Internacional

Breve historia de la Ruta de la Seda

China lleva años destinando ingentes cantidades de dinero a la creación de infraestructuras para una red comercial que integraría a más de 60 países. Xi Jinping la llama la «Nueva Ruta de la Seda», recordando así la extensa red que conectó a Oriente y Occidente entre los siglos II a. de C. y el XV de nuestra era.

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
05
abril
2024

En su determinación por convertir a China en la primera potencia mundial para 2050, el presidente Xi Jinping ha acuñado el concepto de «Nueva Ruta de la Seda» para referirse a la política de grandes inversiones en infraestructuras terrestres y marítimas. Pero, ¿qué fue originalmente la Ruta de la Seda y qué supuso en términos de intercambio y desarrollo económico, social y cultural?

El evocador nombre fue utilizado por primera vez en el siglo XIX por el explorador alemán Ferdinand von Richtofen para designar a un conjunto de caminos que conectaron China con el mundo occidental entre el año 130 a.C. y 1453, fecha en que el Imperio Otomano bloqueó por completo la vía comercial. Durante casi 17 siglos, la ruta de la seda permitió el contacto y el intercambio cultural, tecnológico y religioso entre civilizaciones tan distintas y distantes como el Imperio Romano, los pueblos de Asia central, la India y el Imperio Chino.

Las bases de una ruta segura que uniera Oriente con Occidente empezaron a sentarse dos siglos antes de su apertura oficial. Por la parte europea, Alejandro Magno había forjado entre el 356 y el 323 a.C. un imperio que se extendía desde Grecia hasta la India, mientras que desde China la dinastía Qin lograba unificar el imperio y crear condiciones para el comercio como un sistema de pesos y medidas, una red de caminos y una barrera defensiva, la Gran Muralla, que durante siglos protegió la ruta de los ataques de las tribus nómadas del norte.

Xi Jinping llama «Nueva Ruta de la Seda» a la política de grandes inversiones en infraestructuras terrestres y marítimas

Sin embargo, fue la poderosa dinastía Han la que dio carta de naturaleza a la ruta. Todo comenzó cuando el emperador Wu decidió enviar en el año 138 a.C. al explorador Zhang Qian al frente de una misión diplomática con el fin de establecer alianzas con pueblos de Asia Central para hacer frente a los temibles guerreros Xiungnu que hostigaban a los chinos desde el extremo noroccidental.

Gracias a su largo periplo, Qian pudo llevar al emperador muchas y valiosas noticias de civilizaciones que se extendían desde China hasta los confines del Imperio Romano. Fue entonces cuando Wu se propuso aprovechar las oportunidades que le podría brindar una ruta que conectase comercialmente imperios tan importantes en aquel preciso momento como el romano (Europa), el parto (Persia), el Kushán (en el valle del Indo) y el chino.

Los chinos conocían el secreto de la seda desde hacía más de 2.000 años, pero en Europa no se vio nunca un tejido semejante y este pronto se convirtió en un símbolo de lujo y distinción para la aristocracia romana. Durante la dinastía Han, los ovillos de seda tenían valor monetario y servían para comerciar con otros pueblos.

Aunque la seda es el material que ha terminado dando nombre a la ruta, lo cierto es que fueron muchas las mercancías que viajaron por sus caminos: lana, porcelana, marfil, especias, porcelana, vidrio, estucos y armas, entre otras muchas. Tampoco es correcto hablar de una única ruta de la seda, ya que se trataba más bien de una telaraña de caminos que conectaban enclaves como Xiam, Karakorum, el paso de Khunjerab, Susa, el valle de Fergana, Samarkanda, Taxila, Antioquía, Alejandría, Casán o Constantinopla.

La Ruta de la Seda sobrevivió a la caída del Imperio Romano de Occidente y a la dinastía Han en China en gran parte gracias a los mongoles, que durante siglos la defendieron frente a las incursiones de los hunos. A lo largo de la historia, por la ruta llegaron a Europa inventos chinos mucho más trascendentales que la seda, como el papel y la pólvora. También a través de estos caminos se transmitió la peste bubónica que diezmó a la población del Imperio Bizantino.

La toma de Constantinopla en 1453 supuso el cierre definitivo de esta importante vía de intercambio comercial y cultural. El contratiempo obligó a las potencias occidentales a enviar navegantes hacia el oeste, lo que llevó a la conquista de América y a la apertura de nuevas rutas marítimas hacia el lejano oriente. La Ruta de la Seda permanecerá siempre como una de las mayores contribuciones al desarrollo y al intercambio cultural y tecnológico de la historia de la humanidad.

 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

La dictadura (im)perfecta

David Jiménez

A menudo se ignora la letra pequeña del póster promocional de la dictadura china, un sistema arbitrario sin garantías.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME