Ucrania

¿Necesitamos un ejército europeo?

El mundo ha pasado a ser un sitio más conflictivo y geopolítico en las últimas dos décadas. Este entorno inestable requiere que la Unión Europea asuma sus responsabilidades en materia de seguridad creando un sistema de defensa propio que pueda hacer frente a las múltiples zonas de conflicto y diferentes regímenes autoritarios.

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21
marzo
2022

La invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto la necesidad de crear un sistema de defensa propiedad de la Unión Europea que pueda hacer frente a un mundo geopolítico dividido en múltiples zonas de conflicto y diferentes regímenes autoritarios. A pesar de que la guerra de Ucrania ha fortalecido a la OTAN, reactivándola del coma que le diagnosticó Macron, la sinrazón de Putin debe también servir como estímulo de una política de la Unión Europea autónoma y capaz en defensa.

Con unas relaciones transatlánticas idílicas como las que existen ahora, la OTAN es un mecanismo potente y eficaz. Sin embargo, esta fortaleza depende del liderazgo de Estados Unidos, el cual depende, a su vez, de la Administración americana de turno. Así, bajo la presidencia de Trump, la OTAN estaba desunida y frágil como causa de la falta de apoyo incondicional de la presidencia americana. Y por desgracia el trumpismo no se puede dar por terminado, por lo que jugar todas las cartas de la defensa europea a la OTAN es arriesgado. Por otro lado, el foco tradicional y la razón de ser de la OTAN es la frontera este de Europa, por lo que será difícil hacer que opere en zonas de alta prioridad para la UE, pero no así para Estados Unidos. En particular, es difícil que la OTAN sea el principal actor de seguridad europeo que contribuya a la pacificación y estabilización del medio oriente o del norte de África.

Una vez reconocido que en el mundo actual Europa deberá hacer frente a conflictos y agresiones militares, hay que trabajar para hacer que la UE sea también una unión de defensa. En este sentido, existen cuatro obstáculos a superar de magnitud dispar.

En primer lugar, la UE tiene que compartir unas prioridades de defensa y seguridad comunes a todos los europeos. Así, por ejemplo, para España es prioritario el norte de África, mientras que para un ciudadano polaco lo relevante será Rusia. En este sentido, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, está redactando un «compás estratégico» que será la guía operativa para el desarrollo y la toma de decisiones de la UE en materia de seguridad y defensa. Construirlo entre todos de manera conjunta hará que todos Estados miembro compartan un mismo sistema de prioridades y amenazas.

La propia OTAN puede suponer una resistencia a la creación de una política de defensa europea

En segundo lugar, la propia OTAN puede suponer una resistencia a la creación de una política de defensa europea. Estados Unidos y los países del este de Europa temen que la Unión Europea de Defensa se desarrolle a costa de debilitar la OTAN. Para estos países, la labor de la OTAN para controlar su frente oriental con Rusia es de un valor incalculable y, por ello, los países de Europa occidental deberán asegurar una coordinación, complementariedad y alineación entre la Unión Europea y la OTAN.

En tercer lugar, cabe llegar a un acuerdo político que permita integrar las distintas industrias nacionales europeas de Defensa. La clave aquí será crear una industria única de defensa europea, aunque asegurándose de que los países más pequeños no pierdan completamente su industria militar nacional. Es decir, necesitamos superar los silos industriales nacionales sin que ello implique que la nueva industria europea sea básicamente alemana o francesa.

Por último, Francia y Alemania deben definir y compartir sus propias visiones de defensa europea para posteriormente ejercer un liderazgo inclusivo. Francia debe disipar las dudas acerca de si busca una Francia que impone la estrategia militar a la UE o si, por el contrario, quiere liderar una defensa auténticamente europea. Alemania, en cambio, ha dado un paso enorme para asumir sus responsabilidades de seguridad y defensa, prometiendo cumplir su compromiso de gastar 2% del PIB en este sector. Ahora hay que ver si Alemania piensa crecer militarmente bajo una estructura integrada europea o si, por el contrario, priorizará principalmente sus intereses nacionales.

El mundo ha pasado a ser un sitio más conflictivo y geopolítico en las últimas dos décadas. Países importantes para la Unión Europea son vulnerables a conflictos civiles o son liderados por autócratas. Este entorno inestable requiere que el continente asuma sus responsabilidades en materia de seguridad. Ha llegado el momento de crear una política de defensa potente. Sabemos dónde hay que llegar y qué obstáculos superar; solo falta liderazgo político.


Ángel Saz-Carranza es profesor titular de Estrategia y Políticas de Esade, director de EsadeGeo y coordinador del proyecto europeo ‘ENGAGE: Envisioning a New Governance Architecture for a Global Europe’.

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