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La nueva fase de revolución circular

Además de reducir su huella de carbono, el sector privado tiene el potencial para luchar contra la contaminación por plásticos y apoyar la transición hacia la economía circular.

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04
julio
2023

Superislas de plástico del tamaño de España, Francia y Alemania juntas que flotan en el Pacífico y el Índico, ríos cubiertos de envases y bolsas que desembocan en el mar: cada minuto, el equivalente a un camión de basura plástica es vertido en el océano. Año tras año, el mundo produce 400 millones de toneladas de plástico. De estas, la mitad tienen una vida útil de un solo uso. Y solo se recicla alrededor de un 10%.

De cara a estos datos de Naciones Unidas, el Día Mundial del Medio Ambiente de 2023, celebrado el 5 de junio, puso el foco en la necesidad de luchar contra la contaminación por plásticos, que no solo perjudica a la salud humana, sino también la biodiversidad. Más de 800 especies en el mundo se están viendo afectadas por ingestión o enredo con plástico.

Si bien el músculo institucional es fundamental para la transición ecológica, es necesario que todos los actores se impliquen en el cambio de paradigma. Y eso incluye al sector privado. Las compañías han estado avanzando en la reducción de su huella de carbono en cuanto a producción y cadena de valor, pero su potencial para impulsar la transición a la economía circular va más allá de su actividad específica.

Cada minuto, el equivalente a un camión de residuos plásticos se vierte en los océanos

Una empresa que está marcando la pauta es Veolia. Además de ser referente mundial en la gestión del agua, residuos y energía para el desarrollo sostenible en las ciudades y en el campo, a través de Agbar está avanzando en la gestión integral del ciclo del agua, la preservación medioambiental y soluciones de residuo cero.

Por ejemplo, con el proyecto de innovación CIGAT Circular, impulsado en colaboración con la Xunta de Galicia y Cetaqua (Centro Tecnológico del Agua), la compañía busca la «descarbonización de Galicia a través de la conversión de residuos en recursos de alto valor añadido»: desde tratamientos para la eliminación de microplásticos y reutilización del agua hasta el aprovechamiento energético para la obtención de hidrógeno verde, pasando por la producción de biocompuestos. Además, Agbar lleva a cabo a cabo proyectos de restauración ambiental e infraestructura verde en diferentes lugares de España, e impulsa iniciativas de concienciación ambiental como la recogida de desechos en las playas.

Y no solo eso. Veolia cuenta con dos plantas de reciclaje, una en Alcalá de Guadaira (Sevilla) y otra en Torremejía (Badajoz), para darles una segunda vida útil a los residuos plásticos. La primera, Red by Veolia, es capaz de tratar 120.000 toneladas de residuos plásticos industriales, posconsumo y agrícolas al año. Por su lado, la planta TorrePET puede gestionar más de 60.000 toneladas de residuos plásticos al año y 30.000 toneladas de granza de PET reciclado con calidad alimentaria para botellas.

La contaminación por plásticos es una de las grandes responsables de la degradación medioambiental. Proyectos como los de Veolia demuestran que una empresa puede seguir siendo líder sostenible en su ámbito y, al mismo tiempo, reinventarse para la revolución circular en otros sectores. Movilizar medidas ambientales transformadoras que aprovechen la innovación tecnológica y científica es crucial si queremos dejarles un mundo habitable a las generaciones venideras. Un mundo que no se ahogue en plástico.

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