El reto de financiar la descarbonización
Las instituciones financieras juegan un rol clave en la transición verde. No solo al asumir sus propios objetivos de descarbonización, sino sobre todo, porque su financiación puede incentivar o limitar diferentes proyectos en función de su impacto ambiental.
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El grueso de la comunidad científica, el tercer sector en bloque, instituciones internacionales como Naciones Unidas, los gobiernos y muchas de las grandes empresas están de acuerdo en que descarbonizar la economía es la manera más efectiva de detener el cambio climático. Entonces, ¿por qué las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo año tras año? Según el último informe de Global Carbon Project, 2023 cerró con récord histórico de emisiones de CO2, con alrededor de 40,9 gigatoneladas, un 1,1% más que en 2022.
Distintas razones motivan la lentitud con que la humanidad revierte los engranajes de la contaminación atmosférica. Entre ellas está el hecho de que muchas de las actividades más dañinas para el medio ambiente son, al mismo tiempo, los principales motores del crecimiento económico, del empleo y, en general, del progreso. Y esto obliga a abordar con cuidado la velocidad de su transformación.
Sectores como la construcción, la energía (según el Center for Climate and Energy Solutions, responsable de entre el 60 y el 70% de las emisiones nocivas a nivel global), el petróleo, el transporte (solo la aviación genera el 2% de las emisiones), la moda o la producción agrícola y ganadera (5.000 millones de toneladas de CO2 al año) son al mismo tiempo héroes y villanos en el complejo puzle de la transición sostenible. El gran reto consiste en transformar estas industrias esenciales hacia parámetros tolerables para el medio ambiente sin detener los flujos económicos que generan.
Las entidades financieras dan un paso al frente
Las instituciones financieras juegan un importante papel en ese viraje progresivo hacia una economía sostenible. Un rol que, además, es doble: primero, asumiendo sus propios objetivos de descarbonización en sus operaciones; y, segundo, por medio de su actividad como instrumento de financiación que puede incentivar o limitar las actividades empresariales de sus clientes en función de su impacto ambiental.
Caixabank dejará de financiar progresivamente a empresas asociadas a actividades con un alto nivel de emisiones
CaixaBank ha asumido plenamente ese doble compromiso. La entidad es miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance (NZBA), que aglutina alrededor del 40% de los activos bancarios mundiales y cuyo objetivo es ayudar a sus miembros a alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Para avanzar en esta línea, el banco se ha marcado una serie de objetivos intermedios para 2030 en relación con aquellos sectores de su cartera crediticia y de inversión que son más intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero. Concretamente, para los sectores de la electricidad, el petróleo, el gas, el carbón térmico, la automoción, el hierro, el acero, la aviación, el sector inmobiliario —comercial y residencial—, el naval y el agropecuario.
Por medio de este plan, CaixaBank dejará de financiar progresivamente a empresas asociadas a determinadas actividades con altos niveles de emisiones, como una fórmula intermedia que permita acelerar y acompañar a estas compañías en su proceso de transformación sostenible. En el caso de sectores críticos como el carbón térmico, la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri dejará de financiar completamente actividades vinculadas a esta industria en 2030. No obstante, en otros sectores la reducción será más paulatina para darles tiempo a completar su reconversión, como es el caso de la automoción (−33% en 2030), el sector eléctrico (−30% en 2030), el petróleo y el gas (−23%) y el hierro y el acero (entre −10% y −20%), entre otros.
Adicionalmente, la entidad ha publicado su primera Guía de identificación sostenible, un documento que tiene como objetivo definir los criterios para considerar sostenibles las operaciones de financiación a particulares y empresas por parte de CaixaBank, así como su contribución a los ODS.
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