Salud

Mpox en el Congo: por qué habría que proteger sobre todo a los niños

Los niños corren mayor peligro de contraer infecciones como la mpox porque su sistema inmunitario aún se está desarrollando. Especialmente en algunos lugares de África, con un sistema de vacunación deficiente. ¿Cómo deberíamos responder?

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05
septiembre
2024

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que los niños, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios débiles corren mayor riesgo de contraer el brote de viruela que afecta actualmente a la República Democrática del Congo (RDC). Los informes confirman que los niños menores de cinco años representan el 39% de todos los casos en el país. Incluso se está diagnosticando esta enfermedad vírica a bebés de tan solo dos semanas de vida.

¿Por qué el brote de la RDC afecta tanto a los niños?

Debido al conflicto, la inestabilidad política y la inseguridad, grandes zonas de la RDC no han tenido respuestas sanitarias estables, coherentes y sostenidas ni prevención sanitaria. Como consecuencia, resulta difícil controlar enfermedades infecciosas como el mpox.

Además, en cualquier brote epidémico, los niños ya son vulnerables debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, aún en desarrollo, especialmente los menores de cinco años.

En un artículo sobre la viruela del mono pediátrica, mis colegas y yo informamos de que los niños de África eran mucho más vulnerables a la infección por el virus de la viruela del mono que los niños de otros lugares. Alrededor del 2% de los infectados en todo el mundo eran menores de 18 años, mientras que los niños de África constituían casi el 40% de los casos.

Las cifras se deben a una combinación de varios factores: vivir en un país donde la mpox está presente de forma sistemática (endémica), la exposición al virus a través del contacto con animales y la falta de acceso a una vacuna. La vacuna contra la viruela es eficaz contra esta enfermedad, pero dejó de aplicarse en 1980, tras la erradicación de la viruela, por lo que las personas nacidas después de esa fecha en la RDC u otros países africanos no han sido vacunadas contra la viruela. Esto sigue siendo así incluso después del brote mundial.

Alrededor del 2% de los infectados en todo el mundo eran menores de 18 años, mientras que los niños de África constituían casi el 40% de los casos

La nueva variante que circula en la RDC –clado Ib– presenta cambios genéticos que han sido vinculados a la transmisión sostenida de persona a persona. Se cree que esto está impulsando los brotes actuales en la RDC y el este de África. Además, los informes actuales de la OMS indican que el clado Ib está también vinculado al contacto sexual y afecta sobre todo a adultos, especialmente a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y a profesionales del sexo.

Pero es el clado Ia, el virus circulante previamente conocido, el que está afectando significativamente a los niños. Por supuesto, los adolescentes (los que tienen entre 10 y 19 años) pueden estar atrapados en medio y representados en las cifras de casos tanto para el clado Ia como para el Ib.

Pero es importante señalar que los niños han sido susceptibles al mpox desde el primer caso notificado en la RDC en 1970: se trataba de un niño de solo nueve meses.

En aquella época, el contacto entre animales era la forma más común de transmisión del mpox, ya que se trata de una enfermedad zoonótica. Estudios e informes sugieren que, históricamente, los niños eran más susceptibles al mpox debido a una mayor exposición a animales salvajes, entre ellos distintas especies de monos y roedores en zonas rurales y forestales.

¿Es esto inusual? ¿Hay otras enfermedades a las que los niños sean más susceptibles?

Que ciertas enfermedades infecciosas se ceben con los más pequeños no es en absoluto inusual. Los niños nacen con un sistema inmunitario que aún se está desarrollando. Cuando llegan a los cinco años de edad, han tenido suficiente tiempo y exposición a enfermedades (o vacunas) para fortalecer su sistema inmunitario y crear una protección inmunitaria adecuada.

Sin embargo, los niños de la RDC son especialmente vulnerables a las enfermedades prevenibles mediante vacunación porque el país tiene unas tasas de vacunación infantil bastante bajas. En 2021, aproximadamente el 19,1% de los niños de la RDC de entre 12 y 23 meses nunca habían sido vacunados contra enfermedades como la tos ferina (tos convulsa), cuando la cobertura vacunal ideal es del 95%.

La varicela y el paludismo son otras enfermedades a las que los niños son más susceptibles debido a la inmadurez de su sistema inmunitario

Esto también implica que los niños de la RDC son más susceptibles a enfermedades altamente contagiosas y peligrosas, como el sarampión. Un brote o un aumento de los casos de infección por sarampión es un indicador precoz de que un sistema sanitario no funciona. Esto se debe a que el control del sarampión requiere un nivel muy alto de inmunidad de rebaño –cuando un número suficiente de personas de una población son inmunes a una enfermedad–, lo que hace más difícil que la enfermedad se propague a los que no son inmunes. Una vez que los niveles de inmunización descienden, como en el contexto de un conflicto u otra emergencia humanitaria, las infecciones por sarampión empiezan a aparecer. Para contenerlas es necesario realizar enormes esfuerzos de vacunación de recuperación.

La varicela y el paludismo son otras enfermedades a las que los niños son más susceptibles debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, aún en desarrollo.

¿Cuáles son las prioridades para proteger a los niños en este brote?

A la vista de las cifras, en este brote la prioridad debería ser proteger específicamente a los niños, una población primaria preocupante que puede desarrollar una enfermedad grave y mortal.

En segundo lugar, el sistema sanitario y el personal sanitario deben facilitar al máximo que los padres o cuidadores lleven a los niños. Esto incluye abordar los inconvenientes de salir de sus comunidades para buscar atención.

En tercer lugar, debe abordarse el estigma relacionado con el mpox. Los padres y cuidadores pueden ser reacios a buscar atención debido al trato negativo que pueden recibir. Las lesiones cutáneas del mpox son bastante visibles y, desgraciadamente, atraen la atención y el trato negativo de la sociedad y el personal sanitario. Los medios de comunicación, incluidos los internacionales, han estado alimentando esta situación, especialmente en el caso de los africanos con viruela, y es necesario ponerle fin.

Urge un programa de vacunación infantil, pero no es fácil

Por último, resulta imprescindible poner en marcha un programa de vacunación centrado en los niños para frenar la transmisión. Pero plantea grandes retos.

En primer lugar, la vacuna contra el mpox aprobada para su uso por la OMS es la vacuna MVA-BN (Jynneos), que no está aprobada para niños menores de 18 años. La MVA-BN supone la gran mayoría de las donaciones actuales de vacunas a los países africanos. La vacuna japonesa LC16 se ha utilizado en niños de entre 1 y 7 años, pero puede requerir aprobaciones para su uso o ensayos entre niños fuera de Japón.

Además, los niños necesitan urgentemente vacunas sistemáticas que les protejan de otras enfermedades como el sarampión, la varicela, la meningitis o la poliomielitis. Esto garantizaría que no se vieran afectados por múltiples enfermedades cuando aún son muy vulnerables. Así, su sistema inmunitario tendría más posibilidades de combatir la viruela.

¿Qué medidas deben tomarse si un niño se infecta con mpox?

Aunque puede ser difícil, un niño contagiado con mpox debe ser aislado para minimizar la transmisión de persona a persona. Ha habido algunas promesas de fármacos que tratan directamente la infección por mpox, pero los resultados recientes del tecovirimat y el mpox clado I han sido decepcionantes.

El siguiente paso es tratar los síntomas y prevenir las complicaciones. Las manifestaciones más comunes en la mpox pediátrica son la erupción cutánea, la fiebre y el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos. En cuanto a la causa más frecuente de complicaciones es, sin duda, la infección bacteriana secundaria. Que se previene tratando las lesiones cutáneas para que no se infecten.

Si no se trata, la infección de una de estas heridas puede convertirse en sepsis, es decir, en una infección del torrente sanguíneo potencialmente mortal que puede afectar a la función de uno o más órganos. Los informes de mortalidad entre los niños de la RDC son normalmente debido a la sepsis.

Paralelamente, hay que tomar medidas que ayuden a mejorar la salud y el bienestar general del niño. Por ejemplo, si está desnutrido, necesita una nutrición terapéutica adecuada a su edad para que pueda combatir mejor la viruela y otras infecciones.

Los niños de los países africanos donde el mpox es endémico se enfrentan a brotes sin apenas acceso a vacunas pediátricas y tratamientos antivirales eficaces. En este contexto, lo más importante es la nutrición, completar las vacunaciones rutinarias y prevenir las infecciones secundarias. Para ello es necesario que los niños y sus padres o cuidadores tengan un acceso cómodo al apoyo y la atención basados en pruebas y libres de estigmas.


Nadia Adjoa Sam-Agudu es profesora de Enfermedades Infecciosas Pediátricas y directora del Programa Global de Pediatría, Salud Global, University of Minnesota. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.The Conversation

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