Opinión

El feminismo necesita una portavocía única

El nombramiento de Elizabeth Duval en la portavocía de feminismo de Sumar ha generado sorpresa. La cuestión es por qué a Yolanda Díaz todavía le parece oportuno unir en el mismo negociado feminismo y LGTB cuando cada uno tiene su agenda diferenciada.

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07
julio
2023

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Hace unos días que Elizabeth Duval nos informaba desde su Twitter: «Es un honor y un reto asumir durante esta campaña la portavocía de Feminismo, Igualdad y Libertades LGTBI+ de @sumar y le agradezco profundamente la confianza a @Yolanda_Diaz_. Vamos a darlo todo para construir una España libre, diversa y orgullosa».

Ni qué decir tiene que las redes ardieron en ese mismo momento por mil motivos. El primero la sorpresa, e indignación, de que Yolanda Díaz no fuera capaz de haber pensado en una feminista para ocupar el puesto de feminismo; el segundo, y que ha quedado más diluido, que juntara dos agendas, con intereses tan dispares, bajo una misma portavocía.

No entraré a opinar sobre la pertinencia, o no, de poner a Duval al frente de feminismo (decisión errónea a mi juicio). Lo que me interesa es preguntarme, y sorprenderme,  acerca del por qué a Yolanda Díaz todavía le parece oportuno unir en el mismo negociado: feminismo y LGTB cuando, no merece la pena casi ni explayarse, cada uno tiene su agenda diferenciada. Es más, no solo no comparten agenda, sino que además tienen luchas, preocupaciones y necesidades que, en ocasiones, son opuestas. Y pienso, por ejemplo, en la posibilidad de legislar la regulación de la prostitución y los vientres de alquiler, que para el feminismo son delitos que no deben ni plantearse; o en la defensa del género frente a la posición a favor de la abolición del mismo por parte del feminismo. Eso por no hablar de que, una cosa es legislar la igualdad de derechos de la mitad de la sociedad que no los tiene, y otra, muy distinta reivindicar derechos de un colectivo.

«Lo que me interesa es preguntarme acerca del por qué a Díaz todavía le parece oportuno unir en el mismo negociado feminismo y LGTB, cuando cada uno tiene su agenda diferenciada»

Es cierto que las feministas hemos defendido, desde siempre, los derechos del colectivo LGTB, pero no lo es menos que, en ocasiones, hemos observados que acaban defendiendo puntos de vista muy contrarios a nuestros intereses, lo que nos ha movido a pedir cierta prudencia y en ocasiones alejamiento. Así pues, las feministas no podemos más que reclamar una portavocía, y más adelante un ministerio, en el que se gestionen diversos temas con perspectiva feminista, mucha más si tenemos en cuenta la tremenda ola reaccionaria que estamos viviendo.

Porque lo que es indiscutible es que el feminismo no puede aunar en sus luchas el animalismo, el cambio climático, la lucha sindical, ni los derechos LGTB…, por más que sean temas que nos preocupan. Lo mismo que está claro que no habrá un ministerio de Hacienda y LGTB, ni una de consumo y LGTB, o de educación y LGTB por poner tres ejemplos.

Por eso, en lo que a las feministas compete, ahora solo queda que alguno de los partidos mayoritarios empiece a pensar en nosotras y nos convide a ir de la mano en los equipos de trabajo que monten en la legislatura que empezará a caminar este verano. No tengo ninguna duda que el resto de colectivos —las mujeres no somos un colectivo sino la mitad de la población– ya procurará reclamar su hueco, como ha venido haciendo hasta ahora.

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