¿Falsificado? Me lo llevo
Las ventas de falsificaciones mueven en todo el mundo unos 412.000 millones de euros, el equivalente al 2,5% del comercio mundial. ¿Quiénes son los principales compradores?
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Al boom de las tiendas online chinas se acaba de sumar Hacoo. Si los reclamos de los otros ecommerce que triunfaron antes —como Temu o Shein— eran sus bajos precios y que no resultaba difícil encontrar prendas parecidas a las que protagonizan las grandes tendencias de moda, los artículos que intentan desentrañar ahora por qué triunfa la nueva plataforma señalan desde sus titulares que en Hacoo se pueden encontrar «falsificaciones casi perfectas». Vender falsificaciones no está permitido en los términos de uso del marketplace, cierto, pero los hauls de compras en las redes sociales muestran que eso es lo que van a buscar allí los internautas.
Y conecta con una tendencia mayor: para la Generación Z comprar falsificaciones se ha vuelto trendy y hablar abiertamente de ello en TikTok es parte de la experiencia. Si la industria del lujo tiene malas prácticas, afirman, hacerse con la versión pirata de sus productos es una forma de activismo. Ya sea porque ven la compra de falsificaciones como una protesta contra el capitalismo o ya sea porque no tienen dinero para comprar el producto real, muchos jóvenes se han lanzado a hacerse con productos piratas, como explica a la Cadena Ser Ana Jiménez Arco, profesora de Estudios de Economía y Empresa en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Encontrar versiones falsas de los productos deseados –y que además sean réplicas casi perfectas– es cada vez más sencillo, porque cada vez hay más aplicaciones de compra (o de compraventa) en las que ofertarlas y adquirirlas. El ecommerce ha simplificado los procesos de compra. «El menor riesgo percibido en las compras en línea y el anonimato que ofrecen las apps han facilitado este mercado ilegal», señala a SModa Pedro Mir Bernal, profesor de marketing y comportamiento del consumidor de ISEM Fashion Business School.
Para la Generación Z, comprar falsificaciones se ha vuelto ‘trendy’ y hablar de ello en TikTok es parte de la experiencia
Por supuesto, estos productos falsos mueven mucho dinero: son en sí mismos una economía. Y, para las apps que los venden, podrían haber sido la clave para el aumento del 26% en sus cifras de facturación en 2023, según concluyen algunas estimaciones.
La Oficina Española de Patentes y Marcas recuerda que las falsificaciones solo son superadas por el tráfico de armas como el «tráfico criminal que genera más lucro». Según cálculos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las ventas de falsificaciones mueven en todo el mundo una facturación de unos 412.000 millones de euros, lo que viene a ser el equivalente al 2,5% de todo el comercio mundial. Las compras piratas que se hacen en la Unión Europea suponen lo mismo que el 5,8% de todo lo que el bloque importa al año.
Estas cifras impactan en las industrias víctimas del comercio ilícito. Solo en España, se calcula que se pierden cada año unos 45.000 puestos de trabajo por el impacto económico que tiene la piratería. Y, según recuerdan los diferentes organismos de defensa de la propiedad intelectual, detrás de las falsificaciones hay un entramado comercial que, por muy ilegítimo que sea, mueve mucho dinero, muchos productos y tiene sus propias rutas de distribución. Solo la Operación Fake Star II de la EUIPO incautó casi 14 millones de productos falsificados, que incluían desde pasta de dientes o detergentes hasta ropa, con un valor de mercado de casi 121 millones de euros.
Pero ¿por qué se compran falsificaciones? Por un lado, está la tendencia centennial de consumir este tipo de productos. Pero lo cierto es que no son los únicos que compran falsificaciones. Las generaciones de más edad también lo han hecho en el pasado y lo siguen haciendo llevadas por la idea de la ganga. Por otro lado, algunos consumidores caen en la trampa y no saben qué están comprando realmente.
El desconocimiento lleva a adquirir algo que parece demasiado bueno para ser real y que, a la hora de la verdad, en efecto lo es. Una investigación a pie de playa del Fórum de Gafas, Lentes y Monturas y la asociación Visión y Vida descubrió este verano que cuatro de cada diez personas no eran capaces de diferenciar entre unas gafas de sol de marca y unas falsas.
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