Cultura

«Las prescripciones de un librero no se pueden sustituir por IA ni por ‘likes’»

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03
septiembre
2024

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En el número 29 de la Gran Vía madrileña (entonces avenida de Pi y Margall) abría sus puertas el 15 de abril de 1923 el Palacio del Libro, aunque unos meses más tarde modificó su nombre y pasó a llamarse Casa del Libro. El mismísimo José Ortega y Gasset participó en el diseño de las salas. Hoy, recién festejado su centenario, integrada en el Grupo Planeta, la empresa está a punto de abrir su sexagésima librería y sigue comprometida con los bosques sostenibles y minimizar su huella de carbono. Hablamos con su director, Javier Arrevola, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales.


¿Qué es lo más complejo y lo más satisfactorio de dirigir una institución como Casa del Libro?

Lo más complejo, representar a todos los libreros que forman parte de Casa del Libro y que te tomen como referencia, no solo en el ámbito directivo, estratégico y económico sino también desde el ámbito cultural; esto es lo más complejo, aunar el equilibrio entre ambas facetas. Lo más satisfactorio es la aportación cultural y social que tiene Casa del Libro a la sociedad, sentirte útil, eso es algo muy satisfactorio.

¿Qué sucede para que alguien como usted que viene del mundo de la moda, de firmas como Loewe, Suárez o Uno de 50, se pase al papel?

Es una muy buena pregunta… el mundo de la moda es un mundo muy divertido, donde prima lo creativo, pero el mundo del papel hace sentirte más con los pies en el suelo, más cerca de la gente, del autor, del lector. Con el paso del tiempo, necesitaba sentirme más útil. En el mundo del lujo el disfrute es más hedonista, en la cultura, ese disfrute es más real e intelectual, y quizás me llene más.

Casa del Libro cumple cien años. ¿Cuál ha sido la mayor aportación de la institución a la cultura de España?

Cuando se abrió la primera librería, en Gran Vía, en 1923, había más de un 50% de analfabetismo en España. Abrir decenas de librerías con fondos de miles de referencias es un modelo que aporta, en aquella ciudad o población donde abre sus puertas, cultura y libertad. Somos la única cadena de librerías generalistas de fondo de España, y cada vez que abrimos una nueva Casa del Libro llevamos alegría y satisfacción a los lectores, que agradecen poder encontrar el libro que necesitan. Eso no tiene precio, esa es una aportación que hacemos en cada población donde abrimos una nueva librería.

«Nos buscamos más que antes, investigamos acerca de nosotros mismos más que antes»

Entre los 59 establecimientos con los que cuenta en España, crece exponencialmente el espacio dedicado a la autoayuda, en detrimento de otros géneros, como la poesía. ¿Somos más frágiles que antes?

En realidad, creo que nos buscamos más que antes o que investigamos acerca de nosotros mismos más que antes. Nosotros, a la familia de «autoayuda» la llamamos «crecimiento personal», y los mejores libros de crecimiento personal los representan lo que llamamos «libros que inspiran», con autores como Marian Rojas o Rafael Santandreu, que ponen ciencia a todos nuestros sentimientos, a nuestros problemas. Se escribe mucho más que antes, no es que tengamos más problemas, los problemas son los mismos o muy parecidos, pero este tipo de libros te ayuda a entender qué te está pasando, eso es muy positivo.

La media de libros que leemos los españoles es de doce al año, y se publican alrededor de 253 al día. ¿Qué es lo que falla?

Se publican muchos libros, pero realmente los que se venden, rotan y funcionan son muy poquitos. Hay mucha autopublicación y mucha editorial pequeña que edita muchos libros, que tiene más que ver con la autorrealización del autor (aquello de plantar un árbol, escribir un libro…) que con una necesidad real de la sociedad. Buscan la manera que sea para publicarse, pero son libros apenas leídos. Los libreros de Casa del Libro filtran aquellos libros más útiles, los que van a funcionar mejor, los que van a interesar más a los lectores. Nuestro catálogo no es infinito, aunque casi: en Gran Vía tenemos cien mil referencias.

«A pesar de lo que puedan decir los críticos, un buen libro es aquel que te atrapa»

¿Cómo se reconoce un buen libro?

No creo que haya buenos y malos libros, sino libros que te enganchan y que no. He sido siempre un lector avezado, de otro modo, trabajar en Casa del Libro no sería mi lugar, aunque siempre he leído más ensayo que novela. Creo que, a pesar de lo que puedan decir los críticos, un buen libro es aquel que te atrapa.

Un tercio de la población española no lee nunca. ¿Qué se pierde quien no lee?

Muchísimas cosas. Precisamente, en los libros de autoayuda se explica qué se pierde: la capacidad de atención, de escucha. Quien no lee busca la inmediatez, lo sencillo, aquello que no deja poso. Cuando no lees no desarrollas tu capacidad empática, pierdes tu capacidad de atención, de concentración, leer es terapéutico, quien no lee, esto se pierde. Qué se pierde la gente que no come fruta y verdura. Esto es algo así. La lectura procura momentos en los que meditas, te escapas, y tu cerebro descansa y se nutre.

La canción Video killed de radio star fue un fiasco en cuanto a predicción, al igual que quienes preconizaron la muerte física del libro ante las nuevas tecnologías. ¿Cómo se conjuga la sostenibilidad del planeta con el mantenimiento del libro en tanto que objeto?

Al final, la industria del libro ha creado un ecosistema, hay bosques creados exclusivamente para fabricar papel, libros. Ecológicamente, los libros no tienen impacto negativo, al revés, resultan beneficiosos porque crean este ecosistema. Muchos lectores en Casa del Libro nos preguntan por nuestra huella de carbono, se interesan por saber si el mobiliario de las librerías proviene de bosques sostenibles, somos una industria que cree muchísimo en el medio ambiente. Los lectores rechazan, cada vez más, esa idea de que te lleva una furgoneta un librito a tu casa. Están muy concienciados con el medio ambiente.

«Hace diez años se creía que el libro digital se iba a comer al físico, pero ha sido al revés»

La cuota de mercado del libro digital ronda el 10%. ¿Hay un perfil diferente entre quien lee en la tableta y quien lo hace en papel?

Creo que no, el lector de digital también es lector de libro físico, pero a veces lees tanto que necesitas el apoyo de un libro electrónico, para almacenar y leer varios libros a la vez, por ejemplo, cuando te vas de vacaciones. Son lectores mixtos, en su mayoría, los que solo leen digital, son los menos. Hace diez años se creía que el digital se iba a comer al físico, pero ha sido al revés, el físico ha crecido y el digital ha retrocedido.

¿Conviene subrayar, anotar, doblar las esquinas de los libros?

Depende del libro. Hay libros, con su tapa dura, su gramaje en papel, su letra bonita que no conviene, hay que respetarlo, y libros de bolsillo que se prestan a todo eso.

En el mundo del libro, ¿Amazon es el enemigo que hay que combatir como el Armagedón bíblico?

No, hay una parte positiva de Amazon, y es que nos hace a los libreros más exigentes con nosotros mismos, con nuestro trabajo. Cuando llegó Amazon arrasó con el mercado porque nos pilló desprevenidos y porque hacía muchas cosas bien; la suya es una manera de vender inmediata, ultrafácil. Hay que aprender de eso, pero a nadie se le escapa que, sin librería, el libro desaparecería. La experiencia de la librería es insustituible, y eso es lo que ha eliminado Amazon, quizás la parte más interesante, la experiencia misma. Al que de verdad le gustan los libros, acude a las librerías. Solo entrar en ellas produce una sensación única.

«La experiencia de la librería es insustituible; al que de verdad le gustan los libros, acude a las librerías»

Y la figura del libro, casi mítica, ¿está siendo reemplazada por la inteligencia artificial?

No, la parte humana es fundamental; en Casa del Libro nos preciamos de tener libreros versus algoritmos. Las prescripciones de un librero no se pueden sustituir por IA ni por likes, etc. Un librero es capaz de reconocer qué libro puede enganchar a cualquier lector.

Otro gran problema es que las fábricas de papel se han pasado al embalaje, por lo que editar un libro es cada vez más difícil por el alto coste que tienen ahora las resmas de papel.

Es cierto, sigue siendo una auténtica burrada la cantidad de cartón para embalaje que se fabrica, y eso ha perjudicado a la industria de papel. Sobre todo, está siendo muy nocivo el tema de las devoluciones, por la huella de carbono, por el trasiego de cartón y combustible… esto se evita visitando las librerías.

Las redes sociales y las plataformas digitales, ¿son competidores del libro?

Sí, sí lo son, competencia no sé si desleal pero mucho más negativa que Amazon, que al fin y al cabo sigue vendiendo libros; las redes sociales son lo contrario a la lectura, llenan tu tiempo con un scroll infinito que no deja poso alguno. Quienes están con las redes sociales no dedican tiempo a la lectura, son un competidor muy negativo. Mientras que la lectura te ayuda, te beneficia, las redes sociales te llevan a buscar la inmediatez, la «autopista dopaminérgica», como la llama Marian Rojas en su libro Recupera tu mente, reconquista tu vida. Recomiendo su lectura para ver hasta qué punto las redes sociales hacen daño a los más jóvenes.

¿Qué le parece que se prohíban ciertos libros, como algunos títulos de Margaret Atwood en estados norteamericanos?

Fatal, al final el libro es el más perseguido. Todos tenemos en mente a los nazis quemando libros en las calles, a dictaduras que prohíben libros. Un niño que lee es un adulto que piensa, como dijo Cervantes, así que, cuanta más lectura, más libertad y opinión. Prohibir libros es reducir la libertad.

«Es mejor leer cualquier cosa que no hacerlo, pasar el tiempo leyendo es mejor que las redes sociales, aunque sea un libro aburrido»

¿Y que se edulcoren textos clásicos, como los de Roald Dahl, para no resultar ofensivos?

Igual de mal, ¿dónde está el límite? Además, los libros, editorialmente, están clasificados por edades, así que ese es un buen criterio para saber qué tipo de lenguaje le damos a los más pequeños. Por otro lado, el libro juvenil funciona de maravilla, está habiendo un fenómeno fan inmenso, que se ha canalizado a través de las redes sociales, libros que se están convirtiendo en auténticos best seller, es una familia en constante crecimiento, la de juvenil.

¿Es mejor leer cualquier cosa a no leer? ¿Hay libros nocivos?

Sí, es mejor leer cualquier cosa que no hacerlo, pasar el tiempo leyendo es mejor que las redes sociales, aunque sea un libro aburrido. ¿Libros nocivos? Supongo que dependerá de la sensibilidad del lector, pero nocivos como tal no creo que haya, porque el lector filtra.

Dígame un par de libros que le hayan cambiado la vida, su manera de mirar o estar en el mundo…

En cuanto a cambiarme la manera de entender una novela, La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, es uno de los mejores libros que he leído. También Los ingratos, de Pedro Simón, un libro con el que acabé llorando. Pedro Simón escribe libros que te llegan al corazón. En cuanto a maneras de entender el mundo, te diría que Marian Rojas, la autora de no ficción más vendida en España, que ha conseguido llevar la psiquiatría y el cuidado de la salud a todo el mundo, ha democratizado la psiquiatría, sus libros se leen rápido y fácil y dejan huella. Pero hay tantos otros, María Dueñas, Dolores Redondo…

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