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«En Gaza se ha destruido todo lo que la gente necesita para vivir»

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07
noviembre
2023

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El Ministerio de Sanidad de la Franja asegura que más de 10.000 personas han muerto –entre ellas más del 40% niños– desde que comenzaron los bombardeos israelíes, cifra que cuestionan Israel, Estados Unidos o Alemania. Lo que es incuestionable, los medios de comunicación lo atestiguan, es el devastador estado de Gaza, las condiciones inhumanas que soporta la población civil, los impedimentos para que entre la ayuda humanitaria y la inoperancia de la política internacional para frenar este conflicto. Ni siquiera las ONG pueden actuar sobre el terreno. El director ejecutivo de Oxfam Intermón, Franc Cortada, explica a Ethic la situación actual.


¿Cuál es la situación actual en Gaza? ¿Mantenéis contacto con vuestra gente? ¿Cómo está afectando el corte de electricidad en las comunicaciones?

En términos de equipo, tenemos a 33 personas en la zona, todas palestinas que trabajan en Gaza; mantenemos contacto diario, salvo el reciente black out, durante el que no pudimos establecer comunicación en 36 horas. Ya hemos confirmado que todos están bien, pero estamos en una situación muy angustiosa, hablamos con ellos sin saber si será la última vez que lo hagamos. Como organización, nos está pasando algo extraño: estamos acostumbrados a responder en contextos de conflicto, trabajamos en Ucrania, Yemen, Siria, lo hemos hecho en Irak… pero en Gaza, ocurre que nuestro equipo humanitario, que normalmente estaría en primera línea, respondiendo a la gente, ahora está en peligro, tanto sus vidas como las de sus familias, lo que obliga al equipo a desplazarse continuamente. Nos cuentan las situaciones tan dramáticas que están viviendo, no hay nadie que no haya perdido un amigo, un familiar, un vecino. A pesar de estos momentos tan traumáticos y angustiosos, siguen trabajando cada día, siempre con la máxima de cómo ayudar a cubrir las necesidades de la población.

¿Cuáles son los principales ejes de actuación de Oxfam Intermón en la zona?

Llevamos trabajando en Gaza, Cisjordania y Jerusalén desde hace 60 o 70 años, y los ejes fundamentales han sido y son la parte de desarrollo agrícola, la atención sanitaria, la educación, la protección de la población civil y la defensa de las mujeres. Durante décadas, hemos apoyado a más de 700.000 personas, pero todo ese trabajo se ha borrado de un plumazo. Es complicado responder por la falta de combustible, en medio de bombardeos y, aun así, ahora mismo nuestra prioridad es hacer llegar efectivo a muchas familias para que puedan comprar alimentos. También la distribución de kits de higiene, sabiendo que ese es uno de los grandes problemas, sobre todo por la dificultad de acceder al agua, con el riesgo que eso conlleva a miles de familias. Nuestra respuesta está por debajo de lo que nos gustaría y de lo que estamos acostumbrados a hacer, pero está siendo muy complicado trabajar ahora mismo en Gaza.

«Solo está entrando en Gaza el 2% de los alimentos que entraban previamente al conflicto; dos millones de personas no saben qué comerán mañana»

¿Estamos, como en el caso de Ucrania, frente a una guerra mucho más larga de lo que pareciera previsible?

Sí… seguramente. La espiral de violencia no tiene precedentes, pero es importante no perder perspectiva: lo que está ocurriendo ahora no es un hecho puntual. Lo que está ocurriendo ahora no se puede entender sin enmarcarlo en los más de 56 años de ocupación militar israelí y los 16 años de bloqueo que sufre Gaza. Sí, es una guerra que se puede alargar, apuntalada en un bloqueo que ha devastado la economía de Gaza, donde la mayoría de gente ha visto restringido su acceso a los servicios esenciales como sanidad o educación. Tenemos a la mitad de la población desempleada, con el 70 por ciento de los jóvenes sin empleo. Ya antes de esta escalada de violencia, la mayoría de las familias dependían de la ayuda internacional para sobrevivir. Ahora hablamos de cortes de luz y falta de combustible, pero esto ya lo hemos vivido muchas veces, en escuelas, hospitales, en pequeñas empresas. Los civiles están pagando un precio enorme por ese fracaso de los líderes a la hora de intentar resolver un conflicto que se resume en la mayor ocupación de la historia moderna.

Hablemos de ese estado crítico en el que se encuentra Gaza, donde no hay agua no ya para cultivos, sino para consumo humano, donde el hambre lleva a los gazatíes a asaltar almacenes de la ONU para conseguir alimentos… ¿Cómo podemos permitir esa situación?

Esta es una pregunta profunda… El contexto es devastador, una situación para trabajadores humanitarios como nosotros abrumadora… estamos hablando de la destrucción de todo lo que la gente necesita para vivir, estamos hablando de hospitales colapsados, de comunicaciones imposibles, sin agua ni luz, sin alimentos y sin refugios seguros. No se puede negociar el acceso humanitario, es complicado enviar mercancías, salvo camiones que van entrando a cuentagotas… estamos en un contexto donde es imposible garantizar la respuesta humanitaria, necesitamos un alto el fuego total y el fin del asedio para ofrecer la asistencia vital para miles de civiles. Estamos hablando de dos millones de personas que no saben qué comerán mañana. Los datos según la ONU: solo está entrando en Gaza el dos por ciento de los alimentos que entraban previamente al conflicto, y a eso sumamos el hecho de que los ataques aéreos han dejado muchas panaderías y supermercados destruidos o dañados. El único molino de trigo operativo en Gaza no está funcionando por los cortes de energía y, aunque los alimentos esenciales como harina, trigo y aceite se almacenan en lugares no destruidos, su distribución es físicamente imposible, por la falta de combustible, por las carreteras destruidas y por los ataques. Aunque tengamos azúcar, arroz, lentejas, harina, sin luz ni se puede cocinar, ni cocer el pan, ni mantener la cadena de frío ni cocinar caliente.

«Existe un doble rasero con según qué conflictos; para frenar a Israel falta coraje político y eso da vía libre a la represalia israelí»

Sánchez plantea una conferencia de paz en seis meses. En ese tiempo, la población de Gaza puede, incluso, desaparecer. ¿Por qué cuesta tanto que los países occidentales y los árabes presionen, cuando lo que está en juego es la población de un país?

Lo que exigimos es que cambie esa falta de acción internacional que favorece que miles de civiles estén bajo el fuego indiscriminado de bombardeos y artillería. Para nosotros es urgente que, tanto la Unión Europea como el resto de líderes mundiales, centren sus exigencias en que se cumpla, de entrada, la legalidad internacional, que se acaben los ataques contra la población civil y que se levante el asedio despiadado que deja a miles de personas sin bienes básicos. Después, hay que promover la resolución pacífica de un conflicto que lleva décadas enquistado. Tengo la percepción de que existe un doble rasero con según qué conflictos. Para frenar a Israel falta coraje político y eso da vía libre a la represalia israelí.

Si China decidiera ejercer presión, la situación podría solucionarse casi de manera inmediata…

Sí, pero ya estamos viendo cómo se mueve la geopolítica de los grandes bloques.

Este conflicto está suponiendo un fuerte desgaste de la ONU, entidad que no es capaz de detenerlo, pese a la cantidad de civiles que están muriendo y el modo en que se está conculcando el derecho internacional…

Sí, está suponiendo un enorme desgaste. Hace poco veíamos cómo se ponía en tela de juicio el rol de la ONU, el propio Netanyahu ha declarado «persona non grata» a Guterres, su secretario general. Es importante ver cómo los distintos gobiernos han salido a defenderlo, sobre todo Sánchez. Pero ese desgaste del que hablas no es nuevo, piensa en los años que llevamos soportando la impunidad con los territorios palestinos ocupados. Ha intentado sacar adelante resoluciones, pero ninguna es vinculante.

«Israel está empleando el hambre como un arma de guerra contra la población civil de Gaza, algo que el derecho internacional humanitario prohíbe»

En 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución 2417, que condenó unánimemente el uso del hambre contra civiles como método de guerra y declaró que cualquier denegación de acceso humanitario era una violación del derecho internacional. ¿Por qué Israel puede conculcar sistemáticamente el derecho internacional ante la inacción del resto de países?

Es tremendo esto que está ocurriendo. Que se vulneren derechos y se cometan crímenes de guerra, vulnerando el derecho internacional humanitario no es una situación nueva, que no se proteja a los civiles, que no se garanticen los bienes especiales para la supervivencia y que no haya desplazamientos forzosos lo hemos visto en otros conflictos, pera aquí está sucediendo con luz y taquígrafos. ¿Por qué? Por varios motivos, el primero, por lo que te comentaba antes, porque la ONU no es capaz de sacar adelante una resolución vinculante; en segundo lugar, porque tampoco en el espacio de la Unión Europea se ha conseguido un gran acuerdo, la Eurocámara no es capaz de decidir algo de manera unánime, hay muchos gobiernos europeos con afinidades claras con el gobierno de Israel, son potencias amigas que no tienen el coraje de denunciar lo evidente y, en cualquier caso, lo que sí es evidente es que hay que poner fin a esta impunidad de Israel y acabar con la cultura de la excepcionalidad. El caso de Israel, además, es una paradoja, recordemos que existe como estado gracias, precisamente, a una resolución de la ONU. Esta situación de inseguridad alimentaria la hemos denunciado, porque Israel está empleando el hambre como un arma de guerra contra la población civil de Gaza y eso es algo que el derecho internacional humanitario prohíbe explícitamente. De hecho, lo que exige es lo contrario, que como potencia ocupante de Gaza Israel ha de satisfacer las necesidades básicas de la población y protegerla.

Europa está lastrada, por su pasado durante la II Guerra Mundial, para erigirse en juez del conflicto, pero España parece estar teniendo un papel muy activo.

Europa tiene, como dices, condicionantes históricos que hacen que sea más difícil llegar a un consenso, pero, en cualquier caso, la voz de Europa pesa poco como influencia sobre Israel. Los únicos tres actores que podrían influir realmente serían los mandos militares del propio Estado israelí, la población de Israel, en la medida en que fuerce un cambio de actitud, y Estados Unidos, cuya opinión Israel sí se toma en serio. España es verdad que, dentro del contexto europeo, está siendo bastante activa, promovió una mayor ambición en la última resolución de la ONU, junto a Irlanda, Bélgica y Francia. También fue de las primeras voces que descartó la amenaza europea de suspender la ayuda humanitaria, pero hay que recordar que el PSOE, en el Parlamento Europeo, a principios de octubre, votó en contra de la petición de alto el fuego. Se ha ido adaptando al contexto y al devenir del conflicto.

«El caso de Israel es una paradoja, recordemos que existe como estado gracias, precisamente, a una resolución de la ONU»

Netanyahu, ¿podía no saber que este ataque iba a producirse?

Paso palabra.

¿Qué puede hacer la ciudadanía, cada uno de nosotros?

A veces tenemos la sensación de ser David contra Goliat, esa sensación de impotencia, sin capacidad de incidir, de exigir y hacer posible que las cosas cambien. Como organización también nos pasa, es tremendamente doloroso ver el nivel de crueldad, de sufrimiento que soporta la población de Gaza. La historia nos juzgará, al analizar cómo la comunidad internacional miró a otro lado, permitiendo que algunas vidas valgan más que otras, permitiendo que los derechos humanos se hayan vulnerado sin consecuencias… pese a todo eso, como ciudadanos claro que tenemos que estar ahí, exigir a nuestros gobiernos que actúen. Hay que exigir esos cuatro puntos que te comentaba: acabar con los ataques a la población civil, el levantamiento del asedio, el respeto y cumplimiento de la legalidad internacional y la búsqueda de una vía diplomática al conflicto.

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