Salud

El yoga, tradición milenaria o producto moderno

El yoga es una disciplina que busca mejorar el cuerpo y la mente y que se remonta a orígenes milenarios. Sin embargo, lo que se practica hoy en día parece ser más un producto reciente, creado para responder a necesidades contemporáneas.

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26
octubre
2023

Se estima que en el mundo hay cerca de 300 millones de personas que practican yoga, y que, solo en España, son 5,6 millones las que optan por realizar esta disciplina recurrentemente. Ya sea visto como un simple ejercicio físico o como una filosofía transcendental, lo que está claro es que se trata de una actividad muy popular.

Las clases de yoga se ofrecen en cualquier gimnasio o asociación de vecinos, además de en centros específicos. Y se puede elegir entre múltiples modalidades: Hatha Yoga para los que buscan una actividad más suave, Kundalini para los más interesados en la relajación mental, Bikram o Ashtanga para los que prefieren un ejercicio físico más intenso… También hay clases de yoga online e infinidad de influencers que muestran en Instagram o YouTube cómo iniciarse y perseverar en estas técnicas sin necesidad de salir de casa. Pero, ¿sabemos exactamente qué es el yoga?

El yoga es una disciplina que emplea posturas físicas (asanas), ejercicios de respiración (pranayama) y meditación para lograr alcanzar un bienestar integral. Su origen se sitúa en la India, probablemente en torno al año 5.000 antes de Cristo. De hecho, la palabra yoga se menciona ya en el Rig-Veda, el texto sagrado más antiguo de la literatura india, relacionado con conceptos centrales de la filosofía yogi como el prana (energía vital) o los chakras (centros de energía del cuerpo).

Pero esto no significa, ni mucho menos, que lo que hoy entendemos como yoga sea exactamente de lo que se hablaba en esos textos milenarios. De hecho, la disciplina ha sabido adaptarse y reinventarse con el devenir de los siglos, influyendo en otras filosofías, y también dejándose influir por estas.

La palabra «yoga» se menciona ya en el ‘Rig-Veda’, el texto sagrado más antiguo de la literatura india

La introducción del yoga en Occidente es relativamente reciente. Aunque las prácticas ascéticas indias eran conocidas por los griegos y los romanos, cayeron posteriormente en el olvido y solo se encuentran algunas referencias en textos de viajeros de la Edad Media. En cualquier caso, hay que decir que esta filosofía tenía más que ver con un camino místico que con un ejercicio físico.

Muchos expertos –como Marie Kock en su libro Yoga, une histoire-monde– sitúan el origen del yoga moderno en la época colonial. En un contexto en el que la cultura británica era percibida como superior, y el cristianismo ganaba terreno en el país, las élites indias precisaban de una filosofía propia que les permitiese autoafirmarse. El yoga, que en ese momento estaba en declive en la India, contribuyó a dar respuesta a esta inquietud.

A finales del siglo XIX, el místico religioso Swami Vivekananda viajó a Estados Unidos para presentar su visión de un hinduismo renovado en el Parlamento Mundial de las Religiones de Chicago de 1893. Defendió que la promoción de una espiritualidad basada en el yoga podría contribuir a mejorar la humanidad y, ante todo, logró que el interés por la religión hinduista se convirtiera en algo respetable para los americanos de clase media. Esto coincidió con la popularización en Occidente del interés por lo esotérico y el ocultismo, que facilitó la introducción de las ideas espirituales. En ese momento, sin embargo, la idea del yoga aún se centraba en aspectos como la meditación, la respiración y las visualizaciones, y no había rastro de posturas físicas.

Según Suzanne Newcombe, el yoga era una idea en Europa, mucho antes de que se practicase esta disciplina. Se puede conectar la práctica de una serie de posturas para mejorar la elasticidad, la fuerza y lograr un mayor bienestar corporal a la popularización de la gimnasia sueca en el siglo XIX, que se extendió por toda Europa, y que se exportó también a la India.

Durante la época colonial, existía un prejuicio británico de que los indios eran más débiles o afeminados. Como reacción, surgió con fuerza una disciplina que revisaba la gimnasia y la cultura corporal europea mezclándola con antiguas tradiciones indias de entrenamiento físico. El resultado fue el renacer del yoga, un régimen para cuerpo y mente basado en posturas y movimientos que iba mucho más allá de lo que la gimnasia sueca podía ofrecer y que los indios no asociaban con el aparato de opresión colonial británica, tal y como se explica en el programa de la BBC «The Secret History of Yoga».

A partir de los años 70, se da un ‘boom’ del yoga en América y Europa

Esto cristalizó en los años 20 cuando Tirumalai Krishnamacharya (considerado el padre del yoga moderno) fundó una escuela que sería la que codificara la práctica de yoga tal y como hoy la conocemos, que diversos gurús darían a conocer en Estados Unidos. El pionero, Paramahansa Yogananda, se estableció en California ya en 1920. Fue en este estado en el que se comenzó a enseñar yoga adaptando la práctica a los intereses de los estadounidenses: mezclando un poco de gimnasia, algo de filosofía india y muchas promesas de serenidad y desarrollo personal.

California era un territorio muy propicio para esta disciplina: era un estado más tolerante, en el que existía un importante culto al cuerpo, y además estaba Hollywood, que podía funcionar como un importante altavoz para la práctica del yoga (como, de hecho, ocurrió). A partir de los años 60 y 70, fueron muchos los actores y actrices famosos que se decidieron a practicar esta actividad y es famosa la visita de los Beatles a la India para meditar con un líder espiritual yogi en 1968.

A partir de la década de los 70, la visibilidad del yoga es cada vez mayor, y experimenta un auténtico boom en América y en Europa, un fenómeno que no ha hecho más que acrecentarse con los años. Hoy por hoy, el yoga es una disciplina que incluye desde ejercicios aeróbicos a meditación. Es tan popular que hasta tiene su propio día internacional (el 21 de junio) aprobado por la ONU.  Y si bien su origen es milenario, es un error pensar en esta «forma de vida» como una disciplina atemporal y monolítica; es algo mucho más versátil que ha sabido adaptarse a las necesidades e intereses contemporáneos.

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