Sociedad

El síndrome del hijo del medio (y la pseudociencia pop)

Se dice que el orden de nacimiento puede influir en la personalidad de cada hermano, pero no hay evidencia sólida que respalde esta idea. Entonces, ¿por qué se sigue hablando de ello?

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31
mayo
2024
Winslow Homer, 1872

El efecto Forer (o efecto Barnum) es un fenómeno psicológico muy común en el que las personas creen que descripciones vagas y ambiguas sobre su personalidad son específicamente aplicables a ellas, aunque en realidad podrían aplicar a la mayoría de gente.

En la cultura popular existe la creencia del «síndrome del hijo del medio», es decir, la idea de que el orden de nacimiento afecta al desarrollo de los niños. Aunque esto, intuitivamente, podría tener cierto sentido, y teniendo en cuenta que hay varios estudios –antiguos– que sugieren esa asociación, investigaciones más recientes no encuentran ninguna correspondencia sólida entre el orden de nacimiento y la personalidad, la salud mental u otras variables.

Se dice que la idea surgió en 1964, cuando el psicólogo Alfred Adler, discípulo de Freud, desarrolló una teoría sobre el orden de nacimiento y la personalidad. Adler afirmaba que, aunque los niños nazcan en un mismo hogar, pueden exhibir comportamientos dependiendo del momento de su nacimiento con respecto al resto de hermanos. Por ejemplo, según esta teoría, el hijo mayor es el más autoritario, dadas las altas expectativas que establecen los padres. El más pequeño, sin embargo, es el más mimado, el más frágil, y no puede estar por encima de sus hermanos. El hijo mediano, por su parte, puede tener la sensación de que sus familiares prestan más atención al resto de hermanos, y esa sensación de ser ignorado tiene, según Adler, un impacto significante sobre la personalidad.

Ahora bien, las notas de Adler no eran más que especulaciones y, en su defensa, él nunca lo señaló como trastorno; pero no tienen validez a nivel científico. Entonces, ¿por qué todavía hay quien debate sobre ello?

La teoría de que el orden de nacimiento impacta sobre la personalidad surgió de Alfred Adler, discípulo de Freud

En primer lugar, por el efecto Forer: muchos individuos disfrutan leyendo bondades sobre su propia personalidad y se sienten aliviados al colocarse etiquetas que describen su comportamiento, aunque sea falso. En segundo lugar, por publicaciones científicas reales. Un estudio de 1998 mostró que los hijos medianos son menos propensos a decir que están unidos a sus madres en comparación con hijos menores o mayores. Además, señalaba que los nacidos en el medio también son los menos propensos a reconocer que recurrirían a sus padres si estuvieran bajo coacción. Más recientemente, un estudio de 2016 investigó los posibles efectos del orden de nacimiento en una muestra de 320 estudiantes universitarios. Los investigadores descubrieron que los hermanos medianos decían ser menos familiares que sus hermanos mayores. Pero, ¿qué conclusión firme se puede sacar de estos estudios? Ninguna.

Hoy por hoy se pueden encontrar estudios con cualquier resultado, solo hay que saber buscar. Por ejemplo, en una revisión de 2019 sobre psiquiatría infantil se muestran resultados contradictorios. Algunos datos de 2003 apuntaban a que los hermanos del medio eran más propensos a sufrir depresión, pero otros datos de 2016 dicen que son los mayores los que tienen más problemas de salud mental. Asimismo, hay un estudio masivo con datos de 20.000 adultos de Reino Unido, Estados Unidos y Alemania que supuestamente tenían el síndrome del hijo mediano y se concluyó que el orden de nacimiento «no tiene un efecto duradero en los rasgos generales de la personalidad», como la extraversión, la estabilidad emocional o la agradabilidad. Se determinó que, actualmente, «el desarrollo de la personalidad está menos determinado por el papel dentro de la familia de origen de lo que se pensaba antiguamente».

Por lo tanto, atendiendo al batiburrillo de métodos utilizados y resultados obtenidos, es imposible declarar con rotundidad si el síndrome del hijo mediano existe o no. La Asociación Americana de Psicología destaca que no existe evidencia que apoye esta idea.

No obstante, otros factores como el estatus socioeconómico, el estilo parental o la relación entre hermanos, contribuyen en mayor medida. Al fin y al cabo, la experiencia de ser hijo es diferente para cada individuo, sea el hermano mayor, menor, mediano o el único. Esto explica por qué los investigadores no consiguen confirmar ningún hipotético síndrome con el que tantos tests de personalidad se nutren en internet.

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