Sociedad

Matrimonio infantil, una lacra que el covid ha vuelto a disparar

Según Save the Children, cada siete segundos una menor de 15 años es obligada a casarse. A pesar de que los últimos estudios apuntaban a que el matrimonio forzado se había reducido en los últimos años, la pandemia del coronavirus supuso un retroceso: la interrupción de la educación, las secuelas económicas el cese de los programas y servicios básicos, el embarazo y la muerte del padre o la madre de las menores volvieron a disparar las cifras.

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28
octubre
2022

La palabra matrimonio nos llega del latín  matrimonĭum, proveniente de los términos matris (matriz o madre) y monium (en calidad de u obligación). En los últimos años se han generado debates en torno a si solo se podían denominar así a los vínculos de los tradicionales de marido y mujer, y se logró ampliar la definición a otras realidades como las uniones entre personas del mismo sexo. Pero parece que también se podrían contemplar otros cuestionamientos.

Si el matrimonio es la unión legítima y jurídica de dos personas de forma estable y duradera, ¿se puede considerar matrimonio también cuando se hace sin consentimiento explícito de una de las partes? Las alianzas forzosas son precisamente eso: la unión de dos personas, donde al menos en una de ellas no existe consentimiento o voluntad.

Cada siete segundos, una niña menor de 15 años es obligada a casarse en el mundo, según Save The Children. Pero lo que a priori solo se ve como una acción que vulnera los derechos humanos porque se realiza contra la voluntad de alguien, tiene en realidad muchas consecuencias: el matrimonio infantil, a menudo forzado, incluye frecuentemente embarazos también forzados con las complicaciones que se pueden producir a causa de su juventud, tanto durante la gestación como durante el parto, los abortos y la esterilización forzosa suele ser habitual. Además, abandonar el colegio y  restringir las posibilidades de crearse un futuro independiente condena las menores a que su vida quede relegada al hogar, a hacerse cargo de las labores domésticas y la crianza de los hijos e hijas.

Más de 650 millones de niñas y mujeres se casaron durante su infancia en las últimas décadas, según el informe Towards Ending Child Marriage: Global trends and profiles of progress, publicado el pasado año por UNICEF. Este documento indica que en los últimos diez años estas uniones se habían reducido un 15% en el mundo, pero la covid supuso un retroceso en este sentido. Los motivos responden a la interrupción de la educación, las secuelas económicas de la pandemia, el cese de los programas y servicios básicos, el embarazo y la muerte del padre o la madre de las menores.

Níger, Chad, República Centroafricana y Guinea Conarky son los países con los índices más elevados de matrimonio infantil, superando el 60%

Según la red de trabajo sobre los matrimonios forzados No acepto, los matrimonios forzados son una práctica frecuente en algunas regiones, pueblos y comunidades de África, Asia y Oriente Medio, si bien no se pueden vincular automáticamente a una cultura o comunidad determinada. Si hablamos de matrimonio infantil, los diez países con índices más elevados son Níger (75 %), Chad (68 %), República Centroafricana (68 %), Bangladesh (66 %), Guinea Conakry (63 %), Mozambique (56 %), Malí (55 %), Burkina Faso (52 %), Sudán del Sur (52 %) y Malawi (50 %). En términos absolutos, sin embargo, es la India el país con mayor número de matrimonios infantiles. China, Pakistán, Afganistán o Irán son países en los que el matrimonio forzado es también práctica habitual en parte de sus comunidades.

Con estos datos delante es fácil suponer los factores que favorecen estas prácticas: las condiciones extremas de vulnerabilidad como la pobreza o la guerra. De hecho, el número de mujeres y niñas que se ven insertas en matrimonios forzosos aumenta en los campos de personas refugiadas. Los conflictos armados son, por tanto, caldo de cultivo para la puesta en riesgo de niñas y adolescentes vulnerables. Pero además, los matrimonios infantiles dejan entrever otra circunstancia: el uso abusivo del poder patriarcal (que obliga o fuerza a llevar a cabo esta acción) anula la autonomía y la libertad de estas mujeres desde su infancia, sometiéndolas y vulnerando sus derechos sexuales y reproductivos.

La Asociación mundial para erradicar el matrimonio infantil Girls not brides indica algunas formas para ayudar a que no ocurran estas uniones. La educación es una de las herramientas en las que trabajan, ya que la escuela ayuda a cambiar las normas respecto al matrimonio infantil. Además, la movilización en las distintas comunidades, hacer partícipes de los hombres y líderes tradicionales en esta lucha, promulgar leyes que establezcan una edad mínima para el matrimonio o facilitar incentivos económicos a las familias son algunas otras medidas imprescindibles para ir consiguiendo que, por el simple hecho de ser mujeres, la mitad de la población mundial no tenga que verse sometida a prácticas que impiden el desarrollo de una vida digna y libre de violencias.

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