Autoconsumo energético: un modelo circular en el que ciudadanía y empresa deben ir de la mano

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Mauricio Hdez. Cervantes

@mauhercer1

Ilustración

Yvonne Redin

Han pasado ocho años ya desde que el Acuerdo de París de 2015 sentara las bases para la construcción de un mundo libre de emisiones contaminantes. Desde entonces, el reloj no ha dejado de contar y, sin duda alguna, se han logrado avances inimaginables en la materia, pero si algo sabemos hoy, en 2023, es que todavía hacen falta muchos esfuerzos para consolidar las ciudades verdes, circulares y sostenibles con las que tanto hemos soñado. Voces como la de sir David Attenborough han alertado de que las manecillas de ese reloj juegan en nuestra contra y que, de no tener al medio ambiente como tema prioritario en las agendas internacionales, en los hábitos domésticos de consumo y en las estrategias de las empresas, estaremos de cara a 2050 ante un panorama muy complicado.

Ahora bien, ¿qué pasaría si cada uno de nosotros pudiera regular no solo el consumo sino la producción energética renovable? La respuesta es amplia, pero, indudablemente, notaríamos una reducción en la factura eléctrica, y estaríamos ante una menor dependencia respecto a los cambios en los precios de la electricidad. Eso es solo en lo inmediato, y en términos personales, pero pensando en el ya ineludible compromiso medioambiental, si apostamos por el autoconsumo energético necesitaríamos recurrir cada vez menos a combustibles fósiles, y, por lo tanto, contribuiríamos a la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera.

El autoconsumo energético puede ayudar a reducir la factura de electricidad hasta en un 70%

Respecto a lo anterior, la Unión Europea es clara y concisa: «El autoconsumo de energías renovables puede proporcionar beneficios medioambientales, económicos y de seguridad para los hogares, las empresas y la sociedad en general». Por eso lo ha incluido en su Plan Verde Europeo para la transición ecológica y la descarbonización de la región, para lo que  tendrá que solicitar a los países miembros la eliminación de barreras para el autoconsumo. El consumidor quedaría, así, en el centro de ese proceso de transición energética y medioambiental, y al mismo tiempo crecería la inversión privada. Dicho de otro modo, el autoconsumo resulta en una fórmula en la que sociedad, Gobiernos y empresas se beneficiarían y asumirían un compromiso con el planeta a la vez que los particulares verían las ventajas cada mes en la factura.

Ahorro y renovables para todos

Una fecha imprescindible para comprender el autoconsumo en España es 2019. Ese año, finalmente, se eliminó el «impuesto al sol». Otro momento también importante fue en 2021 cuando se modificó el Reglamento de las instalaciones térmicas en los edificios. Básicamente, a lo que obligan estas reformas es a que todos los edificios nuevos instalen placas fotovoltaicas, u otras fuentes de energía limpia.

Por el momento, Alemania y Francia son los dos países de la región que van por delante en materia de autoconsumo. En España, la apuesta por esta forma producir y consumir energía es muy fuerte, pero queda mucho camino por recorrer, no en vano nuestro país es el séptimo del mundo en generación de energía solar y eólica. Con todo, se dan pasos cada vez más firmes.

La iniciativa Naturgy Solar multiplicó por nueve la potencia de autoconsumo fotovoltaico en 2022

Un ejemplo de lo anterior es la iniciativa Naturgy Solar, que logró multiplicar por nueve la potencia de autoconsumo fotovoltaico durante 2022. Esto supuso aumentar por cinco los contratos respecto al año anterior, después de que Naturgy recibiera más de 75.000 solicitudes de información al respecto.

A través de la instalación de placas y baterías, los clientes de esta empresa podrán ahorrar hasta el 70% en la factura de la electricidad. O un 40% sólo con la instalación de placas fotovoltaicas.

La sociedad civil en el centro de la transición ecológica

Si realmente queremos lograr la transición verde, no podemos apostar a que solo las empresas, o las Administraciones, ofrezcan soluciones. Para alcanzar las metas de la Agenda 2030, así como para construir una sociedad más circular en la que el ahorro energético sea la norma y no una excepción, el compromiso de la ciudadanía es fundamental.

Por eso mismo, Naturgy pone al individuo en el centro de sus propuestas. Cabe destacar que a día de hoy, el 60% de su cartera de clientes se ha beneficiado de las iniciativas de precios a largo plazo. Uno de esos proyectos es Compromiso Luz. Nació en septiembre de 2021, y ofrece un precio fijo a tres años. ¿Su objetivo? Mitigar los efectos del precio del pool energético. Otro caso, presentado en marzo de 2022, es el de Compromiso Gas Industrial, destinado a sus clientes industriales, a los que ofrece un precio estable y competitivo en el actual escenario.

Sea como fuere, el compromiso ciudadano es imprescindible, no solo para crecer en energías renovables, sino para realmente consolidar las ciudades verdes tan anheladas. Y el autoconsumo y la autogestión energética son un camino prometedor al respecto.