Biodiversidad
La ‘generación Matusalén’ y otras sorprendentes migraciones de animales
Desde el colorido espectáculo de las mariposas monarcas hasta las estampidas de ñus en África, pasando por los largos viajes de las ballenas jorobadas, las megamigraciones ocurren durante todo el año, por cielo, mar y tierra.
Artículo
Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).
COLABORA2024
Artículo
Más de dos millones de ñus se desplazan cada año, entre julio y octubre, desde el parque natural Maasai Mara, en Kenia, hasta el Serengeti, en el país vecino de Tanzania. Su objetivo es encontrar pastos más verdes y fuentes de agua. Forman imparables estampidas que ni los barrancos ni los ríos infestados de cocodrilos pueden detener. En el camino les esperan otros depredadores. No obstante, esta megamigración animal resulta en uno de los espectáculos más imponentes en la naturaleza.
Por supuesto, los ñus no son la única especie que se mueve en masa por el mundo, cruzando países, territorios, climas y latitudes. Son incontables las especies que migran buscando alimento, un clima más favorable para reproducirse, así como hogares más cómodos. Y lo hacen por cielo, mar y tierra.
De acuerdo con el biólogo Hugh Dingle, son varias las características que tienen los animales que hacen megamigraciones. La primera es que los desplazamientos son lineales, no zigzagueantes. Hay unas conductas previas de preparación antes de emprender el viaje, es decir, se sobrealimentan para ganar grasa o pasan largas temporadas descansando. Por último, no caen en distracciones, ni consideran la opción de cambiar la ruta por algo que hayan encontrado en el camino. Para los megamigrantes, el destino es fijo e impostergable.
Largo viaje por el norte
Las grullas norteamericanas recorren aproximadamente 8.000 kilómetros. Estas aves, que también son famosas por sus estruendosos ritos de apareamiento, viajan desde el norte de México hasta Rusia, cruzando Estados Unidos y Canadá. Este megarecorrido lo hace medio millón de ejemplares, y en sus distintas paradas forman un espectáculo maravilloso.
Sería imposible para estos pájaros migrar sin detenerse, por lo tanto hay puntos clave en los que paran momentáneamente para nutrirse y descansar. Una de sus paradas más conocidas es en el río Platte, en Nebraska, donde aprovechan y comen restos de las grandes cosechas de maíz, además de otros granos y gusanos. Cabe destacar que este es uno de sus puntos predilectos pues los recursos que allí tienen es lo que les permite ganar casi un kilo de peso en grasa (cada una pesa cerca de tres kilos), algo imprescindible para continuar su largo viaje hasta Alaska y Rusia.
El regreso de un gigante
Se calcula que antes de que llegaran los colonos ingleses al territorio que hoy es Estados Unidos había unos tres millones de bisontes pastando en las extensas llanuras. Sin embargo, este animal, que pesa más de una tonelada, se convirtió en un blanco perfecto para los cazadores: sus pieles y carne fueron preciados bienes de consumo en un país en plena construcción. Igual que el lobo estadounidense, el bisonte rayó las cotas de la extinción y sus números decrecieron tanto que hacia finales del siglo XIX (y principios del XX) quedaron solo unos cuantos centenares en libertad.
Sin embargo, hoy, de acuerdo con los registros del Parque Nacional de Yellowstone, y como parte de un programa de conservación, ya hay cerca de 30.000 bisontes moviéndose libremente por Estados Unidos.
En lo que a su migración respecta, cada otoño ellos huyen de las intensas nevadas y van hacia tierras más bajas, buscando prados para nutrirse y soportar los cruentos inviernos norteamericanos. Cruzan por estados como Idaho, Wyoming y Montana, y, en algunas ocasiones, han sido vistos en autovías. De hecho, hace un par de años, en 2021, un grupo de turistas grabó un vídeo en el que una manada de 150 ejemplares cruzaba por la carretera de ese conocido parque natural, por lo que tuvieron que hacer un alto para no interrumpir su movimiento.
La mariposa monarca migra más de 4.000 kilómetros, desde Canadá hasta México
Monarcas migrantes
La seductora cadencia de su masivo movimiento, que se difumina entre su deslumbrante colorido, es lo que convierte a la migración de la mariposa monarca en uno de los espectáculos naturales más impresionantes. Esta especie está presente en Canadá, Estados Unidos y México, así como en Gran Bretaña, las Islas Canarias, Australia y Nueva Zelanda.
Ahora bien, a la mariposa monarca que migra desde Canadá hasta México se le conoce como «generación Matusalén», ya que es la que vive durante más tiempo. Y los bosques y pinares mexicanos son el único sitio en el que es posible ver enormes extensiones con «racimos» de mariposas en los árboles. Esta especie es capaz de migrar más de 4.000 kilómetros.
La gran viajera de los océanos
Si hay una especie que puede considerarse la más grande de las viajeras es la ballena jorobada. Estas gigantes de los océanos recorren cada año hasta 10.000 kilómetros en busca de alimento y de aguas más cálidas. Se pueden ver tanto en el Pacífico como en el Atlántico, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Hay unas 20.000 en el Pacífico norte, 12.000 en el Atlántico norte, y más de 50.000 ejemplares se mueven por los mares del sur.
Durante el verano, se desplazan hacia los polos en busca de krill. Cuando llega el invierno, migran de vuelta hacia aguas más cálidas. Su sistema de comunicación es de los más complejos del mundo animal, y sus cantos pueden ser escuchados hasta 20 kilómetros de distancia.
Para los turistas en las costas de California (Estados Unidos) y de Baja California (México), el avistamiento de estos cetáceos resulta un espectáculo natural.
COMENTARIOS