Visibilizar los DSS, mayor equidad en salud
Los determinantes sociales en salud (DSS) pueden implicar diferencias de hasta cuatro años en la esperanza de vida. Por eso es fundamental trabajar en su eliminación.
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Cuando hablamos de conseguir igualdad total, solemos pensar en el empleo, la vivienda o el género, pero pocas veces en la salud. Y es que, en el camino hacia la equidad, la senda de la sanidad es una de las más olvidadas, y el acceso sigue estando muy determinado por las condiciones socioeconómicas. Factores como el lugar de residencia, el género, el acceso a la educación o la situación económica pueden cambiar una vida: un diagnóstico tiene resultados diferentes dependiendo de los condicionantes de quien los recibe y su grado de vulnerabilidad social y clínica. Trabajar por una salud no determinada es trabajar para que estos determinantes no causen inequidades en salud. Por ello, es necesario actuar a través de un abordaje multisectorial en cuanto a formación y concienciación, apostando por un aumento del registro de datos y evidencias.
Uno de los principales determinantes es el género (en España, las mujeres viven de media 82,9 años, frente a los 77,3 años de los hombres). También la situación económica importa, pues tener más recursos puede implicar más formación, mejor alimentación y más acceso a servicios sanitarios: según un estudio publicado por la revista Nature, esto podría significar tres o cuatro años más de esperanza de vida.
Además, la precariedad laboral y habitacional también afecta a nuestra salud. En España, las personas que nacen en comunidades autónomas con un PIB per cápita alto como Madrid, el País Vasco o Cataluña tienen una esperanza de vida mayor con respecto a otras comunidades. Por otro lado, vivir en la «España vaciada» implica una menor esperanza de vida, ya que el acceso a los cuidados sanitarios, tanto de tratamiento como de prevención, es más difícil en estas zonas debido a la lejanía geográfica de los centros de salud.
Para homogeneizar las condiciones de salud entre los diferentes grupos sociales solo existe una solución: trabajar por una salud no determinada, lo cual se alinea con el ODS 3 (Buena salud) y el ODS 10 (Reducción de la desigualdad) de la Agenda 2030.
Los DSS condicionan la existencia de desigualdades que impactan en los resultados en salud (y que podrían ser evitables)
Algunas fundaciones y compañías comprometidas socialmente, como la biomédica MSD, trabajan día a día con iniciativas a nivel global como MSD para las Madres, que busca reducir las muertes relacionadas con el embarazo y el parto y que ha llegado ya a más de 30 millones de mujeres, superando su objetivo de alcanzar a 25 millones de mujeres para 2025; o el programa de donación MECTIZAN, que ha colaborado en la eliminación de la oncocercosis o ceguera de los ríos en Colombia, Ecuador, Guatemala y México y que dona cada año más de 150 millones de tratamientos para la oncocercosis y 133 millones para la filariasis linfática, y lo seguirá haciendo mientras se necesite.
En España el documento Por una salud no determinada. Una Hoja de Ruta hacia la equidad en salud, elaborado por la Fundación Gaspar Casal en colaboración con MSD, determina el camino a seguir en la lucha contra los determinantes sociales en salud (DSS). El primer paso es realizar una investigación orientada a identificar y precisar el problema. Solo así podrá establecerse un plan de acción para atajar estas diferencias que pasa, sin duda, por la necesidad de llevar a cabo un abordaje multisectorial en cuanto a formación y concienciación al resto de ciudadanos sobre su importancia. Estos pasos son claves para promover mejores resultados de salud para todos los pacientes que lleven a alcanzar la equidad.
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