«El 5G es innovación en estado puro, nos conecta»
Heather Johnson, vicepresidenta de Sostenibilidad y RSC de Ericsson, reflexiona sobre ODS, inteligencia artificial y 5G.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2019
Artículo
La robótica y la inteligencia artificial han abandonado las grandes producciones de ciencia ficción para convertirse en realidad y se presentan como un actor clave para afrontar los retos globales en materia de educación, cambio climático y acción humanitaria. De ahí la necesidad de que la innovación tecnológica tenga presentes, hoy más que nunca, los Objetivos de Desarrollo Sostenible: solo así se podrá construir un futuro más igualitario para todos. Ese es el enfoque que Heather Johnson, vicepresidenta de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa de Ericsson, aporta a su departamento. Para ella, la sostenibilidad debería ser la columna vertebral de todos los aspectos de los negocios, no solo en la industria tecnológica, sino en todos los sectores. Durante su visita a las oficinas de la compañía sueca en Madrid, hablamos con ella sobre inclusión, tecnología y el futuro del 5G.
¿Cómo ha sido la experiencia de llevar a cabo una primera reunión monográfica sobre sostenibilidad en España?
El día ha sido muy intenso. Hablamos, sobre todo, de la responsabilidad social corporativa ya existente. Llevamos a cabo una especie de mesa redonda en la que tenía cabida todo el staff de Ericsson. Para mí es vital que todo el mundo participe, y durante jornadas como esta conseguimos que nuestros clientes y socios se involucren en lo que hacemos de una forma más activa. Normalmente, en este tipo de reuniones monográficas tienes a una persona experta en la materia que te ofrece una visión global del tema, y ahí se queda. Sin embargo, esta vez, tras mi charla, intervinieron en la mesa redonda varias personas expertas en diferentes áreas de la empresa, gente que trabaja en Ericsson y que es especialista en salud y seguridad, suministro responsable y todos esos temas tan importantes en las empresas que a veces resultan un poco pesados o difíciles de entender. Su charla fue muy enriquecedora e hizo que la reunión fuese verdaderamente potente: se pusieron sobre la mesa tanto la visión global desde el punto de vista de los directivos de la empresa como lo que está ocurriendo en el día a día.
¿Lleváis a cabo este tipo de reuniones en otros países?
Es la primera vez que hago algo así. Tras la mesa redonda estuve hablando con nuestros colegas de Telefónica y coincidíamos en que, sin duda, la sostenibilidad está cada vez más presente en las agendas de las empresas e instituciones. La semana pasada, por ejemplo, me citaron en la ONU para llevar a cabo un diálogo del estilo con Verizon, uno de nuestros clientes estadounidenses. Nos hemos dado cuenta de que hay un impulso sostenible cada vez más importante y tenemos que aprovecharlo, ya que se presenta como el escenario idóneo para difundir nuestro mensaje y, a la vez, conectar con los clientes a otro nivel que nos une más. Eso es precisamente lo que queríamos conseguir con esta reunión en Madrid: conectar con el personal y ver cómo abordar el siguiente paso, es decir, el diálogo con nuestros homólogos y clientes.
«Hay un impulso sostenible cada vez más importante y tenemos que aprovecharlo»
¿Esta reunión con Telefónica, o la de Verizon de hace un mes que comentabas, hubiesen sido posible hace diez años?
No, con este enfoque de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa, de ninguna manera. Llevo veinte años trabajando en Ericsson y los diez últimos los he pasado en el equipo de Sostenibilidad. El pasado septiembre me convertí en la líder del departamento y debo decir que Ericsson es uno de los mejores lugares en los que te puedes desarrollar profesionalmente en esta área, sobre todo porque se encuentra en la vanguardia de muchos temas de sostenibilidad. Así es ahora, pero hace diez años la sostenibilidad no hubiese estado en el centro de la conversación, ni en Ericsson ni en ninguna otra empresa.
Como estadounidense que trabaja en una empresa europea tienes un punto de vista único de la manera de en que se hacen negocios en un continente y en el otro. ¿Cuán diferente es el enfoque en sostenibilidad en una empresa del norte de Europa que en una de Estados Unidos?
Creo que, de manera muy amplia —no olvidemos que esto es una generalización—, tradicionalmente Estados Unidos ha tenido una visión muy filantrópica de la empresa y de la sostenibilidad. Hoy en día aún existen incentivos fiscales que promueven esta filantropía en materia sostenible. Me explico: cuando lees los informes de sostenibilidad de las empresas de Estados Unidos, te das cuenta de que se habla mucho de donaciones, de voluntariados, de actos benéficos… Hasta ahí llega la sostenibilidad, aunque también es verdad que hay un par de empresas que están empezando a romper moldes en ese sentido, como ocurre con Microsoft, que está avanzando en el ámbito de la inteligencia artificial, por ejemplo. Por su parte, Europa, en general, —no sé si es igual en el norte y el sur—tradicionalmente ha tenido una mirada más sustancial en lo relativo a la sostenibilidad, enfocada sobre todo en materia de medio ambiente.
¿Cuáles son los temas más candentes, los hot topics, en el área de la información no financiera?
En Ericsson ya teníamos la información no financiera muy integrada en la compañía —mucho antes de las nuevas normativas—, pero la llegada de una legislación específica actuó como una especie de catalizador en tanto en cuanto que incorporó bastantes cambios en la manera en que desarrollamos nuestro informe anual. No cabe duda de que es un buen paso, porque, aunque siempre hemos hecho evaluaciones de tangibilidad, en 2018 fuimos un poco más lejos y trabajamos con todos y cada uno de los segmentos de negocio para explicarles cómo se debían hacer estas evaluaciones, en qué consistían y porqué son ventajosas para nosotros. Nuestra intención no fue tanto informar o cambiar la manera de hacer las cosas, sino asegurarnos de que se entendía y se analizaba lo que había cambiado de cara a nuestro informe anual. Para realizar el informe del año pasado, por ejemplo, echamos un vistazo a nuestra red de negocio y nos dimos cuenta de la importancia que tiene el uso de energía. Saber esto tiene un impacto en nuestro desarrollo de productos, ya que queremos establecer objetivos que reduzcan el uso de energía en nuestro portfolio. Ahora podemos enfocarnos en ello con conocimiento y crear impacto positivo. Si cogemos los análisis individualizados de nuestros servicios, de los responsables de la instalación, incluso de la dirección, todos ellos van a focalizarse en salud y seguridad laboral. Sin embargo, al hacer llegar la sostenibilidad a todos los ámbitos de la empresa se consigue que todos los sectores la entiendan como el elemento esencial que es, y lo incorporen a sus visiones de negocio.
«Al hacer llegar la sostenibilidad a todos los ámbitos de la empresa, se consigue que la entiendan como el elemento esencial que es»
¿Cómo se presenta la sostenibilidad hoy en Ericsson?
En términos generales, creo que la manera en que Ericsson está acercándose a la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa consigue que hablemos de una empresa sostenible que presta atención a la salud y seguridad, a los suministros responsables, a la lucha contra la corrupción, a los derechos humanos, etc. En eso se fundamenta la reducción de riesgos —que, al final del día, es la esencia de la sostenibilidad a nivel empresarial— tanto para la empresa como para los clientes o los accionistas. Lo más interesante es que ese fundamento, esa base, no permanece inalterable, sino que se amolda a las demandas de los clientes, a los requisitos legales, etc. Veo una tendencia muy interesante: accionistas y empleados empiezan a preguntarnos qué estamos haciendo y nos presionan para que traduzcamos nuestro negocio a un lenguaje entendible. Si prestamos atención a la creación de impactos positivos de la compañía, entonces hablamos de reducción de consumo de energía, de medio ambiente y de clima como pilares sobre los que se construye lo demás. Pero también de acceso global a internet. El concepto de internet para todos es básico para nosotros. Voy a explicarlo por partes: empecemos entendiendo que la energía, el medio ambiente y el clima forman tres círculos concéntricos. Ahora, pensemos en Ericsson como una empresa que formaría otro círculo. Después tenemos varios núcleos: nuestra huella de carbono, cómo transportamos nuestros productos, cómo se utiliza la energía en nuestras instalaciones, nuestro transporte, nuestra flota… y cómo «viaja», por así decirlo, nuestro negocio. No cabe dudas de que hemos obtenido buenos resultados al establecer un objetivo de reducción de huella de carbono, por ejemplo: en cinco años la hemos reducido en un 50%. Ahora nos encontramos en el segundo año de una segunda tanda de objetivos de reducción de huella de carbono y nuestra intención es reducirla otro 35%. Si lo piensas detenidamente, se trataría de una reducción bastante substancial. Otro de estos círculos concéntricos se entiende echándole un vistazo a nuestros productos. Como tenemos 25 años de evaluaciones del ciclo de vida de los mismos sabemos que los productos de ahora son los más «verdes» de todos los que hemos tenido. Pero son verdes no solo desde una perspectiva medioambiental, sino también en relación a su coste, algo importante para nuestros clientes, ¿no? El último de estos círculos de los que hablo sería la idea de conseguir hacer llegar internet a todo el mundo. Realmente ese sería el paraguas bajo el que se aglutina todo lo que te he contado hasta ahora. Ahora mismo nos encontramos en eso que llamamos un «momento 50-50», es decir, el 50% de la población mundial tiene acceso a internet, pero ¿y el otro 50%? Creemos firmemente que, de él, la mayoría estará conectada por una banda ancha móvil en un futuro no tan lejano.
«El 50% de la población mundial tiene acceso a internet, pero ¿y el otro 50%?»
Muchos operadores están también en esa búsqueda del «internet para todos». ¿Trabajáis juntos o vais cada uno por vuestra cuenta, compitiendo?
Obviamente trabajamos con otros operadores, no podemos estar desconectados de ellos. ¿Un mundo conectado, pero desconectado? No tendría sentido. Hemos establecido un objetivo y tratamos de cuantificarlo. Tenemos, además, un informe de movilidad de Ericsson con una visión anual de la industria. Nos hemos marcado como meta intentar conectar a otros quinientos millones de personas, esencialmente para que tengan acceso a la educación, a la información, a la atención médica, etc. Desde la industria puedes estimular tantas cosas en la sociedad… Hemos llevado a cabo estudios con el Imperial College de Londres y, por primera vez, nos hemos enfocado en la correlación del impacto positivo entre el crecimiento del PIB y la penetración de la banda ancha móvil. Lo más interesante es que nos preceden décadas de investigación, pero esta es la primera vez que alguien estudia la banda ancha móvil. Este estudio es el resultado de dos años de colaboración, así que creemos que es bastante robusto. Además, en Ericsson llevamos trabajando con Jeffrey Sachs desde principios de los 2000, originalmente en su proyecto Millennium Villages en el África subsahariana. Fue con esa iniciativa con la que nos dimos cuenta de algo vital: en Occidente es normal coger el móvil y llamar al hospital si te pasa algo, pero hay zonas del planeta en las que es un avance enorme. Cuando pensamos en lo que ha pasado en la última década, nos damos cuenta de que la transformación ha sido gigantesca. De esa colaboración surgió, de manera orgánica, un programa educativo propio de Ericsson muy en línea con los ODS. Analizamos la situación y vimos que había un número significante de menores asistiendo a la escuela primaria —cosa que años antes no ocurría—, pero aún quedaba mucho por hacer a nivel de educación secundaria, especialmente para las niñas, el colectivo más vulnerable.
¿Cómo podemos trasladar el mensaje de la reputación, entendida en términos de sostenibilidad y responsabilidad, al resto de la empresa?
La sostenibilidad es reducción de riesgos, ¿no? Por eso hay que tener en cuenta a uno de los stakeholders históricos, los inversores, que son los primeros que quieren que sus inversiones sean seguras. Llevo una década reuniéndome con ellos, analizando para ellos y, literalmente, hasta hace pocos años, no les importaba nada el tema de sostenibilidad. Es verdad que no es la cura para todo, pero tener los Objetivos de Desarrollo Sostenible como marco nos brinda una oportunidad única de tener un lenguaje es común para todos, podemos entendernos mejor, ya sea con socios de comunicación nacional, clientes —como Telefónica— o inversores. Todo está cambiando.
Pero dices que parece que los inversores no se preocupan por los ODS y la sostenibilidad, ¿no? O se preocupan, pero solo hasta cierto punto…
Mi mayor reto es ese: que los inversores entiendan que la sostenibilidad es importante. El «internet para todos» es una mina de oro si somos capaces de conectar de verdad a la gente, y eso es lo que hace que nuestros clientes tengan éxito. Nuestra esencia es conectar a todo el mundo, es lo que somos. A menudo la gente elige entre hacer negocio o hacer cosas buenas para la sociedad, pero no es algo entre lo que haya que elegir, se pueden hacer ambas cosas: negocios con impacto positivo.
«Hasta hace pocos años, a los inversores no les importaba nada el tema de sostenibilidad»
Normalmente esta idea de maximizar el impacto positivo suele encontrarse fuera de la empresa, en una fundación que se dedica solo a eso. ¿Cómo se gestiona en Ericsson?
Nosotros no tenemos una fundación, sino que estamos plenamente integrados. Mi equipo trata temas de salud y seguridad, pero también del portfolio, de sostenibilidad, compromiso con los accionistas… incluso tenemos un área centrado en derechos humanos y dos programas conectados con la respuesta de Ericsson ante determinadas situaciones. El departamento es bastante amplio y no hacemos distinciones, a pesar de que en la mayoría de las empresas no funcionen así.
¿Cómo integráis sostenibilidad y la inteligencia artificial en Ericsson?
En nuestro código de conducta hemos añadido, por primera vez, una sección específica sobre inteligencia artificial responsable; no es exhaustiva, pero al menos ya estamos incluyéndolo. Lo que decimos, básicamente, es que si tú, como proveedor de Ericsson, estás desarrollando cualquier tipo de solución que incorpore inteligencia artificial, entonces tienes que incluir una perspectiva responsable a tu negocio.
Ya no hablamos solamente de los ODS, sino su integración en la robótica, en la ética empresarial o en la inteligencia artificial. ¿Está todo conectado?
Viajemos en el tiempo y recordemos los Objetivos del Milenio. Cuando se establecieron, nadie pensaba, para nada, en lo que la robótica y la tecnología podrían alcanzar. La banda ancha estaba aún en pañales. En cambio, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible se tiene en cuenta el papel de la tecnología en el mundo, solo hay que mirar el ODS 9 sobre industria, innovación e infraestructura o el 17, que nos habla de alianzas para lograr todos los objetivos. En 2015, cuando los Objetivos se estaban lanzando, no supusieron per se un empuje total para la industria, ya que existía aún un poco de incertidumbre sobre ellos. En Ericsson unimos fuerzas con la Universidad de Columbia para llevar a cabo una investigación sobre el rol de las TIC en la aceleración de la consecución de los ODS a través de la inteligencia artificial. Obviamente, para el sector, algunos de los objetivos son más relevantes que otros. Pero desde Ericsson estamos defendiendo el rol de la tecnología, de las TIC en particular, para alcanzar la Agenda 2030. Hay aún cosas que hacer, pero la tecnología está ahí.
¿Hasta qué punto están integrados los ODS en vuestra estrategia de negocio?
Como compañía —y no como departamento de Sostenibilidad, sino como empresa— estamos articulando la Agenda 2030 como una estrategia de negocio. Sin duda es algo que se revisará anualmente, pero tenemos un papel muy importante a la hora de avanzar hacia adelante. Aún no hay resultados de impacto, pero diría que se está haciendo mucho más que en cualquier otro momento de la historia. Es imprescindible que pensemos en el largo plazo. Ahora mismo veo una madurez que no había antes. En los primeros años de la implantación de los ODS, es cierto que se usaron más como vehículo o medio para comunicar. A día de hoy se puede ver cómo algunas de las compañías líderes del sector —y diría que Ericsson se encuentra entre ellas— están empezando a preguntarse cómo usar, cómo integrar aún más los ODS en su planteamiento como empresa. Es un progreso, ¿no crees?
Hemos hablado de principios responsables respecto a la inteligencia artificial, ¿hay algo más sobre robótica, ética, etc., que estéis haciendo en Ericsson?
Estamos pensando en integrar la inteligencia artificial, además, en términos de 5G. Tenemos buenos ejemplos sobre esto, ya que el 5G es innovación en estado puro y, de manera global, nos conecta. Ya hemos pensado sobre todo el impacto positivo que puede tener, incluso tenemos informes sobre gobernanza móvil. Vamos a desarrollar esta tecnología para incorporarla de manera exponencial y acelerada. En materia de clima, por ejemplo, estamos trabajando en un estudio nuevo sobre sostenibilidad y TIC, con otros socios clave, académicos, con WWF, etc. Este informe culminará en nuestra hoja de ruta climática.
«El 4G fue disruptivo en términos de conexiones personales e innovación; el 5G se dirigirá a la industria más que a al ámbito personal»
Usamos el big data a la hora de hablar de desastres naturales, para luchar contra las desigualdades… El 5G nos está dando mucha información, muchos datos, para poder usarlos para «hacer el bien».
Sin duda, el 5G lo va a acelerar todo: cómo conseguir la información, su transmisión, analizar su sensibilidad, procesarla, archivarla, usarla… Será una forma de recabar inteligencia. Sin duda, esa es la esencia del 5G, pero no se trata solo de datos, sino de poder crear nuevas estrategias y diseños. El 4G fue disruptivo en términos de conexiones personales e innovación, pero el 5G se dirigirá a la industria más que a al ámbito personal. Claro que lo usaremos como consumidores, sin duda, pero a la industria le permitirá innovar como nunca antes. Habrá muchos usos diferentes para el 5G y nos ofrecerá flexibilidad, y nos ayudará a mejorar la calidad de nuestros servicios. En términos de producción, el 5G ayudará a hacerla más sostenible. Sin duda, esperamos que traiga consigo numerosos beneficios desde un punto de vista medioambiental, y ya se conocen unos cuantos: reducirá el consumo de energía y, además, nos conectará en tiempo real y permitirá que se resuelvan errores y fallos en el momento exacto en el que se producen. Eso supondrá un ahorro de dinero y aumentará la seguridad laboral. Una vez más, estaremos reduciendo riesgos. No solo hablamos de seguridad en el trabajo, el 5G será imprescindible en agricultura, por ejemplo, para conectar a los granjeros en zonas rurales y hacerles la vida y el trabajo más sencillo.
¿Cómo podrá estimular o acelerar la consecución de los ODS?
Hay una conexión entre sostenibilidad y PIB, ¿verdad? Ya hemos hablado de esto. De la misma manera, también la hay entre sostenibilidad, ODS y 5G. Nos encontramos ante las puertas de una transformación radical que está a punto de ocurrir. Solo cuando hayamos recorrido el camino de innovación del 5G podremos saber cómo nos ayudará a alcanzar los ODS. Aunque aún tenemos que recorrerlo, sabemos que, sin duda, ayudará.
COMENTARIOS