Reinventarse: un grito de rebeldía

Artículo

Nora Vázquez

@NoraTramell

Fotografía

Chris Weger

La vida es como un concierto improvisado al aire libre. A veces, la melodía fluye suave y armoniosa, envolviéndonos en una cálida burbuja de confort. En otras ocasiones, el ritmo en el escenario se vuelve frenético, los acordes disonantes, no hay techo que nos proteja de las inclemencias del tiempo y la lluvia golpea con fuerza sobre la tarima. Es en esos momentos, cuando el suelo se tambalea bajo nuestros pies y la incertidumbre aprieta las fauces, cuando surge la pregunta crucial: ¿sucumbir a la tormenta o reinventarse bajo la lluvia?

Reinventarse no es un acto mágico ni un don exclusivo de unos pocos, requiere esfuerzo, constancia. Es una habilidad intrínseca al ser humano, un músculo que se fortalece con el uso, una danza que se aprende a base de pasos torpes y caídas dolorosas. Es la capacidad de convertir la adversidad en oportunidad, la derrota en aprendizaje, la incertidumbre en brújula. Es tejer un nuevo vestido con los hilos deshilachados del destino, componer una nueva canción con las notas desafinadas de la experiencia.

Reinventarse es la capacidad de convertir la adversidad en oportunidad, la derrota en aprendizaje, la incertidumbre en brújula

No importa la edad, la condición social o el camino recorrido. Todos, en algún momento, nos enfrentamos a la necesidad de reinventarnos. Un amor que se marchita, un trabajo que se esfuma, una enfermedad que irrumpe, una crisis que golpea sin piedad… Son infinitas las formas en que la vida nos puede poner a prueba, obligándonos a replantearnos nuestro camino, a explorar nuevos horizontes, a descubrir en nuestro interior la fuerza y la creatividad que no sabíamos que habitaban.

Con riesgo a que se me pueda tildar de superficial, me doy el capricho de alabar a Madonna como ejemplo de la reinvención personificada. Siempre he admirado esa capacidad de convertir cualquier golpe en un trofeo, quizá idealizada por lo que rodea a la artista, pero aun así tomo el riesgo de admirarla. Ese empoderamiento frente a los retos que transmite. El mejor producto que jamás ha vendido es la propia Madonna, e insisto que probablemente sea un producto bien pensando y que perdura décadas. Pero, lo compro, con todas las florituras a su alrededor, porque es un mensaje muy valioso y poderoso que se resume en seguir adelante, explorar nuestra faceta más camaleónica para triunfar, cada uno en nuestro terreno o simplemente vivir, que ya es un triunfo. Inspira ese sueño que se repite y que susurra al oído: si ella ha podido, ¿por qué yo no?

Fijarse en Albert Einstein, quien, tras años de incomprensión, reformuló la física con su revolucionaria teoría de la relatividad. O J. K. Rowling, quien, después de ser rechazada por 12 editoriales, logró convertir su saga de Harry Potter en un fenómeno global. Nelson Mandela, tras 27 años en prisión por luchar contra el apartheid, no solo se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, sino que también lideró un proceso de reconciliación nacional. Oprah Winfrey, de una infancia marcada por la pobreza y el abuso, se convirtió en una de las mujeres más influyentes del mundo, con un imperio mediático que abarca televisión, revistas, cine y filantropía.

Pero reinventarse no es exclusivo a una llegada a la meta del estrellato, fama y dinero. Reinventarse requiere de astucia y fuerza para recomponer los pedazos que la propia vida ha despedazado.

Requiere de astucia y fuerza para recomponer los pedazos que la propia vida ha despedazado

Como aquella mujer que, tras enviudar y quedarse sola con dos hijos pequeños, se reinventó como emprendedora de un pequeño negocio que le permite vivir y cuidar de sus hijos. O ese conocido que, tras perder su trabajo por un ERE, se reinventó como profesor online y siguió estudiando a la vez para conseguir entrar en la administración pública. Y como una amiga de una amiga que, tras sufrir violencia de género y pasar un calvario, se empoderó y reinventó, quiso dedicarse a que nadie más sufriera lo que ella vivió. También aquel familiar que, tras diagnosticarle un tumor, quiso mostrar la mejor versión que pudiera a los suyos, recorrer el camino lleno de valentía y luchar por vivir.

Reinventarse no es un acto único, sino un proceso continuo. Es una actitud ante la vida que nos permite adaptarnos a los cambios, superar las dificultades y crecer como personas. Es la llama que nos impulsa a seguir adelante, a explorar nuevas posibilidades, a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos a partir de los pedazos rotos del pasado. Componer una nueva canción con todas las notas desafinadas de la experiencia que hable de resiliencia, esperanza y de la inquebrantable voluntad del ser humano. Decirle sí a la vida, incluso en los momentos donde las lágrimas golpean con un intenso dolor nuestro rostro. Porque al final, reinventarse es un grito de rebeldía contra la resignación, una apuesta por la vida para ser más auténticos, felices y libres para tejer nuestra historia…

Como dijo Madonna en su canción Like a Prayer de 1989: «I’m not afraid to keep on living» (No tengo miedo de seguir viviendo).