Carrera a contrarreloj contra el desperdicio de alimentos
El 70% del desperdicio alimentario surge, entre otros sectores, dentro del ámbito doméstico. Y solucionarlo puede no parecer fácil, pero está en nuestras manos.
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Es una de las graves preocupaciones globales, si bien en parte puede solucionarse desde el propio hogar. Concretamente, desde la cocina: el desperdicio alimentario –es decir, el descarte de productos agrícolas y alimentarios aún perfectamente comestibles– se ha convertido en uno de los principales problemas que exigen solución en un planeta donde millones de personas aún sufren de hambre y desnutrición cada año. Y el reloj continúa su ritmo imparable. Según Naciones Unidas, el ritmo no es el adecuado si se desea alcanzar el hambre cero –uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles– en 2030. A este paso, ese año el número de personas afectadas por el hambre alcanzará los 840 millones.
Las cifras dejan entrever la importancia de luchar contra esta situación. Cada año se pierden alrededor de un 30% o un 40% de todos los alimentos que se producen en el planeta. Algo que, además del agravio evidente, supone un sinsentido económico: el desperdicio de alimentos tiene un impacto de aproximadamente 545.000 millones de euros. Llevar a cabo esta lucha es clave en los países de nuestro entorno ya que, tal como recalca Ana Palencia, directora de Comunicación y Sostenibilidad de Unilever, «solo con el desperdicio producido en Estados Unidos y Europa se podría alimentar al 25% de la población que pasa hambre en el mundo». Y es una cuestión que no solo incluye la pérdida de los alimentos per se: también la de los recursos que se han necesitado para elaborarlos.
Unilever es, precisamente, pionera en la lucha contra esta lacra global. Suya es, por ejemplo, la Guía práctica para evitar la pérdida de alimentos, que lanzó en 2013 y con la que –a través de una serie de consejos, trucos e ideas– se ayuda e impulsa a actuar de una forma más sostenible de forma tanto individual como social. No es su única acción en este campo: desde 2019, la multinacional ha logrado reducir en un 17% el desperdicio alimentario en sus operaciones.
El 60% de los españoles apuesta ya por el reaprovechamiento alimentario en sus hogares
Igualmente, cuentan con la ayuda de una ciudadanía que parece cada vez más concienciada sobre este problema: según una encuesta realizada por Unilever a través de Ipsos Digital, el 60% de los españoles apuesta ya por el reaprovechamiento alimentario en sus hogares. Se trata de un dato relevante, si se tiene en cuenta que, según la Unión Europea, el 70% del desperdicio surge en los sectores de restauración y en los minoristas, pero también en el doméstico.
Esta situación se puede evitar, por suerte, a través de pocos pasos. La planificación de un menú semanal es algo tan básico como sencillo, impidiendo la clase de improvisación y desorganización que acaba con comida en la papelera. El adecuado almacenamiento –o la adecuada congelación– de los alimentos, el cálculo lógico de las cantidades o el aprovechamiento de parte de la comida para otros platos son otras de las medidas. También ayudan los trucos: si se colocan los alimentos más viejos delante de los nuevos es difícil que lleguemos a tener problemas de caducidad.
Y solucionar esta cuestión es, de hecho, clave no solo contra el hambre, sino también en la lucha contra el cambio climático: se trata de un fenómeno que emite más toneladas de gases de efecto invernadero que toda India. La clave parece sencilla, aunque ponerla en práctica suponga adherirse a los principios de sostenibilidad y circularidad (y, por tanto, deshacernos de unas costumbres tan perjudiciales como arraigadas). El objetivo, sin embargo, es evidente: que el final de la cadena alimentaria no sea la basura.
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