La ruta de los opioides
Aunque el Departamento de Justicia de Estados Unidos asegura que la ruta de los opioides comienza en China, se ha encontrado que los carteles mexicanos han creado una red de laboratorios clandestinos para producir fentanilo.
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Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, entre 1999 y 2021, cerca de 650.000 personas murieron a causa de una sobredosis relacionada con algún opioide, ya fuera ilegal o recetado por un médico. Y la situación no ha hecho más que agravarse en los últimos años: tras la pandemia, las muertes por sobredosis de drogas aumentaron un 38%. Se calcula que los opioides son los responsables del 75% de todas esas muertes.
Los opioides son un tipo de drogas muy usado en medicina porque atenúan el dolor y funcionan como un potente sedante, y también causan sensación de bienestar y hasta euforia. Pueden ser de origen natural, como la heroína, la morfina o la codeína, o de origen sintético, como el fentanilo, que es hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
En la crisis del fentanilo en Estados Unidos, el origen se sitúa en la propia industria farmacéutica. Esta sustancia fue desarrollada a principios de los años 60 en Bélgica y aprobada para uso médico en EE.UU. en 1968. Sus ventajas eran muchas: al tratarse del opioide más potente disponible, ofrecía unos efectos analgésicos y sedantes muy apreciados para tratar dolores agudos. El problema es que es altamente adictivo, la dosis letal es muy baja (tan solo de 2 miligramos) y se traspasa con facilidad si se consume sin seguir la prescripción médica (algo muy fácil si se toma en drogas recreativas adulteradas).
En los años 90, la farmacéutica Purdue creó unas pastillas a base de opioides llamadas Oxycontin que se popularizaron en las consultas médicas como solución para dolores puntuales o crónicos para la población en general (hasta ese momento, los medicamentos de ese tipo se reservaban para enfermos de cáncer). Como ahora se sabe, lo lograron a través de mensajes engañosos como que «no enganchaban», tal y como cuenta la psiquiatra especializada en adiciones Anna Lembke en su libro Drug Dealer, MD: How Doctors Were Duped, Patients Got Hooked, and Why It’s So Hard to Stop.
En la crisis del fentanilo en Estados Unidos, el origen se sitúa en la propia industria farmacéutica
Como consecuencia de su uso y abuso, proliferaron en Estados Unidos los adictos que buscaban desesperados: iban de consulta en consulta para acumular recetas, recurrían a la heroína –más barata– y se abastecían como podían en el mercado ilegal. En ese contexto, el consumo de fentanilo se disparó, no solo entre quienes buscaban la sustancia, sino también porque otras drogas como la cocaína o la metanfetamina comenzaron a cortarse con fentanilo para abaratar sus costes.
Aunque una de las ventajas del fentanilo es su facilidad de fabricación, la ruta de este tipo de opioides suele comenzar en China. Así lo cree el Departamento de Justicia de Estados Unidos, quien presentó este verano cargos contra cuatro empresas chinas por su participación en la producción, distribución y venta de precursores químicos utilizados en la fabricación de opioides sintéticos.
Según un informe de dicho departamento, «las empresas químicas de la República Popular de China producen y venden la mayoría de los precursores químicos que utilizan hoy los carteles de Sinaloa y Jalisco para fabricar fentanilo y metanfetaminas». De este modo, los carteles mexicanos habrían creado toda una red de laboratorios clandestinos donde se produciría el fentanilo, lo que les habría permitido pasar de ser simples recaderos de los traficantes que operaban en Colombia a ser los creadores de sus propias drogas, como señala el periodista Sam Quinones en su libro The least of us.
Se trata de unas drogas que, además, son muy baratas de producir. Por lo tanto, aún cuando Estados Unidos lograse la cooperación a la que parece haber accedido el gobierno chino (que se ha comprometido a perseguir a las empresas que fabriquen precursores de fentanilo), para los narcotraficantes no debería de ser complicado encontrar proveedores en otros países, como, por ejemplo, la India.
¿Y qué ocurre mientras tanto en Europa? Aunque está aumentando el consumo de fentanilo de forma ilegal, es poco probable que haya una crisis de la magnitud de Estados Unidos, debido a que, históricamente, los sistemas de salud han limitado la medicación con estos fármacos a espacios controlados por la comunidad médica.
De hecho, como se puede comprobar en el estudio Opioides en España: Ni repunte de heroína ni crisis de opioides a la americana, realizado por Episteme, nada parece prever que España vaya a sufrir una crisis de opioides o reproducir la epidemia de heroína de los años 80. Sin embargo, el fentanilo es una sustancia que genera muchas incógnitas, debido al aumento de la prescripción de fármacos legales con este componente y, sobre todo, a su presencia como adulterante de otras drogas más consumidas por la población española como la cocaína. Por el momento, las incautaciones de fentanilo en Europa han sido testimoniales y las muertes por sobredosis de esta sustancia no son demasiado significativas (en 2021, por ejemplo, hubo 140 en todos los países miembros de la UE).
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