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«La UE no debe verse como un regulador, sino como un generador de planes»

Tomàs Molina, ex hombre del tiempo en la televisión pública catalana y candidato número dos por ERC a las elecciones europeas, cierra el ciclo de desayunos en el que expertos en energía analizan las propuestas de los partidos políticos que se presentan a los comicios al Parlamento Europeo del 9 de junio.

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Tomàs Molina ha vivido siempre al margen de los partidos políticos, hasta ahora. Licenciado en Física, quien fue meteorólogo y presentador en TV3, la televisión pública catalana, se ha embarcado en la aventura política presentándose como número dos de las listas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), «con la intención de reforzar el compromiso ecologista» de la coalición que tienen en Europa, Ara Repúbliques, que integra también a EH Bildu, BNG y Ara Més. Para él, las elecciones europeas del próximo 9 de junio son vitales para acelerar la transición energética. Molina es también profesor asociado de la Universitat de Barcelona, embajador del Pacto Europeo por el Clima de la Comisión Europea y miembro del Consejo de Administración del Servei Meteorològic de Catalunya.

«Estamos ante un sí o sí. El Acuerdo de París estableció la necesidad de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC o 2 ºC como máximo para 2030. Ya estamos en el grado y medio, para 2040 habremos subido 2 ºC. Tenemos que actuar ya», advierte al iniciar su intervención en los desayunos electorales organizados por Ethic y la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de la Fundación Ortega-Marañón (FOM) mientras recuerda que para limitar esa subida a dos grados centígrados es necesario alcanzar la neutralidad en carbono para 2049.

«La gestión de lo que va a pasar va a estar en nuestras manos. Como meteorólogo, os debo decir que habrá una gran diferencia entre el grado y medio y los 3 grados. Hemos tenido sequías importantes en Catalunya y va a ir a más», insta a la mesa. Hay quien dice que ya ha habido otras épocas de cambio climático. Él rechaza que pueda volver a ser igual que hace miles de años, como suelen argumentar los negacionistas: «No hay comparación posible con el pasado por el contexto socioeconómico: tiene que haber un cambio en el modelo energético».

Europa tiene en la descarbonización una posibilidad no solo de mejora medioambiental, sino también social y económica. Producir energía limpia es mucho más barato que emplear la que viene de combustibles fósiles. Además, la transición en cuestión tiene un gran potencial para generar empleo verde. «Las renovables ya dan trabajo a 1,5 millones de personas; tenemos que hacer que esa transición nos sirva para dar empleo, como mínimo, a 2,5 millones». 

Como iniciado en la política, lee el programa de corrido para mostrar sus propuestas y logros ante el resto de miembros de la mesa. «Como grupo, hemos participado en muchas de las acciones que se han tomado, como en el objetivo ya alcanzado de subir la cuota de energía renovable al 43%; queremos subirlo al 45%. […] Hemos puesto sobre la mesa la seguridad energética como un valor transversal», continúa ante la atenta mirada de los expertos en energía con quienes comparte mesa.

Tomàs Molina: «Queremos subir la cuota de energía renovable al 45% para 2030»

«El titular no debe ser que tenemos que reducir las emisiones, sino que tenemos que evitar que vayan a más», destaca el ahora político. «El coste de la inacción ambiental no es económico, que es asumible o no asumible, yo creo que es inaceptable. Ante la pasividad, tenemos que trabajar conjuntamente para conseguir un cambio de paradigma y descarbonizar la atmósfera», opina.

Ante sus declaraciones sobre la necesidad de actuar, lo interrumpe Alberto Amores, antes responsable del grupo de Strategy Consulting (Monitor Deloitte) de la industria de Energía y Recursos Naturales en España. Él pone el foco en los gestores, es decir, en los políticos. «Debería haber medidas con focos muy claros para conseguir los objetivos. Hay tantas barreras administrativas y tanta confusión que los consumidores no acaban de verlo claro. Las apuestas de los partidos deben estar muy enfocadas a dejar señales regulatorias en los países europeos». Para él, el riesgo sobre la transición energética lo acarrean los actores políticos, y sobre todo, las instituciones que representan.

Electrificar para contaminar menos

El porcentaje de energías renovables en la generación de electricidad se ha duplicado con creces desde 2004 y seguirá creciendo en los próximos años, según datos de la propia Unión Europea. Molina critica que en nuestras casas todavía se usen cocinas con gas, en vez de vitrocerámicas eléctricas. «La producción de electricidad está subiendo vertiginosamente y, en un continente con tantas personas, las desigualdades son obvias, no debemos dejarnos a nadie atrás y tenemos que responder a las necesidades de las personas de clase más baja», apunta Molina en cuanto a electrificar las casas y hacerlas más eficientes energéticamente, «siempre, teniendo en cuenta la inclusión social», recuerda. 

En ERC, según Molina, buscan una «electrificación 360º». «Queremos liderar la electrificación de transporte, vivienda e industria», defiende, pero también reducir la cantidad de vuelos dentro el continente equilibrando el balance con otros medios de transporte más sostenibles y electrificados. «El tren es el más eficaz para desplazamientos cortos y medios», defiende.

Para Ana Cerezo, presidenta de la Cátedra de Energía y Sostenibilidad de la Fundación Ortega-Marañón, estamos avanzando demasiado lento. «Si ponemos dificultades, por ejemplo, al coche eléctrico, el consumidor no va a querer comprarlo. En instalar y energizar un punto de recarga de automóvil técnicamente se tarda muy poco, pero el proceso administrativo lo puede demorar más de dos años». Ella no ve un problema de tecnología, sino de discurso. «Tenemos un problema de narrativa, en ocasiones se intenta presentar a la transición energética y la electrificación como algo tedioso y complejo. Lo que es un desafío de verdad es mantenernos como estamos. La dependencia actual de los combustibles fósiles no es sostenible ni medioambiental, ni económicamente», señala Cerezo en referencia a acercar la transición a la ciudadanía.

Tomàs Molina: «Tenemos que dar soluciones de movilidad eléctrica, pero también electrificar las casas»

La experta sostiene que la electrificación de las sociedades modernas es posible y las mejoras técnicas más que palpables. «La tecnología de la batería avanza a niveles estratosféricos. Las baterías de hoy son muchísimo mejores que las de hace 2 años», recuerda Cerezo, para argumentar que «llevamos atascados en el 20% de electrificación años. China está aumentando un 1% anual. Estamos yendo mucho más despacio, ellos para 2030 tendrán el 35%». Además, recuerda la importancia de poder almacenar esa energía y de facilitar las conexiones a la red eléctrica: «Tiene que llegar a la industria. Las empresas ya quieren conectarse a esa red, pero aún no tienen la capacidad. Hay que dar acceso a la demanda».

Ante las propuestas de Cerezo, Molina pone de ejemplo la electrificación de Francia. Precisamente, la presidenta de la cátedra acostumbra a poner de ejemplo la fuerte inversión del país galo en electrificarse y mejorar sus redes en las sesiones anteriores. «Totalmente de acuerdo», le dice al candidato de ERC.

Transparencia y ‘greenwashing’

¿Qué es realmente lo ecológico? Muchos se hacen esa pregunta, y Pablo Blázquez, fundador de Ethic, la lanza a la mesa, preocupado por saber cómo se puede ser transparente ante la población y qué merece una etiqueta verde y qué no. «Hay que etiquetar para saber qué es verde y comprometido con el medio ambiente. No todas las empresas son iguales. Si no hay incentivos, la gente no se motiva a tomar decisiones que sirvan para cambiar», indica Blázquez.

«Estamos a favor de la transparencia para mejorar la eficiencia y la transición energética», responde rápido Molina. «Mi aportación quiero que vaya para cambiar el paradigma de que la UE se vea como un regulador. Debe ser vista como el generador de planes del cambio de vida de las personas», reivindica.

«Estamos perdiendo el relato sobre la sostenibilidad y estamos a 5 años de 2030», indica Federico Buyolo, anfitrión y director de Innovación Cultural de la Fundación Ortega-Marañón. ¿Por qué surgen los terraplanistas? Por desconocimiento y por no encontrar explicaciones. «Hay muchos miedos en la sociedad, pero hay una tercera vía que es la de hacer un proyecto ilusionante», responde Molina.

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