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Qué fue de la primera ciudad-bosque

Siete años después de que se presentara Liuzhou Forest City, el concepto de la ciudad-bosque ha ayudado a redefinir lo que significa vivir de manera sostenible en un entorno urbano.

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21
junio
2024

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En 2017, el mundo fue testigo de la presentación de un ambicioso y revolucionario proyecto urbano: la Liuzhou Forest City. Diseñada por la firma de arquitectos italianos Stefano Boeri Architetti en la provincia china de Guangxi, prometía ser un modelo de sostenibilidad urbana y una solución innovadora frente a la crisis climática. La idea era sencilla y radical: una ciudad donde edificios, viviendas, oficinas y escuelas estarían completamente integrados con la naturaleza, cubiertos por árboles y plantas para combatir la contaminación y mejorar la calidad de vida.

Esta primera ciudad-bosque fue concebida para ser una urbe verde autosuficiente, capaz de albergar a 30.000 habitantes. Distribuida en 175 hectáreas, incluiría más de 40.000 árboles y cerca de un millón de plantas de diversas especies, que no solo embellecerían el entorno, sino que también desempeñarían un papel crucial en la absorción de CO₂ y la producción de oxígeno. Se estimaba que la ciudad podría llegar a absorber 10.000 toneladas de dióxido de carbono anualmente y producir aproximadamente 900 toneladas de oxígeno​​.

Los edificios estarían equipados con paneles solares para la generación de energía y sistemas de energía geotérmica para la climatización, lo que aseguraría un impacto ambiental mínimo. Además, se planeó que la ciudad fuese un santuario para la biodiversidad, proporcionando hábitats para aves, insectos y pequeños mamíferos que habrían sido desplazados por la urbanización convencional.

La idea inicial era que la construcción de este proyecto comenzase en el 2020, pero la llegada de la pandemia de covid-19 trajo consigo una serie de desafíos globales que afectaron el proyecto. La crisis sanitaria que comenzó en Wuhan, a 13 horas en coche de Liuzhou, desencadenó restricciones de movilidad, problemas de suministro de materiales y una desaceleración económica que impactaron la financiación y el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura en el país y en el mundo.

Se estimaba que Liuzhou Forest City podría llegar a absorber 10.000 toneladas de dióxido de carbono anualmente

Las medidas de confinamiento y las interrupciones en las cadenas de suministro en China ralentizaron múltiples proyectos de construcción, incluidos aquellos con enfoques innovadores como Liuzhou Forest City. La necesidad de redirigir recursos para manejar la crisis sanitaria también significó que menos fondos estuvieran disponibles para proyectos de desarrollo urbano.

Por todo ello, como indican desde el estudio de arquitectura, «el proyecto está aún en fase de concepción» y todavía están articulándolo.

Así, a siete años de su anuncio, a pesar de encontrarse aún en pañales, Liuzhou Forest City sigue siendo un símbolo de innovación y un recordatorio de la importancia de integrar la naturaleza en el diseño urbano. Aunque el proyecto ha enfrentado retrasos, su impacto conceptual continúa inspirando a ciudades de todo el mundo a buscar formas más sostenibles de desarrollo​. El modelo de ciudad-bosque se ha replicado y adaptado en varios proyectos internacionales.

Por ejemplo, la ciudad de Cancún, en México, ha adoptado planes para una ciudad-bosque siguiendo el ejemplo de Liuzhou. El proyecto busca combinar sostenibilidad con urbanización, incorporando grandes áreas verdes y tecnología ecológica para reducir la huella de carbono. Otros países europeos también han mostrado interés en desarrollos similares, como el Bosco Verticale de Milán. El interés mayor está especialmente en áreas con alta densidad de población y problemas de contaminación​​.

Lecciones aprendidas

La experiencia de Liuzhou Forest City ofrece varias lecciones valiosas para futuros proyectos. En primer lugar, la importancia de la planificación y la adaptabilidad no puede subestimarse. Los desafíos técnicos y ambientales requieren soluciones innovadoras y flexibles. Además, la colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades locales es crucial para el éxito de estos proyectos.

En segundo lugar, la viabilidad financiera y el apoyo político son esenciales. Sin el respaldo adecuado, proyectos de esta magnitud pueden enfrentarse a dificultades difíciles de superar. Liuzhou ha mostrado que, con el compromiso y la inversión adecuados, es posible avanzar hacia una urbanización más verde.

Finalmente, se requieren educación y concienciación pública. Los habitantes de las ciudades-bosques necesitan entender y apoyar los objetivos de sostenibilidad para que estos proyectos sean verdaderamente efectivos. La participación comunitaria en el mantenimiento y cuidado de los espacios verdes es vital para el éxito del proyecto a largo plazo.

 

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