Cultura

«En políticas de salud y drogas en España estamos todavía en la Edad Media»

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13
junio
2024
Jordi Ledesma (coautor), Fernando Caudevilla (DoctorX) y José Ángel Mañas (coautor)

En 2013 saltó a la palestra mediática el caso de la Silk Road, el llamado «Amazon de las drogas», que operaba en la ‘dark web’ proporcionando un espacio para el intercambio de sustancias y fármacos entre vendedores y compradores. Todas las operaciones se realizaban en bitcoins y bajo el anonimato de un navegador que ocultaba el rastro de los usuarios. No lo suficiente. Después de dos años operado, la web fue desmantelada por las autoridades norteamericanas y, tras un mediático y controvertido juicio, muchos de sus responsables cumplen hoy largas sentencias en prisiones federales. No es el caso de Fernando Caudevilla, un médico español que participó en el proyecto como asesor médico bajo el alias de DoctorX y que lleva treinta años reivindicando unas políticas sobre salud y drogas que cambien el prohibicionismo radical por visiones más avanzadas como el control de daños, y cuyas tesis se han escuchado hasta en las mismísimas Naciones Unidas. Hoy esa historia real, que, sorprendentemente, es muy desconocida en España, ha sido convertida en novela por José Ángel Mañas y Jordi Ledesma (‘DoctorX. El médico de la Dark Web’, La esfera de los libros). Hablamos con el coautor y el protagonista de esta apasionante aventura literaria a caballo entre el ‘thriller true crime’, el documental de investigación y la crónica de sucesos.


¿Qué tal ha sido la experiencia de escribir de nuevo con Jordi Ledesma?

José Ángel Mañas (JAM): Yo ya había trabajado con Ledesma en El descuento y fue una experiencia muy positiva. Jordi tiene unas dotes de estilista francamente buenas y una manera de percibir el mundo muy singular. De él me gusta especialmente su capacidad para generar una determinada atmósfera negra. El mundo de la novela negra es especial, en todo momento flota en el ambiente una sensación de anormalidad y de que algo no es como debería. Después de mi primera reunión con Fernando, me di cuenta de que el universo del DoctorX tenía ese aire perturbador y al mismo tiempo magnético que le podía ir muy bien al tándem Mañas & Ledesma.

Aunque en esta ocasión, más que a cuatro, sería más apropiado hablar de una escritura a seis manos.

Fernando Caudevilla (FC): Yo me he sentido siempre como parte del equipo. Tengo que confesar que la primera vez que vi los nombres de Mañas y Ledesma en la portada me dio un ataque de celos. Dije: ¡coño, si la historia es mía! Fue una reacción tonta, evidentemente yo no he escrito la novela, toda la estructura es suya, aunque sí que me considero un poco coautor.

JAM: Es que Fernando es coautor a todos los efectos. Él ha estado presente a lo largo de todo el proceso, leía cada versión y hacía sugerencias, muchas de las cuales han acabado en el libro. Por eso él figura en la portada como colaborador. De hecho, los derechos del libro los hemos partido entre tres. Además, desde el principio nos dejó muy claro que al final de la novela propiamente dicha quería incluir un apéndice escrito por él en el que contar la verdad de lo sucedido con Silk Road. Para nosotros eso ha sido un regalo, y también creo que es bonito para el lector, que disfruta del placer lúdico de leer una novela y al final tiene ese complemento de la historia tal como fue. Es como cuando en una película en los postcréditos salen las fotos de las personas reales en las que están inspirados los personajes.

¿Cómo fue ese proceso de escritura?

FC: Por mi parte, [fue algo] muy natural porque conecté enseguida con José y con Jordi. Yo tenía mis reticencias, ya que mis experiencias anteriores hablando de este asunto habían sido con periodistas, y ahí tienes que medir mucho tus palabras. Pero muy ponto me di cuenta de que esto era otra cosa. Así que me tiré a la piscina. Hay gente que me ha recriminado que me he desnudado en exceso, pero, sinceramente, no creo que haya sido para tanto. Además, según yo lo veo, esto o se hacía bien o no se hacía, y también tenía claro que la novela no podía retratar la vida de un santo.

JAM: Todo el proceso ha sido como un juego en el que permanentemente estábamos manejando un avatar que se parece al 99% a Fernando, que tiene el cuerpo y los rasgos de Fernando y que habla y piensa como él. Pero que, al mismo tiempo, tenía esa libertad de hacer algunas cosas que el Fernando real no hizo, o que no las hizo exactamente como aparecen en la novela. Y también nos hemos introducido a Jordi y a mí como personajes, autores perplejos que nos ayudan a reflexionar desde fuera sobre estos temas de una manera metaliteraria y a contar ciertas cosas que habrían quedado forzadas en boca del DoctorX. Y siempre con la excitación de una novela. Una vez que conseguimos encajar ese juego de los avatares, todo empezó todo a fluir.

¿Qué objetivo tiene este libro?

JAM: El enfoque principal de la novela es divulgativo y explicativo, queríamos contar lo que fueron Silk Road, Energy Control, la red profunda y toda la proyección posterior del DoctorX. Un elemento que para mí era fundamental era que ese contraste entre el universo libertario y un tanto salvaje del DoctorX y el puritano y cerrado que representa la jueza Forrest quedara bien reflejado en la novela. En ese proceso tuvimos algún momento de duda porque no sabíamos cómo se iba a tomar Fernando determinados pasajes, como una escena de sexo en la que, después de leerla, lo único que nos pidió fue que quitáramos los condones «porque ya no se llevan las películas porno» (risas). Ha sido un proceso de mutuo conocimiento en el que, sobre todo, ha habido mucha generosidad personal de Fernando, que nos ha abierto su universo y nos ha explicado con mucha lucidez su posicionamiento sobre un debate, el de las drogas y la salud, que él conoce muy bien.

José Ángel Mañas: «Las normas sociales están entrando cada vez más en los territorios de la ficción y cuestionando sus derechos»

No sería todo un camino de rosas.

FC: Partiendo de la base de que para mí era muy importante respetar la libertad creativa de los autores, tuvimos algún punto de fricción. Por ejemplo, nunca he entendido esa dualidad de Fernando/DoctorX como una especie de Jekyll y Hyde. Esa ruptura entre la persona y el personaje literariamente puede funcionar y resultar interesante, pero no se corresponde con mi manera de ver las cosas. Madonna puede hacer unos huevos fritos y seguir siendo Madonna.

¿Cómo es posible que una historia como la de Silk Road, que salió en los principales medios de comunicación norteamericanos y tenía a un médico español como testigo clave, pasara tan de puntillas por España?

FC: Creo que la principal razón es que el periodismo está muy devaluado en España. Yo no veo mucha diferencia entre el Sálvame y las noticias sobre política de cualquier telediario. Es decir, la política es muy interesante si se trata como en Le Monde diplomatique, pero aquí estamos a la última chorrada. ¿Que por qué los grandes medios en España no se enteraron del caso Silk Road? Eso habría que preguntárselo a ellos. En todo caso, para mí fue un alivio; ya tenía bastante presión con el ruido que se levantó en Estados Unidos. Me siento mucho más cómodo así, contando yo la historia a mi manera y dejando que los medios pregunten lo que quieran, que si otros hubieran podido decir ciertas cosas que me habrían molestado muchísimo y hecho mucho daño profesionalmente.

Esta es una novela que se apoya muy directamente en un caso judicial que aún colea. ¿Tuvo esto algo que ver con la elección del género?

JAM: Vargas Llosa dice que las ficciones son mentiras que te sirven para contar verdades. Y es cierto que una de las reflexiones que nos hicimos al principio del proyecto fue que la ficción nos podría proteger frente a posibles problemas legales. Paradójicamente, habiendo tanta realidad en el libro, creo que el formato novela nos ha permitido ser más libres para contar ciertas cosas que lo que lo habríamos sido en un trabajo puramente documental o periodístico.

Hablando de protección, el manuscrito pasó por las manos de un abogado antes de ir a imprenta.

FC: El único momento en el que realmente me cabreé durante el proceso fue cuando el abogado nos censuró la frase: «El speed sabe a fiesta», lo que me hace ver lo horrible del mundo en el que vivimos, el mundo de lo políticamente correcto y de la censura (o de la autocensura, me da lo mismo).

JAM: Yo siempre he defendido que el espacio del arte es un espacio carnavalesco donde tienes que tener libertad absoluta, pero cada vez más las normas sociales están entrando en ese territorio y cuestionando los derechos de la ficción. Sobre esa frase en particular, el abogado entendió que con ella se estaba haciendo apología de las drogas cuando para nosotros era algo poético y bonito. Es cierto que nos estábamos moviendo todo el tiempo en una línea muy fina entre la realidad y la ficción. Dicho esto, «el speed sabe a fiesta» es una frase que queremos recuperar en el futuro.

Fernando Caudevilla: «En el debate sobre las drogas hay poco espacio para la reflexión, el análisis o el intercambio de ideas»

En la última imagen que aparece en el libro puede verse a Fernando y un pie de foto que reza: «La lucha continúa». ¿En qué punto diríais que está ese debate sobre drogas y salud en España?

FC: Lo primero que tengo que decir es que yo no me siento ningún cruzado de nada, solo soy una persona que tengo la suerte de poder decir lo que pienso. Sobre el debate de la droga, algo se mueve a nivel político, pero es todo extraordinariamente lento. En general, creo que hay poco espacio para la reflexión, el análisis o el intercambio de ideas. Seguimos anclados en el discurso de que la droga es mala y la droga mata. La prensa se llena de noticias sobre drogas caníbales, sobre el fentalino –que es una sustancia que no está en España–, o sobre que a fulanito le han pillado metiéndose una raya. Pero de que cada año se multa a 400.000 personas por llevar un porro en el bolsillo o que las adulteraciones son una consecuencia de la nefasta gestión de las políticas de drogas existentes, de eso no se dice nada.

JAM: En cuanto a políticas públicas de salud y drogas, el prohibicionismo, que es en lo que estamos todavía, vendría ser la Edad Media frente a las tesis de la reducción de daños, que serían la Ilustración. Yo creo que ha llegado la hora de dejar de quemar brujas. Si te fijas en lo que está sucediendo en Alemania y otros países de nuestro entorno, verás que vamos en esa dirección. Por eso es muy inspirador escuchar el discurso de Fernando, porque es una persona que te ilumina y te hace reflexionar. Y eso es exactamente lo hemos intentado hacer con el lector en este libro.

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