«España tiene la capacidad de convertirse en un ‘hub’ de energías renovables»

Cristina Rivero, directora del Departamento de Industria, Energía, Medio Ambiente y Clima en CEOE, reflexiona sobre el compromiso de la industria con la descarbonización y la importancia de la inversión en redes eléctricas para el cumplimiento de una transición energética eficaz.

Artículo

¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA
23
mayo
2024

Artículo

El itinerario definido en la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo permitirá reducir un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 con respecto a 1990. El 10% restante será absorbido por los sumideros de carbono. Europa obliga, pero también lo hace la cada vez mayor conciencia medioambiental de los consumidores. Sin embargo, si ya este desafío supone un cambio sin precedentes, asistimos a un periodo de la historia envuelto en transformaciones rápidas y agudas (guerras, crisis de distintas naturalezas, tensiones geopolíticas…). Un contexto que justifica la pertinencia de la siguiente pregunta: ¿están las empresas españolas preparadas para afrontar el proceso de la descarbonización? ¿Cuál es el estado actual de las infraestructuras para que esa obligación medioambiental se alcance? ¿Tenemos la capacidad de adaptarnos con agilidad a un mundo más impredecible? De todo ello hablamos con Cristina Rivero, directora del Departamento de Industria, Energía, Medio Ambiente y Clima en CEOE.

La apuesta por las energías limpias no solo beneficia al medio ambiente, sino que supone una oportunidad para reindustrializar el país, ya que también impulsa la economía con la expansión de nuevos proyectos garantizando precios estables y competitivos. Ante el avance de la transición ecológica, ¿cuál es el papel de la industria? ¿Qué tienen que decir las empresas?

Sobre la transición ecológica, tenemos unos objetivos de descarbonización marcados por la Unión Europea que son muy estrictos: debemos conseguir que Europa sea la primera región del mundo climáticamente neutra en el año 2050. Eso supone tener emisiones netas cero en 2050. Para llegar a ese cumplimiento, nos hemos puesto objetivos para 2030, una fecha que no está tan lejos. Hablamos de un horizonte de 6 años y de objetivos en renovables, limpieza energética, reducciones de emisiones de CO2… Y la ambición ha aumentado, basta ver el paquete Fit for 55, que ajusta el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a 2030 hasta, al menos, el 55% frente al 40% anterior.

«La transición ecológica es una oportunidad para España, lo que no puede ser una barrera es el acceso a la red»

La industria ha estado trabajando en la descarbonización de sus procesos y productos durante muchos años, especialmente aquellas afectadas por el comercio de derechos de emisión en la Unión Europea desde 2005. El grado de implicación de la industria en este proceso varía según el sector y el tamaño de la empresa, desde aquellas que no emiten CO2 hasta otras que enfrentan desafíos tecnológicos para cumplir con los objetivos de descarbonización europeos. La capacidad de las empresas para abordar este desafío depende de factores como el sector en el que operan, su situación financiera y su acceso a tecnologías limpias. Todas las empresas están adoptando medidas hacia la sostenibilidad por diversas razones, no solo por cumplimiento legal, sino también para acceder a fondos como los del Plan de Recuperación que requieren alineación con criterios sostenibles.

En febrero de este año, CEOE pidió al Gobierno que facilitara la conexión de la industria a la red eléctrica para impulsar el crecimiento económico. ¿Cuál es la importancia de las redes para una descarbonización exitosa?

Las redes son fundamentales. De ahí que sacáramos un comunicado: nos llegaron peticiones de muchas industrias respecto a una modificación puntual en la planificación de redes, que contempla ciclos quinquenales, pero no contempla que estamos en un contexto muy cambiante y rápido. Por ejemplo, lo que ha pasado con los precios del gas y la electricidad últimamente. No se tuvieron en cuenta muchos factores en la planificación de la red y hubo muchos sectores que quedaron fuera de esa modificación, industrias necesarias para la transición energética, como centros de datos o industrias que son intensivas en energía.

«En generación de renovables estamos por encima de la UE, pero no en consumo en los usos finales»

Nosotros creemos firmemente que la transición ecológica es una oportunidad para España y para eso trabajamos, lo que no puede ser una barrera es el acceso a la red. Tenemos unos objetivos de energías renovables descomunales y toda esa energía hay que conseguir trasladarla a los usos finales para poder cumplir con nuestros compromisos. En generación de renovables estamos por encima de la UE, pero no en consumo de energía renovable en los usos finales. El elemento débil son las redes, y hace falta mucha inversión en redes energéticas. Antes había otras barreras que se han ido superando (aceptación social, permisos, inversiones…), pero ahora son las redes. Es necesario este impulso para poder vehicular toda esa generación renovable, que será mucho mayor que la tenemos; en los próximos años tendremos que invertir en muchas más renovables de las que hemos hecho en los últimos diez años.

Si no tenemos las redes (tanto de electricidad como de moléculas renovables) toda esa energía renovable no nos servirá para descarbonizar. Las redes son un elemento crucial, y vamos hacia un sistema donde la electrificación tiene que ser mucho mayor si queremos que España se convierta en un hub de renovables. Lo mismo en hidrógeno que en electricidad si queremos transportar toda esa energía a nuestros países vecinos. Eso es posible solo invirtiendo en redes.

Desde CEOE, ¿han detectado preocupación o malestar por parte de algunas industrias o actividades económicas ante la necesidad de acceso a la red eléctrica y que se hayan encontrado con el problema de falta de infraestructura?

No es un malestar para la demanda actualmente conectada. El problema es que necesitamos una planificación y una visión de hacia dónde vamos. Para meter más renovables en el sistema, para desarrollar un hub de energías renovables, hidrógeno y gases renovables en España y que eso se pueda trasladar a Europa, necesitaremos esas redes. No es un problema acuciante ahora mismo, pero sí lo será a medio plazo. La preocupación más grande es hacia dónde vamos, lo que tenemos que hacer en 2030, y de aquí a 2030 planificarlo de otro modo, con metas más a corto plazo, que tengan en cuenta el contexto cambiante.

¿Considera adecuada la política española orientada a la exportación de energías renovables por interconexiones eléctricas con Francia o la exportación del hidrógeno por tubo a Europa o le parece más estratégico el principio de «la industria española first»?

«​​En un sistema mucho más disperso tenemos que tener capacidad de almacenar y de que no se pierda la energía»

Nosotros creemos que las renovables tienen que ser una oportunidad para nuestro país. En esa estrategia, España tiene la capacidad de convertirse en un hub de energías renovables, tenemos sol y viento y capacidad de tener una energía más barata que beneficie a nuestra industria y que pueda atraer industria nueva. Si encima tenemos la capacidad de generar hidrógeno in situ para que lo utilice la industria que no se puede descarbonizar y nos sobra energía para mandarla a Europa, sería el mejor de los panoramas posibles. Y podemos hacerlo. Es una apuesta, pero hay que ir materializándola poco a poco.

¿Cómo puede el almacenamiento de energía contribuir a hacer que la industria pueda acceder a precios estables y competitivos todas las horas? ¿Qué falta para desarrollar los almacenamientos?

Hace falta invertir en baterías, en sistemas de bombeo… Con la energía solar tuvimos una curva de aprendizaje muy rápida, así que entendemos que en este ámbito sucederá algo parecido. Hay que tener en cuenta que las renovables son intermitentes y ahora no tenemos la disponibilidad de almacenarlas. Por lo que, si no cambia la situación –que debería cambiar–, tendríamos que seguir contando con energía de respaldo, que es como hemos funcionado hasta la fecha. Hemos funcionado con ciclos combinados, con centrales nucleares o con hidráulica, que nos permitían esa estabilidad en el sistema. Pero vamos a un sistema mucho más descentralizado, con un uso mucho más masivo de electricidad, con más autoconsumo, con más generadores pequeños… En ese sistema mucho más disperso tenemos que tener capacidad de almacenar y de que no se pierda la energía. El almacenamiento es la pieza clave para meter en el sistema toda esa energía intermitente.

En su informe La huella de carbono en las empresas españolas 2024 afirma que el 80% de las empresas encuestadas (826) no registran su huella de carbono. ¿Qué importancia tiene para las empresas empezar a implementar medidas que reduzcan sus emisiones?

«Hay que invertir en redes para poder vehicular toda esa generación renovable»

Es fundamental, sobre todo por las exigencias derivadas de la Ley de cambio climático. No es posible escaquearse de la huella de carbono, ya que es algo que reclaman tanto los consumidores como la administración y que se extiende a todas las cadenas de valor. Estamos con la implementación del mecanismo de ajuste de carbono en frontera, lo que significa que a los importadores de bienes de terceros países se les pedirán las emisiones de toda su cadena de valor. Esto es un sí o sí para las empresas, y son conscientes de ello. 

La encuesta a la que te refieres la hicimos para conocer el estado de la cuestión. Sí, sólo un 20% tenía registrada su huella de carbono en el registro nacional, pero hay que tener en cuenta que hay cierto lío con los registros autonómicos y el central y que el cálculo en las emisiones en el alcance tres todavía no cuenta con una metodología concreta. Y que es complicado, sobre todo en empresas que estén incluidas en cadenas de valor complejas, en las que intervienen proveedores de varios sitios que quizás no tengan el acceso o la medición de los datos de emisión de gases de efectos invernadero que tenemos en la Unión Europea. Es algo que parece fácil, pero que no lo es. Especialmente se complica la situación en pymes y micropymes. 

Nuestra intención con la encuesta era poner de manifiesto que esto es una obligación y saber dónde estamos. Además, los bancos, para financiar y para alinear los flujos de capital con el Acuerdo de País, necesitan saber en qué invierten, y quieren saber que hasta el último euro que circula por la Unión Europea está alineado con el Acuerdo de París. Esto solo lo podemos hacer conociendo la huella de carbono. Estamos intentando concienciar a todos nuestros socios de que esto hay que hacerlo sí o sí, y ayudar a las pymes, sobre todo.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME