El posible retorno del servicio militar obligatorio
Las Fuerzas Armadas profesionales tienen un precio astronómico que tendrá una capacidad de aguante limitada a lo largo del tiempo.
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Un chico que llegara sin experiencia al frente de la Primera Guerra Mundial tenía una esperanza media de vida de solo 18 meses. Este es el dato que lanza el historiador militar David de Caixal. Han pasado décadas atroces. Pero no tan lejos, acorde con el programa –Uppsala Conflict Data Program (2024) – entre 1989 y 2023 murieron en conflictos armados en Europa 290.000 seres humanos. España desterró (en 2002 con José María Aznar) el Servicio Obligatorio Militar por unas «modernas» Fuerzas Armadas. El problema es que son carísimas.
El Presupuesto General de Defensa ascendió en 2023 a 12.827 millones de euros, frente a un aumento del 26,31% respecto al año anterior. Todo en un país que huye de las guerras y con una baja cultura militar. Pese a sufrir una Guerra Civil. En 2013, según Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, especializado en seguridad internacional y ciberseguridad, la ratio de aspirante por plaza, de suboficiales (Cuerpos Generales de infantería de Marina) se desplomó de un 27,8, ese año, al 4,3 durante 2023. De 41.814 aspirantes a 29.368. Por contrastar, las tasas se mantienen estables en los oficiales. Añadiendo tiempo y sueldo. En cuanto al dinero, pocas dudas. Indra, Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), que podría ser adquirida este año por Indra, o Navantia les interesa, claro, fabricar armas pero con contratos de larga duración. Más allá de Ucrania. Manda la cuenta de resultado y lo sabe Defensa.
El Ejército español es una caja acorazada y obtener declaraciones llega, siempre, con idéntica muletilla: «No me puedes citar porque aquí todo está muy reglado y puede ser un lío importante». De repente regresa el Servicio Obligatorio. Al menos, una propuesta. «El problema es que la gente se siente excluida del debate. No se puede apartar a la sociedad civil, no se le puede dar la espalda a la opinión pública», reflexiona un coronel que tiene prohibido incluso la primera letra de su nombre. «No es una decisión que esté en la mesa política, porque haría falta el Gobierno, la sociedad, el Ejército y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para dar luz roja o verde». Y avanza: «Ahora tenemos que adaptarnos al 5% del PIB de contribución a la OTAN porque le debe gustar el número. Recuerda el austericidio que impuso Alemania del 3% del déficit público en 2013 y el enorme destrozo que produjo en las economías del sur de Europa. «Cada nación debe adaptarse a sus capacidades», remata. Ese porcentaje de la riqueza de un país es una cantidad inmensa, y en España: el gran problema son los bajos sueldos de la tropa y compaginar la vida familiar y militar. Hay bastante de oxímoron en estas palabras.
«El talento es un problema importante y no llega al Ejército», simplifica un muy alto cargo militar
Pedro Sánchez quiere llegar a un máximo de 140.000 uniformados como fija la Ley de Carrera Militar de 2007. Ningún experto consultado considera alcanzable la cifra. Es de pura lógica: no puede competir el mundo militar, por ejemplo, con los salarios civiles. Si se cumple el objetivo se llegaría a ese límite máximo que incluiría 50.000 cuadros de mandos, 200 oficiales generales y 1.050 coroneles. Si se cumple… «El talento es un problema importante y no llega al Ejército», simplifica un muy alto cargo. «Cuando la economía va bien, lo último que piensa la gente es en ser militar». En España, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), hay 16.684.102 personas entre 18 y 45 años. No todos serían elegibles. Aunque algunos países (Grecia) manejan casi esa horquilla.
El servicio militar, con distintas modalidades, ya está en vigor en Europa. Apunten: nueve países, Finlandia, Chipre, Estonia, Grecia, Austria, Lituania, Letonia, Suecia y Dinamarca, ante la amenaza rusa, plantean un servicio obligatorio de forma parcial (o cierta conciliación) hasta una edad, y un tiempo, determinados. Incluso Estados Unidos todavía exige que los varones sanos de entre 18 y 25 años se registren –algo que no sucede desde los tiempos de la guerra de Vietnam– en el Servicio Selectivo (aleatorio o por sorteo). De forma similar, los varones chinos entre 18 y 22 años deben firmar para cumplir un servicio obligatorio de dos años.
Pero regresemos a España. Si se puede escribir así, España tiene un nivel por debajo de la media europea. A principios de este año, Tierra contaba con 73.500 efectivos en total, frente a 20.466 de la Armada, 20.141 del aire y 2.905 de los cuerpos comunes (3.681 en 2023). Cumplir, de nuevo, con los 140.000 uniformados parece una quimera. Lo hemos visto: competir con las nóminas, roza lo imposible. «Además cuando son mujeres necesitan tener ciertas estructuras», reconoce Félix Arteaga.
Una de las pocas voces que se pueden citar al escribir este artículo es la de Clara Portela, experta en Sanciones Internacionales y profesora en la Universidad de Valencia: «Los soldados cada vez hacen menos falta, en Rusia el objetivo es destruir infraestructuras vitales». Aunque durante varios años ha parecido más una guerra de trincheras – como lo fueron las dos Mundiales– que de sofisticados drones (planea construir 30.000 este ejercicio), algo que parece muy difícil que le dé una supremacía a Ucrania frente a Rusia. «El cambio tecnológico, que ha llegado, resulta brutal. Pero Ucrania está volviendo a una guerra convencional [pese a los aviones no tripulados] y tiene una tasa de deserción del 20% y el aniquilamiento de una generación joven que debe reconstruir el país», apunta por su parte el coronel. Unos ocho millones de ucranianos han abandonado su tierra.
Existe otra contrariedad, en la que participa España y de la que casi nadie habla: el Sahel. Solo parece importar a España, Italia (cuya pérdida de su candidato hizo explotar a la presidenta transalpina, Giorgia Meloni, que incluso dirigió una durísima carta al entonces responsable de la Alianza, Jens Stoltenberg, al perder el puesto) y Francia. Un lugar de tránsito de terroristas, traficantes de armas o flujos migratorios ilícitos. Algunas de las peores condiciones del ser humano. «Y la ausencia de Rusia, China e Irán han aumentado la presencia en la región porque la Unión Europea ha dejado un vacío», comentaba, en unas jornadas de Seguridad, Javier Colomina (Madrid, 1974), representante especial de la OTAN para la Vecindad Sur. «Sin embargo, el político semeja un electrón libre», critica Clara Portela: Y se cuestiona: «¿Qué función tiene? ¿Posee tropas a su mando que puedan ayudar?». ¿Solo orbita sin más alrededor del núcleo Atlántico? Hace poco un alto militar tuvo que explicarle a su contraparte polaca en Bruselas que Melilla y Ceuta eran ciudades autónomas españolas. «A Polonia le da igual África y su geopolítica. Cada país tiene sus propios intereses y España está volcando el esfuerzo en el Sahel. Estados Unidos es un aliado y hay que hacer un esfuerzo y convencerle», zanja un alto uniformado. El Sahel debería sobrevivir a un mundo árido de grandes desiertos donde la vida se abre paso a costas de terribles sacrificios humanos.
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