Medio Ambiente

Hacia delante, sin opción

Los 17 ODS no son una retahíla de buenas intenciones: desde el sector público, y en alianza con el privado, son la vía que conecta a diferentes grupos de interés que buscan y defienden una economía que incorpore a la eficiencia de los balances la perspectiva ambiental y de género, desde la contribución y el compromiso. Y hoy no existen argumentos que mantengan lo contrario.

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11
octubre
2022

La pasada semana, los medios de comunicación repartían sus titulares entre la nueva Premio Nobel de Literatura 2022, la francesa Annie Ernaux, y los berridos machistas proferidos por un grupo de estudiantes de un colegio mayor madrileño contra las residentes de otro centro próximo.

Se cruzaban los insultos retrógrados –que sus autores luego quisieron ceñir a la broma-– con las referencias al feminismo particularísimo de la prosa de Ernaux. La barbarie machista y Ernaux. Ernaux y el compromiso social. El respeto y su ausencia. La igualdad. La imprescindible educación en igualdad. La necesidad de seguir trabajando por la igualdad, por la sostenibilidad o contra la pobreza. No hay más tiempo para disculpas y vacilaciones.

Hace siete años, el 25 de septiembre, el mundo se comprometió a poner en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y a que en 2030 fueran una realidad tangible. Estamos casi en el ecuador del camino y el presente demuestra que, aún con avances, queda mucho por recorrer.

Los 17 ODS no son una retahíla de buenas intenciones: desde el sector público, y en alianza con el privado, son la vía que conecta a diferentes grupos de interés que buscan y defienden una economía que incorpore a la eficiencia de los balances la perspectiva ambiental y de género, desde la contribución y el compromiso. Y hoy no existen argumentos que mantengan lo contrario.

España ha avanzado en materia de ODS en 2021, pasando del puesto 20 al 16 en una lista de 193 países

Los ODS están mejor identificados que hace siete años, pero es necesario que ahora empapen la acción continuada de cada individuo, empresas e instituciones. La razón es clara: su cumplimiento es la raíz que hace brotar la transformación social y que esta sea lo suficientemente sólida para que el actual contexto de incertidumbre no lo haga saltar por los aires. Antes al contrario, que la transformación social que implica el cumplimiento de los ODS sirva de avance y no regresión en derechos y libertades, con sociedades más estables y seguras. La inestabilidad que la desigualdad creciente provoca no es una buena aliada.

El cumplimiento de los ODS en España registra avances alentadores. El último informe presentado por Red Española para el Desarrollo Sostenible revela que nuestro país ha avanzado en 2021 –un año aún muy marcado por la pandemia– del puesto 20 al 16 de un total de 193 países.

Con las cifras en la mano, podemos afirmar que desde 2015 el avance de los ODS ha sido constante, continuo y en positivo, gracias al esfuerzo y al compromiso que España demuestra en estas políticas públicas. Así lo constata el hecho de que ocho de los indicativos planteados alcanzan en la actualidad un grado de cumplimiento de entre el 75% y el 100%. Estas cifras deben animarnos a acelerar el paso y no caer en la complacencia. Para lograrlo, en un contexto internacional tan complejo como el actual, deberemos usar nuevas herramientas y procesos innovadores, incluso disruptivos, que aporten soluciones inclusivas a los problemas extraordinarios.

Un país con futuro se construye desde una Alianza por Valores donde las instituciones, las empresas y las personas sumen sus distintas contribuciones

Otra de las muestras del avance de los ODS en España es la ubicación de una nueva oficina de Naciones Unidas en Bilbao. La denominada Coalición Local 2030 que nace con el objetivo de fomentar actividades desde gobiernos autonómicos y nacionales, y también desde el sector privado, para localizar los ODS. Además, pretende establecer una serie de métricas que proporcionen indicadores de referencia para nuevas estrategias de impacto social y medioambiental.

A estos avances hay que sumar el esfuerzo de la Comisión Europea, porque Bruselas entendió que las medidas voluntariosas no eran suficiente, por lo que optó por establecer regulaciones más concretas que refuerzan los ODS, como es la directiva de diligencia debida a las empresas para identificar, poner fin, prevenir, mitigar y dar cuenta de los impactos negativos sobre los derechos humanos y el medio ambiente en las propias operaciones de la empresa, sus subsidiarias y sus cadena de suministro, demostrando que los valores y la creación de riqueza no son contradictorios.

Necesitamos tres soluciones para la transformación social: celeridad en las renovables, medidas urgentes contra el cambio climático y mayor atención a desigualdades

Acabamos de saber que el último informe del Pacto Mundial pone de manifiesto que el 86% de las empresas conoce qué son los ODS. De ellas, la mayoría, un 73% afirma conocerlo en profundidad, algo que solo ocurre en el 43% de las pymes y microempresas y en el 39% de los autónomos. No basta con conocer; tenemos que integrar, orientar la estrategia de negocio a la estrategia de impacto para que sea una realidad. Queda camino por recorrer, ya que solo un 38% de las empresas consultadas está desarrollando productos o servicios que contribuyan a los ODS desde el negocio. Solo integrando el impacto al negocio se produce el retorno positivo para la empresa y para el entorno.

Y es que un país con futuro se construye desde una Alianza por Valores donde las instituciones, las empresas y las personas sumen sus distintas contribuciones a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En esa gran alianza, el sector privado constituye una pieza fundamental por la capacidad de transformar la economía y de influir en sus trabajadores y consumidores. Con todo, es importante poner en valor los cambios que cada persona, individualmente, puede aportar para llegar a ser más competitivos y también más sostenibles. El informe España 2050 recoge esa hoja de ruta.

El Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, señaló recientemente algunas palancas para avanzar en la consecución de los ODS: celeridad en el desarrollo de las energías renovables, medidas urgentes para combatir el cambio climático y mayor atención al incremento de las desigualdades. Tres soluciones, tres objetivos de desarrollo sostenible esenciales para la transformación social y económica, impulsando derechos y respetando el planeta. Como escribió Tess Gallagher, «hacia delante, sin opción».


Begoña Gómez es directora de la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid.

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