7 preguntas para entender la universidad más puntera del mundo
La Singularity University parte de la idea de que llegaremos a un momento en que la inteligencia artificial superará a la humana, y debemos ser capaces de aprovecharlo a nuestro favor.
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¿De qué estamos hablando?
La Universidad de la Singularidad es una institución académica de Silicon Valley con un lema: «Be exponential» (sé exponencial), cuyos objetivos son «reunir, educar e inspirar a un grupo de dirigentes que se esfuercen por comprender y facilitar el desarrollo exponencial de las tecnologías y promover, aplicar, orientar y guiar estas herramientas para resolver los grandes desafíos de la humanidad». Su nombre hace referencia a la denominada singularidad tecnológica.
¿Qué es la singularidad tecnológica?
Es la inteligencia artificial (IA) absoluta. Un advenimiento inevitable en el que un equipo de cómputo, red informática, o un robot, serán capaces de rediseñarse a sí mismos para mejorarse, o incluso fabricar y mejorar nuevas máquinas inteligentes. Las repeticiones de este ciclo de mejora continua darían lugar a una situación fuera del control humano donde las máquinas inteligentes podrían diseñar otras generaciones de máquinas sucesivamente, y cada vez más potentes. En definitiva: la creación de una inteligencia muy superior a la capacidad intelectual humana. La Universidad Singularidad lo que pretende es, entre otras cosas, aprovechar este proceso para que no actúe en nuestra contra, sino a nuestro favor.
¿Es una universidad al uso?
No exactamente. No tiene la pretensión de ser una universidad acreditada, sino complementar a las universidades tradicionales, con diferentes cursos especializados, con profesorado del más alto nivel (CEO de multinacionales, científicos, emprendedores de éxito, popes tecnológicos…) que incluye ponentes de la talla de Larry Page, fundador de Google, Vint Cerf, uno de los padres de internet, o Buzz Aldrin, miembro de la tripulación del Apollo 11 que pisó la Luna por primera vez. Cubren muchas materias, pero todas unidas por el epíteto «transformadora». En algunos casos, la universidad se vale de su lema -«Be exponential» para denominar sus cursos: Exponential Finance, Exponential Manufacturing y Exponential Medicine.
¿Quién está detrás?
Sus fundadores son los doctores Peter Diamandis (Nueva York, 1961) y Ray Kurzweil (Massachusetts, 1948). El nombre de la universidad se refiere al libro de este último, The singularity is near, en el que anticipa que los avances exponenciales en tecnología modificarán la vida humana hasta límites insospechados. El científico generó mucha controversia con una de sus teorías, según la cual los ordenadores llegarán a acumular en el futuro tanto poder que dominarán el mundo. Tal cual.
Peter Diamandis, por su parte, es un empresario espacial y presidente de la X Prize Foundation, una ONG que organiza concursos en diferentes áreas para premiar avances que contribuyan al bien de la humanidad. Desde energía sostenible y accesible en África hasta robots de bajo coste para exploraciones lunares y planetarias, pasando por medidas contra la escasez de agua o por la igualdad de oportunidades definitiva para la mujer. Muchos de ellos están premiados con decenas de millones de dólares.
¿Quién paga todo esto?
Los alumnos, claro. Los cursos no son baratos, y para muestra, un botón: uno de finanzas «exponenciales» de solo tres días, supera los 2.000 dólares (unos 1.900 euros). El programa troncal, que abarca biotecnología y bioinformática, nanotecnología, robótica, inteligencia artificial, computación cognitiva, ciencias físicas y espaciales así como derecho, finanzas, política y ética, dura nueve semanas y cuesta 19.000 euros al cambio. Estas elevadas sumas no son, en cualquier caso, disuasorias: en su inauguración, hace ocho años, la página web de la universidad se colapsó por la entrada masiva de miles de solicitantes. Solo 30 tuvieron la oportunidad de entrar, aunque a día de hoy el aforo para el programa central se ha triplicado. Para acceder hay que superar diversas pruebas y entrevistas personales. La universidad ofrece becas que financian hasta el 90% de los cursos, para lo que se basan en «criterios propios» a la hora de seleccionar a los afortunados.
¿Y quién financió el arranque?
Aparte de sus dos fundadores, varias organizaciones y empresas de relevancia mundial se han embarcado en este proyecto. Las más sonadas: Google, que ha puesto un millón de dólares, y la NASA. La sede está, de hecho, en el campus Research Park de la agencia aeroespacial. «Los retos de nuestro planeta son profundos», dijo Vint Cerf durante la inauguración. Es uno de los creadores de la red y actual y «jefe de evangelización de Internet» en Google, como el propio buscador define su cargo. «Necesitamos los mejores corazones y mentes trabajando juntos por una causa única», añadió el gurú de las telecomunicaciones.
¿Tiene alguna relación con España?
Poca, aunque en 2015 estuvo uno de sus directores, el ex vicepresidente de Yahoo Salim Ismail, para organizar un concurso de ideas y seleccionar a dos candidatos españoles. Fueron el arquitecto Diego Soroa, entonces de 38 años, y el ingeniero industrial y abogado Manuel Triantafilo, que aún no había llegado a la treintena. «De mis cinco ídolos en inteligencia artificial, cuatro de ellos estaban allí a mi disposición para hablar, consultarles ideas o ayudarme a desarrollarlas, es algo increíble», declararía al diario El Mundo después de la experiencia.
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