El suicidio en la filosofía estoica de Séneca
El pensador, que acabó quitándose la vida en medio de un complot político, reflexionó en su obra sobre el suicidio y el sentido de la vida.
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Lucio Anneo Séneca fue un filósofo y senador romano que fundamentó la mayor parte de su pensamiento en el estoicismo, escuela filosófica helenística fundada por Zenón de Citio, que trata de hacer frente a las desventuras de la experiencia humana. Esto, mediante la conservación de un estado de imperturbabilidad del espíritu; de calma y serenidad (ataraxia). Así, el estoicismo de Séneca promueve la ataraxia para hacer frente al dolor inherente de la existencia y los efectos negativos del azar en la propia vida. Pues, si bien el estado de plenitud física y mental alejados del dolor (aponía) es algo valorado y deseable, esto no es siempre posible de conseguir.
Séneca identifica dos factores: internos y externos. Los primeros se refieren a aquellas cosas en las que tenemos pleno control de decisión y que podemos hacer para controlar nuestro estado anímico en general frente a algún efecto no deseado, mediante el uso de la razón. Por otra parte, los factores externos se refieren a aquello en lo que no tenemos pleno control ni margen de elección.
Para tal fin, Séneca consideró el tema de la suerte como algo externo a nosotros, por lo cual no debía tener un papel fundamental en nuestro estado de ánimo. En definitiva, se debe priorizar aquello que podemos controlar y despreciar lo que está fuera de nuestro alcance. De esta manera, es mejor restarle importancia a aquello que no está bajo nuestro control. Afirmó que es preferible no necesitar de la suerte, a tener buena suerte; pues la buena fortuna un día puede abandonar al beneficiario. En cambio, quien no necesita de la suerte puede recibir de mejor modo la fortuna o el infortunio, sin dejarse llevar por las emociones. De igual manera, relacionó al ser quejumbroso con blandura de carácter, lo cual era racionalmente censurable en aquella época. De acuerdo con Séneca, a casi nadie le importaría ver nuestro sufrimiento, pues para la mayoría de la gente resulta molesto o infructuoso apreciar el infortunio, ya sea por desinterés o por las emociones negativas que en ellos mismos produciría ser testigo de escenarios desafortunados en otras personas. Por lo cual, el estoico debía tener virilidad de espíritu y esforzarse en salir del problema preferentemente solo, o en compañía de amistades, aunque esta última opción con menor frecuencia.
Quien no necesita de la suerte puede recibir de mejor modo la fortuna o el infortunio, sin dejarse llevar por las emociones
Ahora bien, Séneca fue un filósofo que abiertamente teorizó acerca del suicidio y en qué casos podría ser justificable. Es menester mencionar que no en todos los casos de sufrimiento, el suicidio podría estar bien fundamentado. De hecho, Séneca argumentaba, como buen estoico, que las desventuras de la vida tenían que enfrentarse con valor y determinación, así como las malas pasadas que el azar podría tener en nuestra propia vida o en la de los seres cercanos emocionalmente a nosotros. En sus libros, como las Epístolas morales a Lucilio, Consolaciones y Diálogos, se puede notar el esfuerzo que el pensador puso en fomentar una vida virtuosa a su propio estilo y enfrentar con valía a los hechos lamentables como la mala suerte, la pobreza, la enfermedad, la soledad, la traición o el duelo por la muerte de un ser querido, entre otros eventos desafortunados. No obstante, hay, según este pensador, casos en los que el suicidio podría ser racionalmente sustentado.
Casos entre los cuales destaca el encuentro con la libertad plena. De acuerdo con Séneca, toda persona sin importar su grado de riqueza, honor o conocimiento se encuentra encadenada con una soga (que según sea el caso puede ser del material más sencillo o de oro sólido, pero encadenado finalmente) en la futilidad de la realidad cambiante y perecedera. Donde las cuestiones profundas de la existencia –léase: ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?, ¿la vida irá a mejor o a peor? o ¿qué sentido tiene la existencia?– carecen de una respuesta objetivamente certera, y por lo tanto sujeta a interpretaciones. Así pues, el sabio, consciente de esta realidad y en estado de incesante flagelación, podría optar por el suicidio. Defendió que lo único seguro una vez que nacemos es nuestra propia muerte y el derecho de las personas a decidir sobre su existencia.
Séneca defendió que lo único seguro una vez que nacemos es nuestra propia muerte y el derecho de las personas a decidir sobre su existencia
En segundo lugar, en los casos cuando existe un estado permanente de sufrimiento que atormenta al espíritu e imposibilita los estados de ataraxia y aponía. En este aspecto, Séneca establece que es mejor una vida buena y corta, con respecto a una vida mala y larga. Así pues, en una vida carente de esperanzas o de escenarios factibles de salida del sufrimiento, la muerte podría ser liberadora. En efecto, el filósofo mencionó que sería mejor terminar con la propia vida en esplendor que una vez llegada la total ruina.
Por supuesto, a Séneca se le reprochaba que él vivía rodeado de lujos y riquezas por su faceta de político y, por ende, le era fácil reflexionar acerca de hacer frente a los infortunios de la vida, pues su vida era cómoda y placentera. No obstante, él mismo declaró que estaba en camino a ser sabio como todos en ese proceso y que era evidente que no lo había consumado. Defendió su fortuna argumentando que el hombre sabio prefiere la riqueza, pues le facilita su actividad intelectual, pero que la riqueza no es en absoluto necesaria. Además, como muestra de coherencia con su propio pensamiento, está la evidencia de su propia muerte, pues Séneca murió a causa de suicidio, siendo viejo y acusado de conspirador contra el imperio de Nerón. Temió una irrupción en sus aposentos, por lo que apresuró su muerte en una trágica sucesión de eventos que involucró el cortarse las venas, acompañado de beber cicuta e inhalar vapor, con ayuda de sus sirvientes en una escena difícil de digerir.
En conclusión, como se puede notar, el pensamiento de Séneca, a pesar de estar fuertemente fundamentado en el estoicismo, cuenta con matices propios del filósofo. Especialmente, referentes a las reflexiones acerca de la libertad, de la vida y de la muerte. Para muchos, está considerado como uno de los mejores escritores debido a su elegancia y estilo al escribir. La belleza y profundidad humana en sus escritos han inmortalizado su obra, con mente de filósofo y mano de literato.
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