Cultura

Concha Velasco, una actriz «de tripa»

Luis García Berlanga afirmó que Concha Velasco era una actriz «de tripa», y ella lo demostró sobradamente durante sus casi 70 años sobre los escenarios y en las pantallas de cine y televisión.

Fotografía original

Carlos Delgado
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27
noviembre
2024

Fotografía original

Carlos Delgado

Cuando Concha Velasco vio cumplido su sueño de trabajar con Luis García Berlanga, contaba con 60 años y más de 70 películas a sus espaldas. Para lograrlo, llegó a suplicar al director que le permitiese trabajar en su siguiente filme «de lo que sea, de mujer de la limpieza, de meritoria…». Dichas súplicas no fueron atendidas de inmediato, aunque Berlanga le dio la oportunidad de hacer las pruebas para interpretar a Trini, una de las protagonistas del que sería testamento cinematográfico del director valenciano, París-Tombuctú (1999).

Concepción Velasco Varona nació en Valladolid en 1939, y desde muy joven tuvo claro que lo suyo eran los escenarios. Pero sus inquietudes juveniles no pasaban por la interpretación, sino por el baile. La después renombrada actriz deseaba con todo su ímpetu ser bailarina. Tal empeño hizo que desde los 10 a los 20 años estudiase danza clásica y española en el Conservatorio Nacional de Madrid y que demostrase los conocimientos adquiridos en el ballet de la ópera de La Coruña y en la compañía flamenca de Manolo Caracol. Más allá de la pura danza, también fue vicetiple en algunos espectáculos de la reina indiscutible de la revista, Celia Gámez.

Sin embargo, y en paralelo a su recién inaugurada carrera como bailarina, se estrenó en el cine, como actriz de reparto, con tan solo dieciséis años. Y ahí encontraría la vocación que la convirtió en una de las intérpretes más aclamadas y queridas por el público patrio.

De actriz de reparto pasó pronto a interpretar papeles protagonistas y, junto a Tony Leblanc, comenzó a estrenar una serie de comedias que le valdrían la fama que ya nunca perdería. Las chicas de la Cruz Roja (1958), El día de los enamorados (1959), Los tramposos (1959) y otro buen puñado de películas se convertirían en verdaderos éxitos de público. Por si fuera poco, en una de estas cintas que ella y Leblanc interpretaron como protagonistas, Historias de la televisión (1965), la actriz se destapaba como cantante con un tema que se convirtió de inmediato en sintonía de la España de aquella época, «La chica yeyé». Como consecuencia de tamaño éxito, y a pesar de renegar de su propia voz, grabaría numerosos discos que le proporcionarían mayor popularidad.

En los años 70 desarrolló un cambio de registro actoral que la llevó a utilizar su nombre ya sin diminutivo

Aún con el nombre artístico de Conchita Velasco, continuó hasta principios de los 70 realizando infinidad de comedias, no solo en el cine sino también en el teatro y la televisión. En ese momento, desarrolló un cambio de registro actoral que la llevó, también, a utilizar su nombre ya sin diminutivo. A partir de entonces comenzó a crecer el mito de Concha Velasco, la actriz versátil que, además de manejarse como nadie en cualquier tipo de papel cómico, interpreta con solvencia otros, de tinte dramático, que dejan patente su madurez.

En 1974, su papel protagonista en la película Tormento, dirigida por Pedro Olea, la hizo merecedora de varios premios cinematográficos y del reconocimiento de sus compañeros de profesión. Un reconocimiento  que crecería con su participación en Pim, pam, pum… ¡fuego! (1975), también de Pedro Olea, La colmena (1982), de Mario Camus, y Esquilache (1989), de Josefina Molina, por la que fue nominada al Goya a la mejor actriz de reparto. Igualmente, se prodigó en los escenarios teatrales dejando patente su evolución al interpretar, en 1977, a Mariana Pineda en Las arrecogías del beaterío de Santa María Egipcíaca, obra de José Martín Recuerda, que había quedado prohibida por la censura y no pudo ser representada hasta que se instauró el régimen democrático en España. Su amor por el teatro quedaría certificado en 1985, cuando, junto a su marido Paco Marsó, funda su propia compañía.

En 1985 fundó su propia compañía de teatro

En paralelo, la actriz, considerando que cine y teatro no eran suficientes para su empeño interpretativo, dejó patente su talento también en el medio televisivo. Su interpretación de Santa Teresa de Jesús en la serie homónima dirigida, en 1984, por Josefina Molina, le valió el aplauso incondicional de críticos y espectadores. Más allá de esta y otras producciones televisivas, también llegó a ser presentadora de programas en la pequeña pantalla.

Concha Velasco no dejaría de mostrar su versatilidad hasta casi su fallecimiento en 2023. Cosechó innumerables premios como el Max y el Valle-Inclán de teatro, el Ondas de televisión o la Espiga del Festival Internacional de Cine de Valladolid. Una actriz «de tripa», como afirmó Luis García Berlanga, bajo cuya dirección Concha Velasco interpretó el papel de Trini en París-Tombuctú. Tras rogar a la mujer de Berlanga, esta le recomendó hacer la prueba vestida de color fucsia, tono por el que el director sentía debilidad. Años después, la propia actriz confesó haberse presentado vestida con ese color a la prueba, «hasta las bragas de color fucsia», para así lograr que Berlanga le concediera el papel.

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