Pensamiento

Ética para Amador… y para el resto de adolescentes

La obra de Fernando Savater lleva más de 30 años siendo fundamental en muchos institutos españoles, pues introduce desde la informalidad los conceptos éticos más importantes para el desarrollo del espíritu crítico.

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20
marzo
2024

«Queremos siempre ser libres para atribuirnos el mérito de lo que logramos, pero preferimos confesarnos esclavos de las circunstancias cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos», reflexiona Fernando Savater entre las páginas de su Ética para Amador, un ensayo dirigido a jóvenes de instituto pero firmemente recomendado para adultos.

Se trata de una invitación a pensar, y sobre todo de una invitación íntima, pues aunque tantos de nosotros la hayamos aceptado, era para una persona en especial: su hijo, Amador.

No pretende ser el típico manual de ética para adolescentes ni tampoco una exposición de los principales autores y movimientos de la teoría moral a lo largo de la historia. No busca ofrecer respuestas moralizantes a los problemas cotidianos. Y Savater tampoco ve la ética como una disciplina destinada a zanjar debates, sino más bien como una herramienta para iniciarlos y promover la reflexión.

Ética para Amador cuestiona la necesidad de una asignatura de Ética en la enseñanza media como alternativa al estudio religioso, y considera que la ética no debe servir para sustituir catecismos ni para adoctrinar, sino que debería formar parte esencial de cualquier educación. Para el autor, la reflexión moral es un aspecto fundamental en la formación de ciudadanos librepensadores.

Para Savater, la reflexión moral es un aspecto fundamental en la formación de ciudadanos librepensadores

A lo largo de sus nueve capítulos, el libro aborda temas como la libertad, las órdenes, las costumbres, los caprichos, la empatía, la justicia, el deber, la responsabilidad, el bien y el mal, entre muchos otros. También pone de manifiesto la necesidad de pensar por nosotros mismos y reflexionar sobre nuestras decisiones, considerando siempre tanto el bienestar propio y el de los demás.

Sin embargo, no es nada de esto lo que lo ha convertido en una lectura referente. Es la cercanía, el lenguaje, los ejemplos en los que todos nos vemos reflejados. De algún modo, y con el permiso de Amador, Fernando Savater se convierte en nuestro padre durante un rato. Sus páginas están escritas para que cualquier persona puede leerlas, y lo más importante, entenderlas, por eso se convirtió en herramienta imprescindible para estimular el pensamiento crítico y promover el debate ético en las aulas.

¿Cómo no va a suscitar un mínimo interés entre los adolescentes si, en el mismísimo prólogo el lector se encuentra con lo siguiente? «Llevarse razonablemente bien con un adulto incluye, a veces, tener ganas de ahogarle. De otro modo no vale. Si yo tuviera 15 años, lo que ya no es probable que vuelva a pasarme, desconfiaría de todos los mayores demasiado ‘simpáticos’, de todos los que parece como si quisieran ser más jóvenes que yo y de todos los que me diesen por sistema la razón».

Pero también es un libro que «releerlo no es pecado ni molestia, sino un paseo por recuerdos de bonitos momentos», como reseña Luis Cárdenas, un usuario de la plataforma Goodreads. Los hay que no encontraron estímulo entre los capítulos del autor donostiarra, los hay que lo encontraron repetitivo, pero en su mayoría, las reseñas se acercan más a lo que Florencia, otra usuaria, defiende: «Con cada reaparición del cometa Halley, encontramos un filósofo que no se hace el erudito ‘vueltero’ e intrincado que con complejo lenguaje nos demuestra todo lo que sabe. A esa clase de tipos no les interesa demasiado que quien los está escuchando, realmente entienda qué cuernos está diciendo. Pero ello no sucede con Savater, quien transmite los conocimientos filosóficos con la finalidad de que sean entendidos, incorporados, por la mera sed del conocimiento».

Aupado por miles de colegios e institutos alrededor del mundo, especialmente en España, Ética para Amador lleva desde 1991 defendiendo el arte de vivir y la autorreflexión como herramienta no solo para dar sentido a nuestros pensamientos y emociones, sino para encontrar claridad en los momentos de frustración.

Y como dijo Lucien Leuwen, y como comparte Savater al final de su libro, «adiós, amigo lector; intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo».

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