TENDENCIAS
Advertisement
Cultura

En defensa de la transición

La catedrática de Derecho Constitucional Teresa Freixes reflexiona sobre la vigencia del «consenso del 78» y recuerda todo el proceso que llevó a la consolidación de la democracia en España.

Artículo

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
15
octubre
2024
El abrazo de Juan Genovés

Artículo

No recuerdo muy bien si fue en el 87 o en el 88, pero sí que era el puente de la Constitución, en un diciembre soleado, en el que, como acostumbro a hacer de vez en cuando, recorría en solitario, en coche, por carreteras secundarias, lugares que tuvieran cierto significado para mí. En aquellos días había tenido diversas conversaciones con mi padre acerca de lo que había sucedido en varias poblaciones, en las que personas que conocíamos vivieron episodios significativos durante esa fatídica Guerra Civil, de triste recuerdo en tantos ámbitos. Y el recuerdo de lo hablado me había llevado a dirigirme desde Lérida a Mequinenza y de allí a Belchite, en el corazón de la Batalla del Ebro. Quería llegar, por otras razones, hasta Morella, en el Maestrazgo, para terminar mi periplo en el mar, al norte de Castellón y llegar por la costa a Barcelona. Tenía por delante cuatro días en los que pensar sobre los escenarios vitales pasados en esos lugares, para escribir sobre ellos, proyectándolos hacia el futuro, en fuerte contraste, desde esas ruinas que se erigen, en perenne recuerdo del odio cainita, hacia la luz y el sol de un Mediterráneo que simbolizaba esa nueva España que, creíamos, había cerrado las heridas del pasado.ca

El paisaje era invernal pero soleado, serpenteaba entre lomas y bosquecillos e invitaba a la reflexión, porque terminándose la primera década de vigencia de la Constitución, ver las ruinas de Belchite, imaginar lo que había pasado allí en esos momentos, cuando el reclutamiento territorial había situado a cada combatiente en un bando, al que quizás no se hubiera adscrito por posición personal… comparar eso con lo que vivimos durante la Transición, durante la constituyente, durante el primer desarrollo constitucional, incluso durante el tardofranquismo que posibilitó el avance hacia la entente que presidió todo aquello… El contraste era palpable. Yo podía, en esos momentos, transitar amigablemente, con toda libertad, por todo ese territorio que había sido regado con tanta sangre.

¿Qué es lo que lo había permitido? Jurídicamente un texto constitucional que ha sido un referente mundial hasta que a unos cuantos les ha interesado desacreditarlo porque no les sirve para sus fines espurios. Socialmente, un abrazo, como el del cuadro de Genovés que se exhibe en el Congreso, en el que nos fundimos españoles de dentro y de fuera, de izquierda y de derecha, del centro y, creíamos, de la periferia… Económicamente unos Pactos de la Moncloa en los que sentamos las bases del diálogo social y del tránsito de la economía hacia la modernidad. Queríamos vivir en democracia y queríamos homologarnos con los demás países de Europa. Y, en aquellos momentos, en aquella carretera, ante aquellas ruinas, pensaba que lo habíamos conseguido.

Pero, ahora, resulta que nos dicen que todo eso no sirvió para nada, que fue una rendición ante la derecha capitalista, que fue una claudicación para mantener el franquismo y que la Constitución no nos representa porque la mayor parte de la población española actual no la ha votado. También nos dicen que nadie votó la monarquía, que no se respetó a las minorías, que los preceptos constitucionales justifican el olvido de lo social y que no se tuvo en cuenta el contexto plurinacional de España. O que hemos ajado la soberanía nacional transfiriéndola a una Europa que lo es todo menos democrática y que está al servicio de las multinacionales del neoliberalismo salvaje que la preside.

Nunca he visto tanto experto de facto en Derecho Constitucional en las televisiones como en estos momentos

Y nos bombardean continuamente con este tipo de eslóganes, por todos los medios. Nunca he visto tanto experto de facto en Derecho Constitucional en las televisiones como en estos momentos. Por muy respetable que sea la libertad de expresión, que lo es, el uso de declaraciones de influencers deportivos, circenses y demás mediáticos, presentadas como si de expertos en el tema se tratara, está haciendo más daño que otra cosa a la propia libertad de expresión. Porque no se trata de ejercitar la libertad de expresión, sino del derecho a la información veraz, que está conectada con la primera, pero que no es lo mismo. Cuando alguien que no conoce técnicamente un tema aparece ante la opinión pública como un oráculo, está haciendo un flaco favor a su propia causa. Yo no conozco, más que como aficionada y soy muy poco aficionada al deporte espectáculo, pues he preferido practicarlo, el reglamento de la UEFA, por lo que me abstendré de realizar declaraciones sobre la interpretación y aplicación del mismo o sobre la Superliga. Pues se podrían aplicar el mismo lema quienes se creen más papistas que el papa en cuestiones que no conocen ni por el forro.

Con todo lo que estamos viviendo en estos tiempos, da la impresión de que hemos sido raptados por los populismos, los nacionalismos, la crisis, la tergiversación de los conceptos o, entre otras, la disolución de las antiguas certezas en las procelosas aguas de procesos mal llamados democráticos, en los que en vez de situarnos en el gobierno de la mayoría, respetando a la minoría o minorías, nos hallamos sujetos a la tiranía de las minorías, que se imponen a la mayoría bajo falsos rótulos de progresismo, pluralismo o diversidad.

Evidentemente, es necesario, en todos los sistemas parlamentarios, que el gobierno se forme a partir de la mayoría y, desde Rudolf Smend y otros teóricos del período de entreguerras del pasado siglo, como su discípulo Konrad Hesse, también es conveniente que esa mayoría se obtenga con el método del consenso, evitando una política de bloques, para que la comunidad, toda ella, no solo una parte, pueda ser gobernada mediante una mayoría de integración. Ello parece haberse olvidado en estos tiempos, difíciles, que estamos atravesando, cuando, ante los recientes resultados electorales, da la impresión de que lo que se trata es de lograr que se forme una mayoría numérica, al modo del peor Schmitt, de cualquiera de los dos bloques en los que parecen querer dividirnos los opinadores de turno, dirigida a formar un gobierno que no represente al conjunto de la gran mayoría social sino, en cada bloque, solo a quienes han votado a los partidos que lo integran.

La Constitución española de 1978 ha cumplido 45 años. En un contexto difícil, quizás el más difícil de su existencia. Nació frutó del consenso, del acuerdo y de la reconciliación nacional, habiendo obtenido una amplia aprobación política y social. Incluso creímos que se había dado una respuesta adecuada a las reivindicaciones históricas de los nacionalismos periféricos. La Transición a la democracia que la hizo posible respondió a pactos profundos y, aunque alguna influencia tuvieron en ello las democracias en las que nos mirábamos, fueron factores mayoritariamente internos los que facilitaron tal tránsito.


Este texto es un fragmento de ‘En defensa de la transición’ (Almuzara), de Teresa Freixes. 

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME