Sociedad

Historia de una heroína en la hoguera

Hija de una familia campesina, con tan solo trece años Juana de Arco confesó que había oído la llamada de Dios y que su misión era salvar Francia durante la Guerra de los Cien Años. Logró liderar el ejército francés y llevarlo a la victoria, pero terminó condenada a la hoguera.

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14
febrero
2023
Fotograma de ‘La pasión de Juana de Arco’, de Carl Theodor Dreyer.

Heroísmo, religión e injusticia se combinan a la perfección para sostener a lo largo de los siglos una figura tan ensalzada como denostada. Las pistas llevan a pensar que Juana de Arco nació en 1412 en la aldea de Domrémy, parte francesa del Ducado de Bar, Lorena, durante la contienda entre ingleses y franceses conocida como la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Esta joven cristiana de familia campesina lo tenía todo en contra: el poder masculino, junto al militar, el eclesiástico y el de la nobleza no dejaban muchas posibilidades de relevancia para quienes se ubicaran fuera de estos campos.

La religión y la lucha se convirtieron en elementos fundamentales durante su vida: con solo 13 años, la joven dijo que había oído la llamada de Dios. Al parecer, habría tenido una visión con San Miguel y las primeras mártires Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita, quienes le habrían ordenado expulsar a los ingleses de Francia. Unos años después, durante los primeros meses de 1429, dichas presencias la instaron a liderar el ejército francés para guiarlo hasta la victoria sobre los ingleses durante el asedio de Orleans y asegurarse de que Carlos, el delfín (Carlos VII de Francia), fuera coronado. Pero su protagonismo no era habitual. Sobre lo que pasó para que le permitieran esta trascendente misión, existen varias versiones.

Según una de ellas, Juana acudió al noble Robert de Baudricourt a principios de 1429 y fue capaz de vaticinar –demostrando unos aparentes poderes divinos– una derrota francesa relacionada con Orleans antes de que nadie pudiera saberlo. Una segunda historia afirma que Juana de Arco lo avergonzó dirigiéndose a él en público y reprochándole su falta de fe y su negativa a creer que Dios la había enviado para liberar a Francia. Otra, en cambio, se decanta por la ira de Baudricourt: este la habría tomado por loca, ordenando que le dieran una paliza y la devolvieran junto a su madre. Fuera como fuera, Robert de Baudricourt y algunos de sus hombres escoltaron a Juana hasta Chinon para que se reuniera Carlos VII y, tras tener que demostrar su valía de distintas maneras, le permitieron ponerse al mando. El ejército francés logró entonces una victoria decisiva sobre los ingleses en Patay y Orleans fue liberada.

El poder masculino, militar, eclesiástico y nobiliario no dejaba muchas posibilidades de relevancia para quien, como Juana, se ubicara fuera de estos campos

Juana de Arco ganó todos los combates en los que participó, demostró ser una gran estratega y aportó un liderazgo moral y efectivo sin precedentes. Pero no era la intención de Carlos VII perpetuar un asedio militar contra Inglaterra. Entonces ocurrió algo que determinaría el futuro de Juana de Arco: al parecer, sin contar con el apoyo real, en 1430 la joven dirigió una operación contra los ingleses en Compiègne, cerca de París. Terminó siendo capturada por los aliados borgoñeses de los ingleses y vendida a estos últimos por 10.000 libras.

Aunque la intención del ejército no era otra que terminar con la vida de esta mujer, no podían hacerlo: afirmaba servir a Dios, por lo que, ¿podían permitir una mínima posibilidad de que Dios se estuviese comunicando con ella? La razón es sencilla: eso significaría que estaría del lado francés del conflicto. Finalmente, no obstante, la condenaron por ser una hereje y una hechicera tras un juicio fraudulento en el que obligaron a participar bajo amenaza a varios clérigos. También la acusaron de violar el mandato divino al vestirse como un hombre y portar armas. Fue torturada en su celda y sometidas a abusos. Finalmente, la quemaron en la hoguera el 30 de mayo de 1431 mientras invocaba el nombre de Jesús. En la investigación De Hechicera a Santa: la Piedad Heroica de Juana de Arco, Isabel Balza, de la Universidad de Jaén, expone que el travestismo «es una de las causas fundamentales de su condena, por la transgresión que supone de los límites de las normas de la Iglesia y de las rígidas regulaciones del binarismo de género».

Medio siglo después, alrededor de 1455, el juicio de Juana de Arco fue revisado y declarado inválido, lo que llevó a que Juana de Arco fuera exonerada y proclamada mártir en 1456. Posteriormente fue canonizada y, en la actualidad, es una de las santas patronas de Francia. Aunque las leyendas sobre su «locura» o algún tipo de enfermedad mental se han propagado durante siglos, hay varias figuras que apelan directamente a su inteligencia como explicación: puede que la joven utilizase la «excusa» de las voces divinas para conseguir una relevancia que de otra forma no habría logrado como mujer campesina medieval.

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