Biodiversidad
Diez especies animales a las que hemos ‘salvado’ de la extinción
La extinción animal conlleva un daño irreversible que nos afecta a todos, pero el peligro al que se enfrentan muchas especies no es definitivo: una toma de conciencia a tiempo, como ha demostrado nuestra historia reciente, puede ser fundamental para su ‘rescate’.
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«Ánimo, animal», cantaba Aute. No se refería a los animales que merodean nuestros ecosistemas, sino a los que anidan el interior de las personas, pero no está de más susurrar dicha estrofa a los seres vivos que por tierra, mar y aire languidecen ante el acoso al que los humanos les hemos sometido. Cada día somos más conscientes del declive del hábitat natural que, en numerosas ocasiones, ha abocado a numerosos seres vivos a la absoluta extinción. Afortunadamente, esta toma de conciencia ha servido para salvar a muchas especies animales de su segura desaparición.
¿Imaginan que la jirafa pudiese convertirse en un animal mitológico debido a que dejase de existir? Pues resulta ser uno de los animales que se mantienen con vida gracias a las alertas proteccionistas de organizaciones preocupadas por la conservación. Afortunadamente, en este caso, estas han derivado hacia unas medidas de protección que han logrado extirpar la especie de la lista de aquellas en peligro de extinción.
La jirafa, no obstante, no es el único ser vivo que tiene mejores expectativas de vida desde que las medidas proteccionistas de la fauna se hacen de uso común. Un animal que debería resultarnos más familiar a los españoles –y que se recupera de un futuro absolutamente nefasto– es el lince ibérico: hace 20 años, apenas sobrevivían un centenar de ejemplares; un ambicioso programa de reintroducción de la especie en la península ha logrado que, a día de hoy, se muevan por nuestro territorio más de un millar. Un familiar de nuestro lince ibérico, uno de los felinos más grandes del planeta, también se encontró al borde de la desaparición: se trata del tigre siberiano, que pasó de apenas 40 ejemplares vivos en el siglo pasado a los más de 500 actuales.
Hoy hay alrededor de un millar, pero hace 20 años apenas sobrevivían un centenar de ejemplares del lince ibérico
Lejos de nuestras fronteras, uno de los animales más populares, el oso panda gigante, se ha visto también en situación crítica. El principal motivo de su tragedia es el cambio climático, que ha mermado de manera insostenible los bosques de bambú chinos que habita el mamífero. Afortunadamente, la señal de alarma ha empujado al gobierno asiático a un programa de reforestación que ha recuperado el número de ejemplares vivos.
Distinta es también la amenaza que ha llevado al rinoceronte de Java a vislumbrar el fin de su existencia. La caza furtiva hizo que un animal que antaño habitaba amplias zonas del sudeste asiático quedase relegado en una cifra menor a los 100 ejemplares a la isla de Java. Actualmente, varias medidas gubernamentales se encuentran vigentes para evitar esa caza ilegal y salvarle de la extinción.
El activismo conservacionista ambiental, por tanto, está logrando que muchas especies en peligro de extinción recuperen su esperanza de vida. Es el caso del rinoceronte blanco africano, que llegó a tener los días contados a inicios del siglo pasado. De nuevo, la caza furtiva fue la principal causante del drama. Hoy, más de 15.000 ejemplares viven en libertad. Este mismo espíritu logró que el bisonte americano, que contaba con menos de mil ejemplares en el siglo pasado, haya continuado poblando los suelos norteamericanos hasta alcanzar la cifra de más de medio millón de ejemplares vivos, a pesar de que apenas el 10% esté en libertad.
En África, la legislación proteccionista ha logrado que la grulla carunculada supere los 6.000 ejemplares
Pero ¿qué ocurre en los cielos de nuestro planeta? La amenaza es idéntica: en África, por ejemplo, habita la grulla carunculada, a la que la masiva destrucción de su hábitat situó al borde de la extinción a finales del pasado siglo. La legislación proteccionista ha logrado que su población supere los 6.000 ejemplares.
En nuestro país, el milano real ha sido una de las aves que han visto su continuidad en seria amenaza, especialmente en las islas Baleares. Allí, el número de aves vivas de esta especie cayó al 50%. La alarma ha propiciado una mayor preocupación por parte de las autoridades, que ha logrado incrementar su población, hace apenas un año, en más de un 12%.
Situación similar sufrió el águila calva, icónica imagen de los Estados Unidos. En 1960 solo había un millar de ejemplares surcando los cielos, pero la alarma logró que se restituyese no solo su imagen emblemática sino también su continuidad; ahora, más de 100.000 ejemplares siguen luchando por mantenerse con vida.
Una lucha de la que también participan en los mares, como ilustra el caso de la ballena gris. Este icónico cetáceo estuvo cerca del fin debido a los choques con buques mercantes y el acoso de los buques arponeros en el Pacífico. Las autoridades frenaron tales amenazas y su población, aunque aún escasa, ya ronda los 30.000 ejemplares.
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