encuentro en un sueño», comparte la visión de Dante del amor como una religión, pero se desliga del escritor florentino explicitando la falibilidad del ser amado.

«He enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad»

El autor, en el artículo «La poesía», presenta la necesidad que siente al leer poesía. Borges fue profesor de literatura inglesa en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza, de la Universidad Católica y, años más tarde, fue director y profesor del Instituto de Literatura Alemana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires. A veces pedía a los alumnos que leyeran los poemas en voz alta y comentaba, estrofa por estrofa, los aspectos y las inquietudes que provocaban cada poema. En 1966, un grupo de alumnos grabó uno de sus cursos, que aparece recogido y publicado en el libro Borges profesor, publicado por Lumen en España.

«La memoria del hombre no es una suma; es un desorden de posibilidades indefinidas»

La memoria es uno de los temas más reiterados en la obra de Borges. La fugacidad del tiempo, los recuerdos y la memoria son la base del cuento El Aleph, quizás el cuento más recordado por sus lectores. Sin embargo, en el texto La memoria de Shakespeare, el escritor nos da la clave para entender cómo retrata la memoria en su obra: no es un conjunto de momentos, sino que conforma posibilidades prácticamente infinitas. Cuando recordamos, reconstruimos posibilidades infinitas, según Borges.

«Mis libros (que no saben que yo existo) / son tan parte de mí como este rostro / de sienes grises y de grises ojos»

La biblioteca de Jorge Luis Borges es uno de los mitos que envuelven su figura como autor. En el poema «Mis libros», uno de los más memorables del autor, deja claro a los lectores que forman una parte intrínseca de él, al igual que los rasgos de su cara. El autor fue un gran lector, casi más que escritor. No solo los utilizaba como libros de consulta, sino que cultivaba su amor por la escritura a partir de la lectura. Homero, Dante, Boccaccio, Shakespeare: todos ellos aparecen en sus cuentos, como forma de homenaje. Los clásicos aparecen y reaparecen en su obra, son una representación viva de su biblioteca.