Siglo XXI
«Si la gente conociera mejor la inteligencia artificial dejaría de tenerle miedo»
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Silvia Leal se ha incorporado recientemente como asesora al Global Forum on Technology de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Conversamos con esta experta internacional en nuevas tendencias de tecnología y futuro sobre las herramientas de inteligencia artificial, su aplicación en el área de la sostenibilidad, la reciente ley de regulación aprobada por la Unión Europea y su último libro ‘Consejos III’ (Punto Rojo Libros).
En el ‘El infinito en un junco’, Irene Vallejo recuerda cómo la aparición de la escritura fue considerada una amenaza. Un ejemplo de un largo recorrido histórico donde numerosas innovaciones se han percibido de forma catastrófica. Ahora es el turno de la inteligencia artificial. ¿Vende más lo negativo?, ¿por qué parece más rentable la versión apocalíptica?
Lo negativo vende mucho más y el mejor ejemplo son las fake news. Lo negativo se suele compartir más y con más rabia. En el caso del fatalismo tecnológico solo está presente en una de cada cinco personas, sin embargo, se dejan notar mucho más. También ocurre que quienes se dedican a la divulgación encuentran que vende mucho más lo catastrófico. Hace poco salió un estudio que señalaba los puestos de trabajo que se iban a destruir y también los que se crearían y los titulares solo se fijaban en el lado negativo.
«La IA está creada a imagen y semejanza de los humanos y, al igual que nosotros, no es perfecta», comentabas recientemente en un evento. ¿Por qué parece que se presenta a la IA como un ente independiente de los seres humanos?
La propia definición de la IA nos dice que es la tecnología que trata de imitar el funcionamiento del cerebro humano. Nuestro cerebro está lejos de ser perfecto y, por tanto, tampoco la IA es perfecta. Son comunes las conocidas como alucinaciones, es decir, que cuando no se sabe algo se lo inventa. Estas herramientas son como un trabajador que está comenzando, que te ayuda mucho pero debes supervisar y validar que el trabajo está bien hecho. Para mí, si no se equivocara sería mucho más aburrida y, en ese caso, sí me daría miedo. Además, para cuestiones creativas la IA me parece maravillosa. Yo la uso mucho en mi actividad y creo que si la gente conociera mejor estas herramientas dejaría de tenerles miedo. El temor no debe ser a la tecnología sino a las personas que hacen con ella lo que quieren.
«El temor no debe ser a la tecnología sino a las personas que hacen con ella lo que quieren»
Hablar mucho no siempre quiere decir saber comunicar. Hablamos mucho de la IA pero, ¿nos estamos planteando las preguntas adecuadas?, ¿echas en falta algo en el debate sobre la IA?
Yo creo que la gran pregunta que hay que hacer es, ¿para qué?, ¿para qué puedo utilizar la inteligencia artificial? Ahora bien, en lugar de plantear esta pregunta estamos en el debate de cómo la detengo, en buscar excusas para no usarla, no formarnos y encontrar aspectos que criticar. Cuando voy a los sitios me gusta preguntar a la gente si ha usado y conoce algo más que ChatGPT y la respuesta suele ser negativa. Faltan preguntas, hay que olvidarse del cómo lo detengo y pensar en cómo usarla. Los demás van a usar estas herramientas y si nosotros no lo hacemos estaremos perdidos.
Se ha hablado mucho en los últimos meses de la nueva ley de regulación europea. ¿Cuál crees que será su impacto?, ¿qué luces y sombras encuentras en esta ley?
El mero hecho de ser los primeros en regular tiene bastante mérito. La parte negativa es que aunque suele ser común caer en la sobreregulación, en este caso sucede todo lo contrario. Es un primer paso importante con el gran mérito de conseguir poner a todo el mundo de acuerdo. Ahora la clave será ver cómo evoluciona, si lo hace al ritmo necesario y sin caer en el exceso de regulación. Lo que más me preocupa es que su aplicación no sea igualitaria o que se suponga que sea igualitaria, pero acabe representando una desventaja competitiva para los que estamos en Europa.
Cada vez es más común el uso de las herramientas de IA generativa, aunque muchas veces sin la formación adecuada. ¿Es la formación y la educación una de las grandes asignaturas pendientes en esta área?
La formación es un punto débil en el uso de la tecnología y en todo. El Banco de España indica que una de las razones de la baja productividad de nuestro país es la poca formación. No nos gusta formarnos. Hay que aplicar más formación en todos los niveles y eso es algo que todavía cuesta. Creo que se debe a que mucha gente cree que formarse es una manera de reconocer que no sabe algo. Espero que la situación cambie pronto y la gente descubra lo divertido que es formarse y lo rentable que resulta en este mundo tan cambiante.
¿En el caso de las empresas se están utilizando nuevas herramientas con viejas fórmulas o se están produciendo los necesarios cambios organizacionales y de mentalidad?
Por desgracia, como señala la pregunta, sería importante que avancemos hacia nuevos tipos de fórmulas. Todavía no se está cambiando todo lo que hace falta. Ahora bien, también hay otra realidad y es que ocho de cada diez empresas buscan talento y no lo encuentran. Esto hace que la adaptación de las organizaciones se vaya realizando como se puede y es bastante positiva dadas las circunstancias.
«La gran pregunta que hay que hacer es: ¿para qué puedo utilizar la inteligencia artificial?»
Acabas de lanzar ‘Consejos III’ (Punto Rojo Libros), una obra que cierra la trilogía ‘Consejos’ y que recoge tu experiencia con consejos de administración y múltiples expertos en el área tecnológica. ¿Cuáles son para ti los tres consejos clave para afrontar el reto de una implantación exitosa de las herramientas de IA?
Es una obra que está dirigida a ofrecer consejos a las personas de los comités de dirección o consejeros de las empresas que tienen que tomar decisiones estratégicas y que no siempre conocen a la perfección los elementos tecnológicos. Mi primer consejo es «no juzgues la tecnología sin probarla» y es aplicable a todos las personas. El segundo consejo lo ofrece también José Antonio Marina y es un recordatorio de que estamos en la era del aprendizaje y «o aprendes o te vas a quedar atrás». El tercer consejo tiene que ver con la teoría de las expectativas autocumplidas porque si somos pesimistas todo irá fatal. Un poco de optimismo es una opción ganadora.
Los datos señalan que la IA puede llegar a facilitar el cumplimiento del 79% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ¿qué papel pueden jugar estas herramientas tecnológicas en materia de sostenibilidad y cuáles son las claves para que sumen sin restar?
Me consta que los proyectos con una interacción entre la sostenibilidad y la IA ayudan en este escenario de desafío climático. Están las fábricas inteligentes que reducen consumo y emisiones; la opción de aplicar estas tecnologías en los hogares y las ciudades o los gemelos digitales que me parecen de gran utilidad. Yo soy muy optimista con esta alianza y con su capacidad para ayudar a tomar las grandes decisiones estratégicas de cuál debe ser el camino a seguir.
Cómo imaginas el escenario futuro, ¿cuáles serán las principales tendencias en el medio plazo y en el futuro más lejano?
La gran tendencia van a ser las experiencias inmersivas porque los gigantes tecnológicos se están preparando para explotar todo su potencial. También va a ser relevante la computación cuántica y la creación de nuevos materiales.
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