Cambio Climático

OFRECIDO POR
Banner

Cuidar los bosques para cuidar la salud

Los incendios han aparecido antes de lo previsto y nos invitan a tomar conciencia de la importancia de proteger las zonas forestales, una tarea que requiere la colaboración público-privada.

Artículo

Ilustración

Yvonne Redín
¿QUIERES COLABORAR CON ETHIC?

Si quieres apoyar el periodismo de calidad y comprometido puedes hacerte socio de Ethic y recibir en tu casa los 4 números en papel que editamos al año a partir de una cuota mínima de 30 euros, (IVA y gastos de envío a ESPAÑA incluidos).

COLABORA

Artículo

Ilustración

Yvonne Redín

No ha llegado el verano y ya se han producido los primeros incendios. Más de 60.000 hectáreas de terreno forestal o agrícola se han quemado en España en lo que llevamos de año, según el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS), y todo apunta a que serán muchas más si se mantienen la falta de lluvias y las altas temperaturas. Un problema que pone en jaque a los habitantes y negocios de las localidades de las zonas afectadas, pero también al resto la sociedad. Los bosques aportan numerosos beneficios: en ellos habitan el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las aves y el 68% de los mamíferos, según expone el informe El estado de los bosques del mundo 2022, promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Pero, además, las zonas forestales también permiten hacer frente de forma natural a lluvias intensas, inundaciones y fuertes vientos, fenómenos meteorológicos adversos que se han agravado debido al cambio climático. De hecho, los bosques son fundamentales para revertir el calentamiento global, ya que los árboles absorben dióxido de carbono del aire (CO2) y de ese modo reducen la emisión de gases a la atmósfera. Los bosques del mundo almacenan 662.000 millones de toneladas de carbono en su interior, lo que constituye más de la mitad de las reservas de carbono que existen en los suelos y la vegetación, según la FAO.

Entre 1990 y 2020 se perdieron 420 millones de hectáreas debido a la deforestación

Asimismo, también poseen un alto impacto económico. La FAO estima que unos 33 millones de personas trabajan en el sector forestal, lo que supone el 1% del empleo mundial. La recreación y la caza, el suministro de productos forestales no maderables y diferentes servicios hídricos generan casi 7 billones de euros, equivalente aproximadamente al 9% del PIB mundial. Incluso las pequeñas masas forestales urbanas son elementos clave para la sostenibilidad y preservación de la calidad de vida: en las zonas urbanas de Europa central, los árboles pueden llegar a reducir hasta en 12 °C las temperaturas durante el verano y picos de calor, si bien en países del sur como España el enfriamiento durante la primavera es mayor que en verano, según la investigación The role of urban trees in reducing land surface temperatures in European cities. Pero, además, la naturaleza aporta un importante valor estético y espiritual, lo cual favorece nuestra salud mental, tal y como explica la Organización Mundial de la Salud en el estudio Naturaleza, biodiversidad y salud.

Sin embargo, y a pesar de la importancia de contar con zonas forestales, la extensión de los bosques sigue reduciéndose. La FAO calcula que entre 1990 y 2020 se perdieron 420 millones de hectáreas debido a la deforestación. Un problema, el de la deforestación global, del que la expansión agrícola es responsable de casi el 90%. Una realidad que parece situarnos en una complicada encrucijada: ¿podemos reducir el impacto de la agricultura sin poner en riesgo la seguridad alimentaria global? Según aclara la FAO, la reducción de la demanda de terrenos explotables o el impulso de sistemas agroalimentarios más eficientes, productivos y sostenibles, pueden ayudar a alcanzar un equilibrio saludable para las personas y el planeta.

Otra acción prioritaria consiste en la restauración de los paisajes forestales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que, de los 2.200 millones de hectáreas de tierras degradadas de todo el mundo que se podrían restaurar, 1.500 millones se ajustarían mejor a la restauración en mosaico, que consiste en combinar los bosques y los árboles con la agricultura. Una práctica que, además de favorecer la biodiversidad y expansión sostenible de las actividades agrícolas, funciona como cortafuegos ante potenciales incendios.

El Corte Inglés lanza los peluches Grinpins para reforestar los bosques próximos a Ejulve (Teruel)

Otro actor clave en esta lucha son las empresas que, como El Corte Inglés, se esfuerzan por impulsar desde el negocio la protección forestal: la compañía ha lanzado una marca propia de peluches, la familia de erizos Grinpis, elaborada con materiales 100% sostenibles, incluido el packaging.

Por cada peluche vendido, los grandes almacenes también donarán un euro al Grupo Sylvestris, una entidad social centrada en la plantación de árboles y restauración de las masas forestales por todo el país respetando el equilibrio de los ecosistemas y las comunidades locales. Con el dinero recaudado más una aportación adicional, El Corte Inglés, en colaboración con Sylvestris, empieza ahora a reforestar con unos 2.500 árboles autóctonos los bosques próximos al municipio de Ejulve (Teruel), que se vieron afectados por un incendio en 2009.

La plantación de una masa forestal variada y resiliente de especies autóctonas en la zona, también conocida como el Monte de la Umbría, aumentará la biodiversidad y mejorará la fertilidad, estructura, estabilidad y permeabilidad del suelo, algo que contribuirá a mitigar el cambio climático. La reforestación también generará oportunidades de empleo que se complementarán con las actividades de la zona, dinamizando así la economía rural.

Los Grinpins son peluches rellenos con botellas de plástico recicladas y empaquetados con cartón reciclado. En ellos se explican las claves del proyecto de reforestación y se invita a los más pequeños a reutilizar la maceta reciclada que se incluye junto con cada Grinpin. Están diseñados para niños y niñas a partir de dos meses y, además de estimular su imaginación, permiten identificar sentimientos y emociones. Asimismo, están adaptados a la diversidad funcional auditiva, visual y motora.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

La paradoja de la reforestación

Fran Sánchez Becerril

La reforestación puede ayudar a absorber más dióxido de carbono, pero a la vez pone en riesgo la biodiversidad global.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

Suscríbete a nuestro boletín semanal y recibe en tu email nuestras novedades, noticias y entrevistas

SUSCRIBIRME