Claves para saber convivir en pareja
Generar habilidades de comunicación, evitar rescatar los agravios del pasado o darle importancia a lo que realmente la tiene son tres claves importantes para que las relaciones conserven armonía, confianza y tranquilidad.
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Iniciar una relación de pareja significa experimentar intensos sentimientos y asociar a la otra persona con el disfrute, la alegría, la satisfacción y la plenitud. En la fase del enamoramiento, la química de la conexión nos lleva a liberar endorfinas y a sentir que el mundo es un lugar más amable y hermoso. «Cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y la persona más maravillosa del mundo», apunta Erich Fromm en su famoso El arte de amar. Las complicaciones llegan después, una vez superada esta idílica fase. Es entonces cuando nos encontramos cara a cara con lo que nuestra pareja es en realidad, con sus partes luminosas y, también, con las más oscuras: atravesamos el enamoramiento para ir a parar al amor real.
«Quien no tiene dificultades de pareja o está soltero o ha enviudado», indica el psiquiatra Enrique Rojas. Y es que, una vez que transcurre un tiempo desde el inicio de la relación y se opta por la convivencia, hay que transitar por distintos caminos, y no siempre son agradables. Por eso, una vez que ha finalizado esa euforia inicial, hay muchas parejas que optan por la separación, asumiendo que el amor se ha terminado, cuando la realidad es que, la mayoría de las veces, no ha hecho más que empezar. Rojas indica algunas reglas para la convivencia, que son muy útiles para armonizar los ánimos y evitar, en la medida de lo posible, que las nubes terminen convirtiéndose en tormentas… O en huracanes.
Una recomendación se refiere a evitar las discusiones innecesarias: «En las parejas que funcionan bien se discute muy poco», apunta. Y es que, si abundan esas discrepancias, además de resultar desgastantes suelen venir repletas de ofensas que dejan huella. Con relación a esto, Rojas también aconseja «no sacar la lista de agravios del pasado», pues su efecto resulta destructivo y es mejor que se queden donde tienen que estar, sobre todo cuando son temas sobre los que ya se ha hablado e, incluso, sobre los que se puede haber llegado ya a acuerdos. Otro aspecto al que hace referencia consiste en lograr habilidades en la comunicación interpersonal, para lograr dialogar con respeto y eficacia.
Rojas también aconseja «no sacar la lista de agravios del pasado», pues su efecto resulta destructivo y es mejor que se queden donde tienen que estar
Precisamente esos problemas de comunicación suelen ser muy frecuentes en las convivencias, y uno de los principales motivos de consultas en los gabinetes psicológicos. Aprender a desenvolverse en el arte del diálogo respetuoso es, quizá, una de las claves más favorecedoras para la convivencia, pues poder expresar cualquier pensamiento, sentimiento, deseo o necesidad de forma libre genera confianza y seguridad en el vínculo. Uno de los puntos importantes consiste precisamente en saber cuándo es el momento para tener ciertas conversaciones y ceñirse al tema a tratar, sin intentar «aprovechar» para abordar varios al mismo tiempo.
Otra cuestión importante es la escucha activa. Saber atender a la otra persona sin interrumpirla, evitando gestos o un lenguaje no verbal que pueda resultar hiriente y poniendo toda la atención en la conversación, permite darle el valor correspondiente a ese momento, y puede evitar distorsiones y malestares.
Aprender a desenvolverse en el arte del diálogo respetuoso es, quizá, una de las claves más favorecedoras para la convivencia
La psiquiatra Marian Rojas Estapé señala que existen tres tipos de parejas: «Están las que funcionan con facilidad, las que no funcionan en absoluto y tienen conflicto diario, y las que funcionan con esfuerzo, que son la mayoría. Para que ocurra, hacen falta dos características, que haya atracción y que haya admiración. Luego habría que trabajar varios aspectos: las habilidades de comunicación, analizar cómo es nuestra sensibilidad, el cuidado de los detalles, la paciencia o el perdón». El problema es que, aunque la teoría nos parezca reveladora, muchas veces no sabemos cómo ponerla en práctica.
En cualquier caso, y si los problemas de la convivencia no se resuelven de forma satisfactoria, siempre se puede optar por acudir a una terapia de pareja, aunque no se trate de un proceso que sirva a todas las personas. Resulta habitual acudir cuando ya se han agotado todas las opciones, como un último recurso para «salvar» una relación, y a veces ocurre que el vínculo se ha desgastado tanto que lo más recomendable es romperlo. Por ello, antes de llegar a un punto terminal, parece más oportuno esforzarse con antelación, y tomar conciencia y poner en marcha las habilidades necesarias para remar hacia una relación lo más saludable posible.
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