Sociedad

Mantener la buena forma social

¿Cuánto tiempo pasas con las personas que más quieres?, ¿hay alguna relación en tu vida en la que ambos miembros os beneficiaríais de pasar más tiempo juntos? Son algunas de las preguntas que se plantean Marc Schulz y Robert Waldinger en su libro ‘Una buena vida’, (Planeta) donde analizan cómo la frecuencia y la calidad de nuestra relación con otras personas son dos de los principales predictores de la felicidad.

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20
abril
2023

Piensa un momento en la relación que tienes con alguien a quien aprecias mucho pero que sientes que no ves lo suficiente. No tiene por qué ser tu relación más significativa, solo alguien que te llene de energía cuando estáis juntos y a quien te gustaría ver más a menudo. Piensa en los posibles candidatos (quizá solo hay uno). Ahora piensa en la última vez que os visteis e intenta recrear en tu imaginación cómo te sentiste. ¿Optimista, casi invencible?; ¿Comprendido? Quizá te reías con facilidad y las desgracias de tu vida y del mundo parecían menos abrumadoras.

Ahora piensa con qué frecuencia ves a esa persona. ¿Todos los días?; ¿Una vez al mes?; ¿Una vez al año? Haz cuentas y proyecta cuántas horas al año crees que pasas con esa persona. Escribe el número y tenlo a mano.

Nosotros, Bob y Marc, aunque nos reunimos todas las semanas por teléfono o videollamada, solo nos vemos en persona un total de unos dos días (cuarenta y ocho horas) al año.

¿Cuánto suma esto si pensamos en los años venideros? Cuando se publique este libro, Bob tendrá setenta y un años. Marc, sesenta. Seamos (muy) generosos y pensemos que ambos vamos a celebrar el centenario de Bob. A dos días por año durante veintinueve años, nos quedan cincuenta y ocho días para pasar juntos el resto de nuestras vidas.

Cincuenta y ocho días de 10.585.

Esto, claro está, si tenemos suerte, porque el número real será casi seguro más bajo.

Haz estos números con esa relación a la que aprecias o piensa en estos cálculos redondeados: si tienes cuarenta años y ves a esa persona una hora a la semana para tomaros un café, eso son unos ochenta y siete días antes de cumplir los ochenta. Si os veis una vez al mes, eso son unos veinte días. Una vez al año, unos dos días.

En 2018, el estadounidense medio pasaba unas sorprendentes once horas cada día interactuando con medios de comunicación

Puede que estos números parezcan muy altos. Pero vamos a compararlos con el hecho de que, en 2018, el estadounidense medio pasaba unas sorprendentes once horas cada día interactuando con medios de comunicación, desde la televisión o la radio a los smartphones. Entre los cuarenta y los ochenta años, eso suma dieciocho años del tiempo que pasamos despiertos. Para alguien de dieciocho años, son veintiocho años de vida antes de cumplir los ochenta.

La finalidad de este ejercicio mental no es asustarte. Es poner de manifiesto algo que a menudo se pasa por alto: cuánto tiempo pasamos de verdad con las personas que nos gustan y que amamos. No necesitamos pasar todo el tiempo con buenos amigos. De hecho, algunas personas que nos cargan de energía y mejoran nuestras vidas puede que lo hagan precisamente porque no las vemos muy a menudo y, como todo en la vida, existe un equilibrio que no debería romperse. A veces solo somos compatibles con una persona hasta cierto punto y con eso basta.

Pero la mayoría tenemos amigos y familiares que nos llenan de energía y a quienes no vemos lo suficiente. ¿Cuánto tiempo pasas con las personas que más quieres?, ¿hay alguna relación en tu vida en la que ambos miembros os beneficiaríais de pasar más tiempo juntos? A menudo, estos recursos inexplorados ya existen en tu vida y están ahí, esperando. Con unos pocos ajustes en nuestras relaciones más preciadas, podemos experimentar efectos reales en cómo nos sentimos y en cómo vemos nuestras propias vidas. Puede que estemos sentados sobre una mina de vitalidad a la que no estamos prestando atención porque está siendo eclipsada por el brillo del smartphone y la televisión o dejada de lado por las demandas laborales.

Dos predictores cruciales de la felicidad

En 2008 llamamos por teléfono cada noche durante ocho noches seguidas a las esposas y maridos de las parejas del Estudio Harvard que tenían más de ochenta años. Hablamos con cada uno de los miembros de la pareja por separado y les planteamos preguntas sobre el día que habían pasado. Hemos mencionado esta encuesta en el capítulo uno (¡nos proporcionó muchísimos datos útiles!). Queríamos saber cómo se sentían físicamente ese día, qué actividades habían llevado a cabo, si necesitaban o recibían apoyo emocional y cuánto tiempo habían pasado con su cónyuge y con otras personas. La simple medida del tiempo pasado con otros resultó ser bastante importante, porque en el día a día estaba claramente ligada a la felicidad. Los días en que estos hombres y mujeres pasaban más tiempo en compañía de otros estaban más felices. En concreto, cuanto más tiempo pasaban con sus parejas, más felices decían estar. Esto era cierto en todas las parejas, pero especialmente en las relaciones satisfactorias.

Hallamos que las personas que tenían relaciones más satisfactorias estaban de algún modo protegidas frente a los altibajos

Como la mayoría de las personas mayores, estos hombres y mujeres experimentaban fluctuaciones diarias en sus niveles de dolor físico y problemas de salud. No es ninguna sorpresa que su estado de ánimo fuera peor los días que sentían más dolor físico. Pero hallamos que las personas que tenían relaciones más satisfactorias estaban de algún modo protegidas frente a estos altibajos: su felicidad no disminuía tanto los días que sentían más dolor. Cuando se sentían peor físicamente no mostraban un empeoramiento del estado de ánimo tan importante como el de quienes tenían relaciones menos satisfactorias. Sus matrimonios felices protegían su estado de ánimo incluso los días que sentían más dolor.

Todo esto puede sonar bastante intuitivo, pero estos hallazgos contienen un mensaje sencillo aunque muy potente: la frecuencia y la calidad de nuestros contactos con otras personas son dos de los principales predictores de la felicidad.


Extracto del libro ‘Una buena vida‘, (Planeta) por Marc Schulz y Robert Waldinger.

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