«Para lograr una transición energética ambiciosa, los países van a necesitar respaldo económico»

Cristina Narbona, presidenta del PSOE, participa en el segundo de los desayunos organizados por Ethic y la Cátedra de Energía y Sostenibilidad Fundación Ortega-Marañón para debatir, de la mano de expertos, sobre las propuestas en materia de transición energética de los partidos que se presentan a las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio.

Artículo

Vídeo

Borja Rebull

Fotografía

Gregorio González
¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
Cristina Narbona (PSOE) expone las políticas del partido en materia energética a los expertos de la cátedra de Energía y Sostenibilidad de la FOM.

Artículo

Vídeo

Borja Rebull

Fotografía

Gregorio González

España se encuentra en pleno despliegue de energías renovables. Priorizar la energía que viene del viento y el sol y aumentarla es clave para poder desarrollar una transición energética justa. Pero no solo basta con eso: también hay que electrificar la demanda. Es decir, adaptar los procesos productivos y la industria a la energía eléctrica, y no a la que proviene del gas o del carbón. Eso lo saben desde el Gobierno, en Moncloa. 

«La electrificación es la pieza central de la transición energética», declara Cristina Narbona, presidenta del PSOE, que defiende las principales propuestas programáticas en materia de energía en el marco de los desayunos electorales organizados por Ethic y la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de la Fundación Ortega-Marañón (FOM) en su sede. Por el momento, solo el 30% de los usos de la energía son eléctricos. Según el último informe de Naciones Unidas, los gases de efecto invernadero aumentaron un 1,2% el año pasado para alcanzar un nuevo récord de 57,4 gigatoneladas de dióxido de carbono, muy lejos del 30% que debería caer en 2030 para evitar un aumento descontrolado de las temperaturas. En lo que atañe al compromiso del Viejo Continente, si bien ya contamos con una clara hoja de ruta trazada por el Pacto Verde, la próxima legislatura, que en España se decidirá en las urnas el 9 de junio, resulta crucial. 

«Debemos tener una respuesta regulatoria ante estos problemas», destaca Narbona. Lo primero, los fondos: «El Plan Industrial y el Pacto Verde necesitan fondos de financiación. Para lograr una transición energética ambiciosa ligada a transformaciones en el sector industrial, los países miembros van a necesitar de ese respaldo económico», evidencia la diputada. Por ahora, destaca los resultados logrados gracias a la excepción ibérica que, defiende, «ha supuesto un ahorro de 5.000 millones de euros a los diferentes segmentos de la población».

Cuando las energías renovables funcionan a pleno rendimiento, el precio del mercado eléctrico mayorista (pool) se desploma. Lo vimos el pasado lunes 1 de abril por primera vez cuando, gracias a la energía eólica unida a la fotovoltaica, el precio del megavatio hora se situó en -0,01 euros durante tres horas, lo que demuestra que descarbonizar las energías sirve para abaratar los precios. «Casi todas las semanas vemos cómo hay tramos en los que las renovables ponen el precio de la energía bajísimos o incluso en negativo; cubren la demanda», apunta Narbona.

Para la presidenta del PSOE, «la electrificación es la pieza central de la transición energética»

«Seguiremos trabajando en medidas para poder abaratar el coste a familias y particulares», promete en referencia a la postura de su partido. Y, en este punto, destaca el autoconsumo como forma de avanzar en la descarbonización, descentralizar la propiedad de la energía y de abaratarla. «Países como Alemania han desarrollado más placas solares en sus casas que nosotros, teniendo menos horas de luz al día», señala. «Debemos seguir desarrollando el autoconsumo y las comunidades energéticas. Están transformando un modelo que era de pocas empresas a algo que llega cada vez a más comunidades y particulares. Aunque el autoconsumo es aún un porcentaje muy pequeño, se ha multiplicado por 20 desde 2018», recuerda.

Mejorar la red eléctrica para dar respuesta a toda la demanda

La energía renovable abarata los costes y esto es un punto clave a tener en cuenta para una reindustrialización. Pero, para ello, Narbona tiene claro que toda esa energía tiene que aprovecharse al 100% y llegar a las industrias. «El sistema eléctrico nacional tiene que fortalecerse aún más para dar respuesta a toda la demanda; debemos recibir mayor apoyo financiero europeo para nuestras redes eléctricas», reclama. Además, pone el acento en la necesidad de mejorar el almacenamiento de energía renovable del sol, el viento y el agua. Incluso, el volumen de exportación neta a otros países puede aumentar, defiende la presidenta del PSOE, «si la red fuese mejor».

Sobre este asunto, Alberto Amores, responsable del grupo de Strategy Consulting (Monitor Deloitte) de la industria de Energía y Recursos Naturales en España, le da la razón a la socialista: «Hay que impulsar la robustez de Red Eléctrica», subraya. «Debemos ser capaces de que el grueso del transporte tenga un modelo energético que permita ser ágiles y responder a las demandas del mercado. Hay un importante problema con todo el cableado y las líneas de alta tensión para transportar la electricidad, y la cantidad de suelo disponible sin ningún tipo de uso para actividades agropecuarias es brutal. También hay rechazo social, y hace falta llegar a soluciones prácticas», defiende el experto. 

Cristina Narbona: «La excepción ibérica ha supuesto un ahorro de 5.000 millones de euros a los diferentes segmentos de la población»

Las industrias, relanzadas en esta etapa de transición –y, para algunos sectores, de relocalización–, buscarán estabilizarse donde la energía sea más barata y, en eso, España tiene un punto a su favor. Sin embargo, las redes de distribución y almacenamiento no están preparadas para toda la energía que se genera. De hecho, si la producción de energía renovable cubre la demanda, Red Eléctrica pide parar la producción, porque no se puede almacenar ni insertar en el sistema. El éxito de las renovables depende, en gran medida, de la capacidad de las redes para llevar esta energía verde desde los lugares en los que se genera hasta los puntos donde se consume. Y en lo que respecta a los nuevos proyectos industriales que quieren alinearse con la descarbonización, muchos siquiera pueden conectarse a las redes, pues están a la espera de recibir permiso. «No podemos negarnos ante esa realidad. Hay una oportunidad industrial para hacerlo», señala Ana Cerezo, presidenta de la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de la Fundación Ortega-Marañón. 

Transición justa

El reto de la descarbonización hacia un escenario sin combustibles fósiles es doble: llegar a tiempo para evitar una crisis medioambiental pero sin que ello conlleve una crisis social. Hay que evitar que la temperatura del planeta suba dos grados más de media, pero no se puede dejar por el camino el bienestar de la ciudadanía. Cuando se construyen parques eólicos o fotovoltaicos cerca de ciertas comunidades, en ocasiones, surge el conflicto. Sienten su paisaje mermado por una energía que, entienden, no les repercute de forma directa ni les da puestos de trabajo. «Los grandes proyectos fotovoltaicos o eólicos han producido crispación social y, por ende, reflexión en el Gobierno», confiesa Narbona, un fenómeno que se extiende a nivel europeo.

«¿Cómo debemos desplegar las renovables teniendo en cuenta el mantenimiento agropecuario del suelo, la sostenibilidad y la convivencia con las comunidades locales?», pregunta Narbona. «No solo hay que ver la rentabilidad económica de los proyectos, también la sostenibilidad», se autorresponde la exministra de Medio Ambiente.

Cristina Narbona: «Desde la extrema derecha hay un posicionamiento negacionista respecto al cambio climático y en cuanto a las exigencias medioambientales»

«Debemos luchar por una transición energética justa en todos sus aspectos», le responde Carlos Mataix, director del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (itdUPM), tomando la palabra. «Debemos verla como una oportunidad para las comunidades de participar en el cambio, pero también para repensarnos como sociedad», opina. «La Comisión Europea está desarrollando ciudades más sostenibles, más inclusivas, en las que apetece más vivir. Hay una oportunidad, plantearnos estos temas nos permite repensar muchos elementos de nuestra fábrica productiva y experimentar nuevos modelos de relación público-privada-social». «Ojalá, Carlos», concede la representante socialista, y añade una nota de optimismo: «Hay ciudades buscando naturalizarse, electrificando su transporte público o aumentando los carriles bici». 

«Para la aceptación social de las instalaciones renovales en la España rural, es necesario que los cambios positivos que producen se aprecien también en su zona. Cuando ves que tu primo, tu cuñado o tu vecino tiene trabajo  gracias a la atracción de industria que generan, valoras positivamente las renovables», comenta por su parte Ana Cerezo. Para la experta, es crucial apostar por la planificación anticipada de las redes eléctricas e impulsar una mayor inversión en las mismas «desde ya», además de facilitar la adaptación de la industria del coche eléctrico.

Alerta ante el negacionismo

Estas elecciones europeas están marcadas por la sospecha de una mayor presencia de las fuerzas de ultraderecha: según diversos sondeos, hasta en cuatro de los 27 países miembros se espera que gane una formación de extrema derecha (Francia, Italia, Bélgica y Países Bajos). Su postura en materia de transición energética le preocupa a la presidenta del PSOE: «Desde la extrema derecha hay un posicionamiento negacionista respecto al cambio climático y en cuanto a las exigencias medioambientales. He tenido la oportunidad de verlo en el debate parlamentario», lamenta. «Cuando rechazan una idea no es solo que se pierda el proyecto de una ciudad con una determinada línea política, sino todo un conjunto de proyectos. He llegado a escuchar que el cambio climático es una profecía maya», relata Narbona.

Encarando el fin del desayuno, quedan cuestiones sin resolver por falta de tiempo, como el greenwashing, o la pregunta sobre la adaptación de la innovación de Federico Buyolo, director de Innovación Cultural de la Fundación Ortega-Marañón. Con esto, Narbona también hace autocrítica: temas como la complicada burocracia a la hora de presentar proyectos de transición energética o la reforma fiscal, evidenciada por Jorge Sanz, expresidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética, son temas sobre los que la exministra de Medio Ambiente pone el foco para mejorar.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME