Sociedad

El cerebro narrativo

Los seres humanos estamos hechos de historias; es a través de ellas que nuestro cerebro teje significados y fabrica sentido. En ‘El cerebro narrativo’ (Sexto Piso), el profesor de Ciencias Cognitivas Fritz Breithaupt explica cómo funcionan los sofisticados mecanismos neuronales que permiten que nuestro cerebro interprete el mundo.

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23
febrero
2024

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Uno de los vocablos de nuestra época, frecuentemente empleado, pero raramente definido, es el de «narrativa». La mayoría de las veces solo se lamenta la ausencia de narrativas, como en la afirmación de que Europa necesita una narrativa mejor. En este sentido, Norman Achtler ha dicho que la palabra «narrativa» es una «palabra flexible» caracterizada por la «indeterminación semántica». Sin embargo, esta formulación no debe pasar por alto el poder de las narrativas. Albrecht Koschorke distingue entre la multiplicidad de narraciones individuales y las grandes narrativas que ejercen una «fuerza gravitatoria» y atraen a su órbita otras formas de narración. Esto nombra un aspecto importante de las narraciones: su poder de sugestión colectiva, que puede dar a las numerosas narraciones particulares una forma común o «patrón básico».

¿En qué consiste esta forma común de narrativa? Esta pregunta suele responderse menos con una definición de la forma que con una definición de la función. Se suele hacer hincapié en la función de orientación de una narrativa. La función de guía moral es también un aspecto importante, pues muchas narraciones ostentan una estructura de recompensa y castigo moral. Las narrativas desempeñan además un importante papel en el proceso de formación de identidades individuales y colectivas, como ya destacó Durkheim en su estudio de los rituales para la consolidación de la comunidad. Cuando Poggio Bracciolini publicó en 1455 el texto de Tácito, hasta entonces perdido, Germania, dio a los países de habla germana una identidad común, ya que entonces podían verse a sí mismos como los sucesores de aquellos hombres visiblemente cultivados y sensatos. Germania pudo entonces convertirse en una narrativa en la mente de los pueblos de comienzos de la Edad Moderna, que derivaron de esta descripción una reivindicación de lo común y —dirigida al exterior— una autoafirmación frente a otros países. Otra función de una narrativa se reconoce regularmente en la instauración colectiva de significados. […] La variedad de funciones posibles (orientación, formación de la identidad, instauración de sentido, legitimación) indica de nuevo que el concepto de narrativa no está claramente definido, porque las narrativas pueden tener de hecho todas estas funciones.

«Las narrativas desempeñan un importante papel en el proceso de formación de identidades individuales y colectivas»

Pero ganamos cierta claridad cuando tenemos presente que las narrativas existen porque son necesarias. Y son necesarias porque ellas mismas contribuyen a la resolución de las crisis y no se limitan a representar su superación. […] Para formularlo como una tesis: las narrativas hacen la oferta de un final para la resolución de una crisis. En consecuencia, hablamos aquí de la narrativa como un relato necesario y colectivamente eficaz que contribuye por sí misma a la resolución o transformación de una crisis.

Partiendo de la tesis central, cuatro expectativas tienen cabida en las narrativas colectivas: 1) La narrativa es en sí misma parte de la superación de la crisis (la propia narrativa consigue algo y no es solo una descripción); 2) Los arcos de emoción son más centrales que los arcos causales (pero, por supuesto, pueden ir de la mano), 3) La narrativa hace la oferta de una (quizá nueva) identidad a los interesados; 4) La narrativa evoca la posibilidad de que todo podría haber resultado de otra manera, pero al mismo tiempo consolida el curso ofrecido.

Con estos requisitos podemos concluir que la narrativa colectiva se acerca a la estructura de recompensa emocional. Superar la crisis y posibilitar un desarrollo con posiciones claras es ciertamente un alivio y, en este sentido, proporciona un incentivo para asimilar la historia.


Este texto es un fragmento de ‘El cerebro narrativo’ (Sexto Piso, 2023), de Fritz Breithaupt

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