Sociedad

Giner de los Ríos: la educación para el futuro de un país

El filósofo y pedagogo es una de las figuras intelectuales más destacadas de la historia de España: fue una pieza fundamental del desarrollo científico y pedagógico de nuestro país.

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09
mayo
2023

En octubre de 1839 nacía en Ronda, Málaga, el que sería uno de los mitos de la educación de España: Giner de los Ríos. Durante sus primeros años, de los Ríos estudió en Cádiz, Alicante y Barcelona, hasta que en 1853 se trasladó a Granada, la ciudad que sería determinante en su trayectoria vital: en ella se acercó por primera vez a los manuales sobre krausismo que se habían traducido recientemente. Este modelo filosófico, iniciado por el alemán Karl C. F. Krause, se basaba en las creencias del panteísmo y el teísmo y se situaba en un punto, cuanto menos, interesante en cuanto a Dios: ni él es el mundo ni está fuera de él, sino que lo tiene en su interior y de él también trasciende. Panenteísmo fue el nombre que se le dio a esta concepción, cuyo grupo adepto perseguía también la libertad de cátedra y la tolerancia académica.

En 1856 Giner de los Ríos residió una breve temporada en Madrid para regresar posteriormente a Granada, donde conoció al político y abogado Nicolás Salmerón y al historiador Juan Facundo Riaño y Montero, entre otras personalidades con las que compartiría inquietudes e ideas. Terminó en esta época su carrera de Derecho y se dedicó también a la pintura, la música y la escritura. De hecho, en esta época también comenzó sus colaboraciones literarias y políticas en la revista Meridional.

Madrid, sin embargo, le estaba esperando a unos cientos de kilómetros con algunas sorpresas: siete años más tarde volvió a la capital, donde su tío le consiguió un puesto diplomático en el Ministerio del Estado. Mientras realizaba su doctorado en Derecho en la Universidad Central tendría lugar otro de los momentos claves de su existencia: conoció a Julián Sanz del Río, impulsor en España del ideario krausista. Fernando de Castro y Gumersindo de Azcárate fueron dos figuras relevantes con las que entabló relación durante este período.

El exilio de la reina Isabel II supuso un receso que ayudaría a dar forma a unas ideas de regeneración pedagógica que venían macerándose desde hacía años

Diez años después de su primera estancia en Madrid logró su cátedra de Filosofía del Derecho y Derecho Internacional en la Universidad de Madrid, la cual abandonó un año después en solidaridad con Julián Sanz del Río, Fernando de Castro y Nicolás Salmerón, inhabilitados por sus ideas progresistas. La Revolución de Septiembre de 1868, que provocó el exilio de la reina Isabel II, permitió que los catedráticos regresaran de nuevo a sus puestos: un receso que les ayudaría a dar forma a unas ideas de regeneración pedagógica que se venían macerando desde hacía años. La presidencia de Cánovas del Castillo en el Consejo de Ministros agravó un malestar creciente: en 1875, este promulgó un decreto que atentaba contra la libertad de cátedra. A causa de este, y debido a las protestas y a su insurrección, Giner de los Ríos sería trasladado a la prisión militar de Cádiz.

Este germen constante de la necesidad de cambio se fraguó al margen de los centros universitarios estatales, razón por la que la creación de una organización educativa privada donde primaran los principios y valores enfocados a una renovación educativa, cultural y social parecía volverse más necesaria que nunca. El 29 de octubre de 1876, de los Ríos acudió a la apertura del primer curso de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) con el cargo de profesor; tan solo cuatro años después se convertiría en el rector de la misma. A partir de 1881, además, empezaron a formar parte del cuerpo docente de la ILE profesores formados en ella (como Manuel Bartolomé Cossío, que sucederá a Giner al frente de la ILE, Ricardo Rubio, Pedro Blanco, Ángel do Rego o José Ontañón), cuya labor garantizará la continuidad del proyecto. Tal como señalaban sus estatutos, la ILE se declaraba «ajena a todo el interés religioso, ideología o partido político, proclamando el derecho a la libertad de cátedra, la inviolabilidad de la ciencia y el respeto a la conciencia individual». Fueron 60 años de un aprendizaje común y un trabajo en pro de unas ideas ampliamente fundamentadas, y es que hasta la Guerra Civil, la ILE se convirtió en el eje central de una época revulsiva para la cultura española. Fue la vía de introducción en España de las teorías pedagógicas y científicas más avanzadas que se desarrollaban fuera de las fronteras nacionales.

Giner de los Ríos publicó algunos libros fundamentales para el proyecto. Es el caso de Educación y enseñanza, Estudios sobre artes industriales, Resumen de Filosofía del Derecho o Estudios y fragmentos sobre la teoría de la persona social. Falleció el 18 de febrero de 1915 en su casa del paseo del Obelisco de Madrid. Un año después, se creó la fundación que lleva su nombre. De una u otra forma, la presencia de Giner de los Ríos y sus ideas continúan en muchas de las aulas de los centros educativos actuales.

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