Medio Ambiente

Radiografía del reciclaje en España

El reciclaje ha experimentado un notable aumento en las últimas décadas, pero se enfrenta a desafíos significativos pues el país aún está lejos de alcanzar los objetivos europeos de gestión de residuos.

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31
octubre
2023

España ha avanzado significativamente en términos de reciclaje. Según Ecoembes, en 2022 se reutilizaron más de 1,6 millones de envases domésticos (plástico, metal, briks y papel y cartón). En las calles, 1,2 millones de envases fueron separados en contenedores azules y amarillos (actualmente hay 632.146 contenedores de este tipo, es decir, un contenedor cada 100 habitantes), mientras que en los hogares, solo en 2022, cada persona llegó a separar 27,1 kilos de residuos.

Por su parte, Ecovidrio ha informado que el año pasado la recogida de envases a través del contenedor verde alcanzó un récord histórico con 939.094 toneladas de vidrio, un 6,2% más que el año anterior.

Estas cifras representan un aumento considerable en la tasa de reciclaje y una muestra del compromiso creciente de la sociedad española con la sostenibilidad. Según el documento Grandes Cifras del Sector Reciclado de Residuos 2022, elaborado por IFMA España, actualmente operan alrededor de 340 empresas que gestionan unas 365 plantas de tratamiento y eliminación de desechos urbanos.

En estas plantas, los materiales que se depositan en los contenedores de reciclaje se someten a un proceso de clasificación y transformación. Los envases de vidrio se funden y moldean en nuevos envases del mismo material, mientras que el papel y el cartón se convierten en pulpa y se utilizan para fabricar nuevos productos de papel. Los plásticos se lavan, trituran y derriten para fabricar productos como botellas y contenedores reciclados. Las latas, por su lado, son uno de los residuos más importantes, ya que están fabricadas con aluminio, un material que se recicla al 100 % y puede reutilizarse de forma ilimitada.

Pero, a pesar del claro progreso que indican las cifras, todavía existen obstáculos que impiden que todos los ciudadanos participen activamente en el reciclaje. ¿Por qué? Primero, algunas personas pueden percibir el proceso de reciclaje como complicado o engorroso. La falta de acceso a contenedores de reciclaje cerca de sus hogares o la confusión sobre qué elementos son reciclables y dónde depositarlos puede llevar a preferir no reciclar.

Además, puede haber personas que no sientan una conexión directa entre sus acciones de reciclaje y los beneficios ambientales. La motivación para reciclar desaparece si no se entiende su impacto en el medioambiente.

El reciclaje reduce la demanda de recursos y la energía necesaria para fabricar productos nuevos

La pregunta sería, entonces, ¿por qué es importante reciclar? El reciclaje de los residuos que generamos reduce la demanda de recursos y la energía necesaria para fabricar productos nuevos. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, la demanda de recursos naturales es hoy más alta que nunca y continúa creciendo. La extracción de recursos ha aumentado más del triple desde 1970, con un incremento del 45 % en el uso de combustibles fósiles. Es una tendencia que urge revertir si se quiere conservar el planeta y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados en la Agenda 2030. El reciclaje se convierte así en el pilar de la economía circular, el modelo económico hacia el que aspiran gobiernos e instituciones como la Unión Europea.

La Comisión Europea (CE) presentó en 2020 el plan de acción para la Economía Circular que tiene como objetivo la fabricación de productos más sostenibles y la reducción de residuos. En 2021, el Parlamento votó el plan de acción sobre economía circular y demandó medidas adicionales para avanzar hacia una economía neutra en carbono, sostenible, libre de tóxicos y completamente circular en 2050.

La legislación europea obliga a todos los Estados miembros a que, en 2025, el 55% de los residuos urbanos generados sean reutilizados o reciclados. En 2030, esta cifra debe ser del 60%, y del 65% en 2035. A pesar de la cada vez más evidente concienciación ciudadana, España está aún lejos de alcanzar estas cifras. Así lo demuestra el reciente informe presentado por la CE, según el cual forma parte del grupo de países que corren el riesgo de no alcanzar el objetivo en materia de residuos municipales, junto con Estonia, Finlandia, Francia, Irlanda, Letonia, Portugal y Suecia.

Según los datos recogidos por la CE, en 2020 la tasa de reciclaje en España fue del 36,4% (el objetivo comunitario para 2025 es del 55%) y en lugar de reducir el volumen de residuos urbanos que llevamos a vertedero, en 2020 aumentó hasta el 52% del total generado (la media europea es del 23%). Pero el peor dato de España se encuentra en la tasa de recuperación de los residuos de materia orgánica o biorresiduos: el país apenas alcanza una tasa de recuperación del 11%, lo que lastra cualquier esfuerzo que se haga con el resto de los residuos.

Apenas el 11% de los residuos de materia orgánica son reciclados en España

En otros apartados, sin embargo, el país ha cumplido sobradamente. Es el caso de la separación y el reciclaje de los envases domésticos, donde el objetivo comunitario es alcanzar el 65% de reciclado en 2025 y España lo ha superado ya, con una tasa del 68,3% en 2020.

La CE ha hecho una serie de recomendaciones para corregir estas cifras, como acelerar la puesta en marcha del sistema de pago por generación de residuos, tanto para las empresas como para los hogares. También anima a intensificar los esfuerzos para fomentar la reutilización de envases, aplicar sistemas de depósito y devolución, ampliar los contenedores en zonas públicas y áreas comerciales y aumentar la sensibilización. Buena parte de estas recomendaciones ya aparecían recogidas en la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que entró en vigor en España en abril de 2022, pero será necesario acelerar la aplicación de esta normativa.

En resumen, el reciclaje en España ha avanzado considerablemente, pero aún enfrenta desafíos en términos de concienciación y participación. La educación ambiental, la simplificación del proceso y la promoción de la responsabilidad individual son claves para continuar mejorando el sistema de reciclaje del país.

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